ESPERANZA

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{HOPE}

Esperanza.
Tal y como indica mi nombre.
La esperanza me ha acompañado a lo largo de mi vida.
Cuando comenzó la infección. No creí que fuera el final, y no lo fue. Llegamos a Yanna en la primera fase del virus. Tuvimos suerte. En aquel entonces yo solo era una cría, una cría afortunada.
Me quedé sola pero no perdí la fe, mi madre biológica siempre me ha convencido de que hay que tener esperanza, de que la esperanza es lo último que se pierde, es lo único que te mantiene con vida. Y así es.
Casi me pierde durante el embarazo, hubo problemas en el parto pero ella nunca perdió la esperanza, sonreía a pesar de las dificultades. Y entonces nací. Y me llamaron así.
Ellos se fueron pero la esperanza dejó entrar a mi vida dos maravillosas personas.
Kat y Zeth.
Mis padres actuales.
Los Inmortales.
Así les llaman.
Pero ahora no estoy tan segura.
Solo tengo que mirar la cara de mi madre frente a mí para saber que algo ha pasado, para saber que Zeth está en peligro, para saber que mi padre ha cometido una locura, una locura que ha acabado con esta batalla de muertos y vivos.
Se ha quedado inmóvil.
Kat, en shock.
Es la primera vez que veo a mi madre así.
Corro hacia ella y la abrazo, arrodillándome para estar a su altura.
- Tranquila- le susurro entre el ruido de los soldados acabando con los infectados que quedan, ya más dóciles y estúpidos que antes-. Él está bien. No pierdas la esperanza.
Kat niega la cabeza, sus lágrimas caen a la fría nieve.
- ¿Cuántas veces? ¿Cuántas veces hemos batallado aquí?- pregunta Kat por sorpresa.
- ¿Qué? Pues... no sé. Supongo que tú alguna que otra vez más que yo. ¿Por qué lo preguntas?
Kat coge un puñado de nieve teñida de rojo en sus manos y la deja caer.
- Este color. El blanco combinado con el rojo... Mi mente rápidamente asocia esto con imágenes. Imágenes terribles. Terribles pero esperanzadoras. Con la certeza de que íbamos a ganar, de que ningún ser querido saldría herido. Con la esperanza de que Los Inmortales siguiéramos siendo lo que éramos, inmortales. Pero no- Kat niega bruscamente con la cabeza-. No somos inmortales. ¿A quién quiero engañar? ¿Por qué me he metido esa idea en la cabeza? ¿Esa idea de que Zeth y yo seríamos los últimos seres vivos sobre el planeta?
- Se llama seguridad, se llama esperanza- le susurro acariciándole el hombro mientras a nuestro alrededor sigue la limpieza.
- ¡No!- dice ella en voz algo más alta-. ¡Se llama engaño! ¡Se llama ilusión! Y entonces apareciste tú en nuestra vida. Te hemos criado bien, te hemos entrenado como la mejor. Te hemos incluido en nuestro mote de Los Inmortales. ¿Pero sabes qué? ¡Tú también puedes morir! ¡No eres invencible! ¡Somos frágiles! ¡No somos nada contra las fuerzas de la naturaleza!- dice perdiendo los papeles, perdiendo su calma que tanto la caracterizaba.
- Lo sé- asiento con una pequeña sonrisa-. Soy totalmente consciente. Pero eso no implica dejar de lado la esperanza. Y yo, ahora mismo- coloco la mano de mi madre en mi pecho-, creo firmemente que Zeth volverá. Si no lo hace ahora, lo hará en unos años cuando nos reunamos con él. Pero seguiremos adelante, mamá. Con o sin él. Eres una mujer fuerte. Podrás aguantarlo. Esto y todo lo que se interponga en tu camino. ¡Joder, eres la persona más fuerte y guay que he conocido!
Kat me mira a los ojos y me sonríe con inseguridad.
- Ya no sé lo que soy. ¿Sabes? No volvía a tener un ataque de nervios como este desde que tenía tu edad. Yo... solía amenazar de muerte a todo aquel que me daba mala espina- dice con una sonrisa divertida-. Era muy desconfiada. Y lo sigo siendo. Pero de manera diferente. A pesar de ello, a pesar de ser la chica ruda que siempre he sido, nunca he tenido esperanza en esta vida. No hasta que apareciste. No hasta que apareció Zeth. Ahora... ahora ya no sé que hacer sin ambos.
- Yo sí- sonrío levemente-. Sé que vas a seguir adelante, aunque sea por mí. Y sino, siempre tendrás a alguien que te quiera. Eres muy querida, mamá. Nunca estarás sola. Y, aunque te quedes sola en este planeta, aunque tú acabes siendo "La Verdadera Inmortal", vas a seguir adelante, no vas a parar de caminar, por mí. Porque me lo vas a prometer, ahora mismo. Aquí y ahora. Prométeme que Kat Prior nunca perderá la esperanza.
Entrelazo los dedos de mis manos con los suyos.
A nuestro alrededor, los infectados van cayendo. Encuentro a mi chico con la mirada, Andrew está cerca de nosotras, disparando a todo aquel muerto que se nos acerque a diez metros de distancia.
Sonrío, ese es mi chico.
- Está bien- asiente mi madre tras una pausa-. Yo, Kat Prior, te prometo que nunca perderé la esperanza. Que siempre seguiré adelante. Por ti. Por Zeth. Y por todos los que se quedaron atrás. Era mi principal objetivo al fin y al cabo- se encoge de hombros-, limpiar el mundo de la mierda.
- Esa es mi madre, esa es la Kat Prior que me inspiró a ser mejor persona, a seguir siempre adelante- le sonrío y la abrazo muy fuerte.

- ¡Mirad!- grita Andrew.
Señala hacia la playa.
Una figura lejana se arrastra por la orilla.
Llega a duras penas y se deja caer sobre la arena.
- ¿Ves, mamá? ¿Ves como nunca hay que perder la esperanza?

- ¿Ves, mamá? ¿Ves como nunca hay que perder la esperanza?

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Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaWhere stories live. Discover now