LA FORJA

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{ALEX}

Mi padre llega al avión y manda, a gritos, que se muevan, que nos movamos.

- ¡Vamos, no tenemos tiempo, más rápidos!- ordena.

- ¡No puedo hacer más!- se defiende el piloto y tras sus palabras suena algo aterrador.

El sonido de una explosión.

Una explosión que hace que todo el avión tiemble y se tambalee.

- ¡Alex!- grita mi hermano, Abadón, protegiéndome para no caer.

Por suerte, logran mantener el vehículo en control y pronto vuelve a mantenerse estable.

Pero la visión de la explosión no se me borra de la mente. Pude ver por la ventanilla cómo todo salía por los aires. Los edificios de alrededor, los muertos, la tierra, todo envuelto en una gran llamarada y humo por todas partes. Y poco a poco el humo empieza a retirarse, dejando ver un gran y enorme agujero en la tierra, rodeado de escombros pero sin rastro de que hubiera habido una base militar allí mismo. Desconozco qué habrá pasado allí abajo pero, desde luego, nada bueno.

Miro hacia mi izquierda, donde el imponente Jack observa la situación con una fría sonrisa en el rostro que me produce escalofríos. En todo este viaje no he tenido tiempo para hablar con él. Desde que fui hacia Yanna para reunir aliados y me encontré con una trampa mortal por parte de los fanáticos, no he vuelto a saber de mi padre. Y hoy por poco lo pierdo, creo que es hora de que me enfrente a él, de que me enfrente a mis demonios.

Pero justo cuando me dispongo a abrir la boca, lo llaman desde la cabina de mandos y este abandona el lugar, sin vacilar.

- ¿Adónde vas?- me pregunta Abadón, reteniéndome por una mano.

- Al servicio- le digo secamente, y este me suelta.

Abandono a mi hermano y al resto del pelotón 166 (Mar, Blas y Annie) para acercarme a espiar la conversación.

No puedo escucharlo todo pero me llegan algunas palabras.

"Furiosa. Venganza. Locura. Fuego. Piedad. Muertes. Asesinos. Héroes."

Y, de pronto, silencio. Cuando me doy cuenta de lo que ocurre, ya es demasiado tarde. No me da tiempo a marcharme cuando Jack abre la puerta y me pilla con las manos en las masas.

Se me queda mirando, entre extrañado y serio. Trago saliva, esperando que me eche la bronca. Pero, en lugar de eso, expresa una media sonrisa y me abraza, me abraza fuertemente.

- Hija... hija mía- murmura rodeándome con sus brazos-. Cuánto te he echado de menos. Tenía... tanto miedo de perderte. No lo he sabido hasta ahora pero... lo siento... lo siento mucho... por no ser el padre que debería haber sido, por ser una decepción como padre y como persona... No puedo llorar, Alex, hace mucho tiempo que las lágrimas dejaron de salir, pero si pudiera... estaría llorando... Ahora mismo estaría llorando. Porque me he dado cuenta de lo importante que eres para mí...

Miro a los ojos grises de mi padre, cuyo cuerpo está muy pálido y blanquecino. Tal y como siempre lo he recordado

- No- niego con la cabeza, escapando de su abrazo y mirándolo a los ojos-. He sido yo la que estaba equivocada. No sabía quién eras realmente. A ver, sí, siempre he sabido quien eres, que si El Inmune, tal y tal. Pero no sabía lo importante que eres, la gran influencia que ejerces, la presión a la que siempre has estado sometido. Ella...- murmuro tragando saliva-. Mamá... me lo ha contado. Todo. Desde el chaval inocente que eras a lo mucho que te cambió el apocalipsis cuando supiste quién eras verdaderamente, al ser perseguido, humillado, avasallado, encarcelado, al ser un experimento, al infierno al que has estado sometido...

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora