NUEVOS CAMINOS

1K 91 10
                                    

{ANDREW}

- ¡Ha sido gracias a todos ustedes! ¡Todos hemos salvado Yanna pero a quien más le debemos la vida es a Zeth! ¡Él acabó con la musa y pudimos controlar la situación! ¡Pero sin vuestro esfuerzo, vuestro enorme esfuerzo nada habría sido posible! ¡Seguiremos investigando todo esto y llegaremos al fondo del asunto! ¡Podéis relajaros un tiempo, os lo merecéis, pero no bajéis la guardia!
Rachel sigue hablando, dando su típico discurso de presidenta para calmar los nervios de la población.
Está hecha toda una líder.
Sonrío ante su presencia, estoy orgulloso de ella, de la mujer que me ha criado.
Mi madre.

Camino hacia el ayuntamiento, directo al despacho de mi madre, pero algo hace que me pare en seco y me quede a las puertas, escuchando la conversación.
- No puedo más, Luke, todo son problemas. Primero Yanna y ahora Ordos.
- Y todo tiene solución, ya lo hemos visto. Podemos con esto.
- Lo sé. Pero es muy exhausto. Solo hace un mes que pasó todo y ahora en el otro extremo del mundo están en problemas. Es un no parar. Y no puedo dejar a Mary sin ayuda. Hace días que no me responde las llamadas. Estoy muy preocupada.
- Enviaré de inmediato a un equipo de ayuda- le responde Luke.
Me escondo tras un resquicio cuando sale Luke y acto seguido entro en el despacho de la presidenta.
Rachel está de espalda a la puerta.
- Hola- le digo y esta se gira, algo sobresaltada-. Tienes muy poca seguridad. Podría haber sido un asesino y ahora mismo estarías muerta.
- A veces me das miedo- me dice mirándome mal-. ¿A qué has venido, hijo?
- A felicitarte por el discurso. Pero...- miro a otro lado-, he escuchado la conversación. Quiero ir en ese equipo de ayuda.
- ¿Por qué? Te necesitamos aquí- me dice Rachel.
- Tenéis a mucho más personal para proteger la isla.
- Sí, pero no se trata de los demás. Yo te necesito aquí.
- Vamos, mamá- pongo los ojos en blanco-. Ya soy mayorcito y has visto de lo que soy capaz. Ningún rasguño en la batalla. Déjame hacer esto. Lo necesito.
- ¿Por qué tanto interés? ¿Es por ella?
Asiento con la cabeza.
- Pero sí nunca te has llevado bien con Mary desde que se fue a Asia. Incluso has podido verla cada vez que ha venido de visita y te has negado. ¿Por qué ahora?
- Porque por mucho que estés con Liam y quieras que lo considere un padre, no puedo. Mary es mi madre. Tú y ella. Siempre ha sido así, por eso le guardo tanto rencor. Quiero verla. Y hablar con ella. Siempre he tenido un vacío en el corazón que solo ella puede llenar. Por mucho que me he negado a verla, ahora he crecido, he madurado, y creo que estoy preparado para afrontar mi pasado y así poder crear un nuevo futuro.
Rachel suspira hondo y luego me mira apenada.
- No puedo prohibirte que veas a tu madre- se encoge de hombros-. Puedes ir pero prométeme que volverás con tu madre favorita.
Sonrío ampliamente y la abrazo.
- Prometido.

-¿Cómo has conseguido convencer a tu madre?- le pregunto a Hope.
- Me ha costado. Es aún más terca que la tuya pero al final lo he conseguido, tengo un gran poder de persuasión- me guiña un ojo-. No puedo estar tanto tiempo sin ti, lo sabes.
Le sonrío dulcemente y la beso en los labios.
- ¿Sabes que te quiero?
- No tanto como yo- me responde devolviéndome el beso.
Nos despedimos de nuestros padres y nos subimos en el avión que nos llevará hasta Ordos.
No se sabe con certeza lo que ha pasado. Solo que había habido mucha movida y Mary sospechaba que algo malo iba a pasar.
Pues ha pasado.
Y vamos a averiguarlo.

{ABADÓN}

Ha pasado algo más de un mes desde aquella sangrienta y mortal batalla.
Todo parece estar en calma.
Pero hay algo que no deja de atormentarme.
- ¿Abadón?- me pregunta Mar-. Estás absorto. Llevas así unos días. ¿Qué es lo que se te pasa por la cabeza?
- Él es así- se ríe Annie-. Es un chico misterioso, como el buenorro de su padre.
La miro con el ceño fruncido mientras alargo mi brazo hacia el porro que me pasa Blas.
- No veas como entra- dice el chico moviendo lentamente la cabeza en círculos, mirando hacia el techo.
Estamos en una habitación, en un sótano, en casa de Blas, sus padres no están y hemos aprovechado el momento para relajarnos y pensar en todo lo bonito que tiene este mundo, que no es mucho.
Pero la droga me está haciendo el efecto contrario y no paro de mortificarme.
- No tengas miedo, Abadón Fire, suelta todo lo que piensas- me pide Mar.
- Mi hermana. Mi madre. Llevan meses desaparecida. Y estoy preocupado.
- Vaya, vaya. El joven bravucón preocupado- se sorprende Annie, burlona.
- ¿Pero a ti qué te pasa?- le pregunto molesto.
- Suele ser así- murmura Blas.
- Nada, el humo, que se me ha subido a la cabeza y hablo más de la cuenta, pero sigue, quiero escuchar tus lamentos- dice Annie.
- El hecho es que siempre me he llevado mal con Alex pero últimamente estábamos muy bien, éramos hermanos como nunca lo habíamos sido.
- Sí, sí, ya nos sabemos la historia- interrumpe Annie.
- Oye, pasa eso- le pide Blas a Mar.
- Mira, voy al grano- digo notando algo de mareo y confusión-. Voy a ir a buscar a mi hermana y a mi madre. Alex iba tras la pista de Jack y hace poco escuché una transmisión que hablaba sobre una comunidad de una nueva raza. Me conozco eso, los híbridos, sé de que va la cosa. Tiene que ser Jack. Y allí estará mi hermana.
- Buena suerte con eso- me dice Annie.
- No voy a ir solo- les digo mirándolos uno a uno.
- Oh, no. No, no, no. Y definitivamente no- se niega Annie.
- Me parece muy arriesgado- opina Mar.
- A mí me da muchísima pereza. Con lo bien que estamos aquí bajo toda esta protección y fumándonos unos buenos petas de vez en cuando para despejarnos- dice Blas.
- Vamos, no me hagáis ir solo. Somos los únicos que quedamos del pelotón 166. Alex y Jade se marcharon juntas. Y a Elias lo perdimos recientemente...
- Descansa en paz, hermano- murmura Blas, santiguándose.
- ¿Y donde dejas a Eloy?- me pregunta Mar.
- Hoy es el juicio de su padre. Lo más seguro es que lo exilien. Lo sé de una fuente segura- les digo-. Y si Ed se va, Eloy lo seguirá, así que solo somos nosotros cuatro. Nosotros contra el mundo.
- Cómo te lo estás flipando, amigo- dice Blas.
- Por favor- les ruego-. Me cuesta reconocerlo pero necesito vuestra ayuda. Yo solo no puedo.
- ¿Abadón rogando?- dice Annie sorprendida-. Será el efecto del porro. No sé vosotros pero a mí me está convenciendo. No del todo. Si se arrodillara y nos lo pidiera de esa forma, tal vez...
- Cómo te gusta humillarme- le digo mirándola mal, pero hago lo que me pide-. Por favor, amigos míos, pelotón, ayudadme a encontrar a mi hermana. Alex también es vuestra amiga. Se lo debemos.
- ¿Y si... y si está muerta? ¿Y si no la podemos encontrar?- pregunta Blas.
- Existe esa posibilidad pero nunca lo sabremos con certeza hasta que lo comprobemos. La sola duda me está matando- les digo.

- Por mí vale- acepta Annie-. ¡Qué coño, ¿cuándo hemos visto a Abadón humillarse de esta manera?! Se lo merece. Además, no sé ustedes pero quiero algo de acción y movimiento. No soy de las que se quedan tanto tiempo sentada sin hacer nada.
- Yo sí- murmura Blas pero rueda los ojos al ver mi mirada suplicante-. Pero me apunto.
- Bueno, pues vamos a por nuestra amiga- asiente Mar.
- Gracias- les sonrío a los tres y le doy la última calada al porro-. Somos los mejores.

- Estoy al tanto- me dice Rachel al avisarle de la transmisión de radio-. Sé que es Jack, sé que está allí. Nos llegó la transmisión hace una semana pero tengo cosas más importantes de las que ocuparme. Sé que Jack está bien, siempre lo está. Es la persona más loca y valiente que conozco. Siempre va y viene. No es primordial en este momento.
- Pero... Alex puede estar con él- le digo.
- El paradero de Alex, Jade y su padre, Maya, Clare y la soldado Susan es desconocido. Si han ido tras la pista de Jack o no es algo que desconocemos. Y no podemos estar detrás de todo aquel que se marcha por voluntad propia, lo siento, estamos cortos de personal ahora mismo- me dice Rachel-. Sois buenos soldados y funcionáis muy bien como pelotón así que creo que estáis totalmente capacitados si queréis ir en su búsqueda. Tenéis mi permiso.
- El mío también- responde Liam entrando por la puerta-. No quiero que te marches, sé que puedo no volver a verte pero no te voy a detener y sé lo cabezota que eres, hijo mío- me dice mi padre tocándome el hombro-. Además, tienes que cuidar esa relación de hermanos. Yo no pude cumplir muy bien con mi función como hermano a tu edad y es algo de lo que me arrepiento muchísimo. Eres todo un Fire. Encuentra a tu hermana y a tu madre y tráelas sanas y salvas.
Asiento con la cabeza, con una gran sonrisa decidida.
Las encontraremos.
Y volveremos a ser una familia.
Para que esta vez todo sea mejor.

{ED}

- ¡Nuestra sentencia está firmada!- declara la jueza-. Ed Kennedy, te condenamos al exilio de Yanna. Sabes manejar un barco así que te dejaremos escoger tu destino fuera de aquí.

Me conducen hasta las orillas de Yanna, donde me espera un barco algo pequeño y una persona que conozco muy bien.
Eloy Kennedy, al cual no veo desde antes de la batalla.
No quería que me viera de esta forma.
Ya no puedo ser un padre para él.
- ¿Qué haces aquí?- le pregunto.
- Me voy contigo- responde él, firme.
- Ah, no. Te quedarás aquí. A ti no te han desterrado. En Yanna estarás más seguro- le ordeno.
- Puedes decir lo que quieras- dice él negando con la cabeza-. Voy contigo.
- Eres cabezota, ¿eh?- suspiro-. ¿Qué te hace pensar que quiero que vengas conmigo?
- Soy tu hijo- me responde.
- No, la verdad es que no lo eres- le digo brusco-. Te acogimos yo y Miguel pero, ¿sabes qué? ¡Miguel está muerto! ¡Por mi culpa! ¡Por querer salvarme! ¡No voy a dejar que nadie más sufra por protegerme o estar a mi lado! Solo voy a estar mejor. No, no eres mi hijo, Eloy, solo te entrenamos, te dimos de comer y te dimos un apellido nuevo, nada más.
- Vale- asiente este, sin cambiar su decidida expresión-. ¿Podemos irnos ya?
Aprieto fuerte el puño, el puño de mi brazo robótico, ese puño que lucha por dar un golpe a cualquier cosa, a cualquier persona.
Los sentimientos son malos, le dan acceso a controlarme, le dan fuerza a sobrepasarme.
Inspiro hondo y miro al chico que entrené.
- Sube, anda- le indico con un gesto de cabeza.
No sé hacia donde llegará este nuevo camino, ni como saldrá todo esto.
Pero nos embarcamos de lleno en una nueva aventura.

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaOnde histórias criam vida. Descubra agora