LA CRUZADA

1.1K 113 21
                                    

{JACK}

Esa sensación.
Esa sensación de pertenecer a algún lugar.
Hace tiempo que no la sentía. En Yanna estaba rodeado de mi familia, de las personas que realmente me querían pero aún así, no me sentía cómodo.
Esto es distinto. No tendré el amor de los que me rodean pero tengo otra cosa, algo que me hace sentirme poderoso, agraciado, como en casa.
Todos ellos me adoran.
Mis hijos.
Mis súbditos.

- Necesitamos crecer- declaro a Kendrick tras una semana en La Cruzada, el castillo medieval donde habitan los híbridos-. Somos pocos, solo treinta y tres, contándome a mí. Pero no estoy de acuerdo con tu procedimiento. Hasta ahora te has servido de todas las personas con las que te has ido encontrando, sin importar si querían o no...
- Salvo Rosaline- aclara K.
- Salvo ella. Todos los demás han sido convertidos en contra de su voluntad.
- Pero todos ellos están conformes. Puedes preguntarle a cualquiera, ninguno desearía volver atrás y ser humano de nuevo- me interrumpe K.
- Como tú. Pero te puedo asegurar que tu antiguo yo jamás permitiría esto. Lo conozco... Conocía- corrijo-. Forma parte de los efectos. Todos lleváis mi sangre. Sois mis hijos en cierto modo, o mis parientes, como queráis verlo. La transición incluye una nueva vida, una nueva mente y una nueva visión del mundo.
- Lo sé, apenas recuerdo mi vida pasada. Tengo pequeños recuerdos, imágenes, pero no sé cual era mi forma de pensar ni de actuar.
- Y es algo bueno. Es un nuevo inicio. Una oportunidad única. Me he dado cuenta de que todos se llevan bien, todos forman un equipo, el mejor equipo que pueda verse jamás. Somos una raza excepcional. Y quiero seguir con este proyecto. Pero no atacando por la espalda. No. Haremos que ellos vengan hacia nosotros. Los atraeremos hasta aquí. Hasta su nueva vida.
- ¿Y cómo?- se interesa K, ladeando la cabeza.
- Divulgando una nueva esperanza.

{ALEX}

- Nada. No hay nada- suspiro, exhausta.
- Tranquila, acabaremos encontrándolo- me tranquiliza Yuma.
Estamos sentados alrededor de una fogata, indagando en una radio de onda corta, en busca de algo de información acerca de mi padre.
- Sé que necesitamos a Jack para que podamos sintetizar una cura definitiva- dice Jade, a la cual hemos ocultado nuestro verdadero propósito-, y sé que estás preocupada por él, pero tampoco hace falta estresarte tanto, Alex. No te va a venir nada bien para el cuerpo y necesitamos tener las pilas recargadas. Nada de malas vibraciones. Alégrate un poco, cuentas con la mejor compañía, tu mejor amiga y tu amante.
Me ruborizo al mirar de reojo a Yumalay, que se encuentra a mi lado.
- Quizás deba hacerte caso- me encojo de hombros con una pequeña sonrisa.
- Deberías. Me preocupo por ti- sonríe Jade levemente y acto seguido, bosteza-. Bueno, yo voy a echarme una siesta. Despertadme cuando me toque hacer guardia.
Jade se recuesta sobre la espesa hierba y se coloca un abrigo sobre ella, a modo de manta.
Me quedo observándola. Mi mejor amiga. Desde que tengo uso de razón. Adorable. Con solo dieciséis años se quedó huérfana, hace solo dos años, pero ella ya había aprendido a valerse por sí misma, era de las mejores en nuestra clase, de las mejores soldados. Me encanta pensar cómo habría sido su futuro sin el apocalipsis, brillante. Su madre era una antigua senadora de los Antiguos Estados Unidos y sirvió fielmente a Rachel hasta su muerte.

- ¿No prefieres decirle la verdad?- me susurra Yuma al oído, a unos metros de Jade.
Lo cojo de la mano y lo alejo un poco más.
- Conozco a mi amiga. Su madre era política, lo que significa que la han criado bien y tiene un fuerte sentido de la justicia. Jamás se uniría a nosotros para matar a mi padre, el salvador de todos.
- Se enterará tarde o temprano. Y después le dolerá más. Te odiará, Alex. Y no quiero que acabes sufriendo. Podríamos haber partido los dos solos- me dice Yuma.
- La necesitamos- afirmo.
- ¿Para qué?- suspira Yuma.
- Porque alguien tiene que ser la culpable de la muerte de mi padre- le digo mostrándole mis dientes.
Yuma se queda asombrado.
- Vaya, no... no esperabas que pudieras llegar hasta tal extremo- me dice Yuma cogiéndome ambas manos-. No... No tengo palabras. Realmente me has sorprendido, has aprendido mucho, jovencita, estoy muy orgulloso de ti.
El chico me acerca a él y une sus labios con los míos, en un acto de pasión.
Los saboreo, saboreo su dulce sabor de boca.
Disfruto de su contacto.
Todo lo que pueda.
Porque hay una cosa que él no sabe.
Jamás mandaría a mi amiga a tal destino.
Culparé a Yumalay de todo lo que le ocurra a mi padre.

{RACHEL}

Suspiro cansada.
- Y yo que creía que lo estaba haciendo todo bien...
- Y así es- me dice Luke.
- No, ahora han aparecido zombis capaces de trepar, con sus musas que los dirigen con sus cantos, zombis más ágiles, zombis deformes y viscosos que te queman la piel con su ácido. Todos estos años... Intentando limpiar el mundo, mandando tropas a múltiples lugares para exterminar esta plaga... Y lo estábamos consiguiendo... Pero ahora aparece esto- me paso las manos por la frente, echándome el pelo hacia atrás-. Solo tú y pocas personas más están al corriente de estos nuevos zombis y de la teoría de que hay alguien detrás de todo esto. Alguien que quiere el fin de la humanidad. Azula y algunos de sus científicos ya han partido hacia Asia para investigar. Espero que todo esto termine pronto. No soporto tanta presión.
- No te preocupes, estamos todos aquí para apoyarte- me dice Luke y llaman a la puerta.
- ¿Se puede, señora presidenta?- Liam aparece por la puerta.
- ¿Que son esos modales? ¿Te olvidas de que estamos casados o qué?- le pregunto poniendo los ojos en blanco.
Pero Liam no sonríe.
Y cuando no me sonríe puede ser que esté molesto o enfadado por algo o que traiga malas noticias.
- Sí- me dice como leyéndome el pensamiento-. Traigo malas noticias.
- Adelante- le digo con un suspiro.
Luke inclina la cabeza dejando pasar a Liam y luego sale, cerrando la puerta a su paso.
- No te va a gustar nada- me dice seriamente.
- Ya nada puede sorprenderme- le digo adoptando una actitud seria.
- Una patrulla aérea ha advertido movimiento.
- ¿Dónde?
- Eso es lo que no te va a gustar- me dice sin cambiar su expresión-. Están a kilómetros de aquí pero sin duda se tropezarán con Yanna.
- ¿Quiénes? Ve directo al grano.
- Zombis. Son zombis. Se dirigen hacia aquí. Cientos, tal vez miles de ellos. A ritmo lento pero sin pausa.
- ¿Quién los transporta? Solo pueden acceder a Yanna por avión o en barco.
- Nadie, nadie los transporta. Vienen ellos solos. Por el agua.
Dije que nada podía sorprenderme a estas alturas.
Me equivocaba.

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora