TITANES

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{ANDREW}

- Son... enormes- murmura Hope.
No puedo despegar mi vista de la ventanilla.
Miles de zombis acompañados de unos seres el triple de grandes que nosotros.
Un murmullo cada vez más intenso se extiende por el helicóptero.
- ¡Allí, es Ordos!- señala Kevin.
- Hemos llegado tarde- murmura Ian.
- No...
Toda la ciudad está infectada.
¿Dónde está la gente?
¿Serán ellos... esos zombis que vemos?
¿Mi... mi madre estará entre ellos?
- Andrew...- me susurra Hope tocándome el hombro al advertir mi preocupación.
No le hago caso y voy directo al piloto, Mario.
- ¡Tenemos que bajar, tenemos que encontrar a la presidenta!- le digo urgente.
- No podemos, soldado. No tenemos armas para batallar contra esos gigantes en tierra. Y desconocemos la situación- me explica.
- ¡Pues hagamos algo! ¡Ordena a los demás helicópteros y aviones que ataquen, tenemos que actuar!- exijo.
- Hay veces que es mejor pensar antes que actuar y esta es una de ella, así que largo. Deja hablar a los mayores- me dice expulsándome del lugar.
Regreso con Hope y los demás, que aún siguen preocupados.
Ian y Kevin están intentando contactar por radio.
- Nada, no hay señal- suspira Ian.
- ¡Espera!- le acalla Kevin al oír algo.
Me acerco un poco, situándome al lado de Hope.
"Ayu... encerrado... búnker... no... edificios..."
Solo palabras sueltas.
Kevin golpea la radio cuando deja de emitir sonido alguno.
- ¡Esta mierda no funciona!- grita furioso-. No hay más señal pero al menos sabemos que hay supervivientes. Voy a hablar con el jefe al mando.

Esperamos y esperamos minutos de agonía mientras deciden cómo actuar.
Y cada vez aguanto menos la espera, la paciencia no es lo mío.
- Tranquilo, no te pongas nervioso- me susurra Hope.
- No estoy nervioso- le digo.
- Sé que lo estás cuando empiezas a mover la pierna muy rápido- me dice con una pequeña sonrisa y me acaricia una mano.
- ¡Atentos, esto es lo que vamos a hacer!- exclama Kevin acercándose a nuestros asientos-. Atraeremos a la multitud fuera de Ordos y les lanzaremos explosivos para derribarlos. Otro avión se encargará de usar los francotiradores y ametralladoras. Y cuando todo esté más despejado, un pequeño grupo bajará para darle el encuentro a los supervivientes que están en un búnker bajo tierra.
- Quiero formar parte de ese grupo- le digo inmediatamente.
- Imposible. Irá otro personal más capacitado para la tarea.
- Mira, voy a ir, queráis o no.
- Vamos a ver, Andrew- me dice Kevin con mirada amenazante, acercándose hacia mí-. Esto no es ningún juego, la situación es más peligrosa de lo que pensamos, no eres un buen soldado si no sabes obedecer órdenes. Si quieres bajar allí abajo y toparte con uno de esos titanes, allá tú, pero entonces eso significa que seremos nosotros el grupo que baje. Todos nosotros- dice señalando a Mario, Ian, Hope y dos soldados más que nos acompañan-. ¿Vas a arriesgar la vida de tu chica por bajar allí abajo?
- No- le respondo bajando la cabeza.
- Iremos- dice entonces Hope-. No soy ninguna niñita frágil.
- Pero...- le digo y esta asiente, convencida.
- Está bien- dice Kevin y coge su walkie para comunicarse con los demás aviones-. Bajaremos nosotros cuando todo esté despejado.

Poco después, comienza la música.
El sonido aleja a la multitud de muertos.
El proceso tarda casi dos horas.
Dos horas observando como, lentamente, se lleva a cabo el plan.
Y poco después, las explosiones.
Una tras otra.
Desde lejos, vemos como la mancha putrefacta de caminantes al completo se vuelve en una mancha roja de trozos de cuerpos.
Desde otra parte disparan a los zombis restantes, pero aún quedan muchos.
Por lo menos nos hemos librado del mayor peligro, los gigantes, todos ellos están muertos.
- ¡Es la hora!
Bajamos del helicóptero, armados y preparados.
Alzo mi rifle y apunto hacia delante.
- ¡Vamos, vamos!- grita Kevin, guiándonos junto con su compañero del mítico equipo Ghost, Mario.
Ambos nos guían, combinando los colores de sus cabellos, plateado y rojo.
Una docena de zombis se interponen en nuestro camino y acabamos con ellos en un momento.
El camino está despejado, estamos a pocos minutos de la entrada del búnker secreto.
- ¡Cuidado!- grita Ian y todos corremos a ponernos a salvo.
A salvo de un trozo de edificio que por poco se nos cae encima.
Un sonido ensordecedor me tapona los oídos a la vez que ante nosotros aparece uno de ellos.
Un titán.
Un ser de aspecto deforme y endurecido, que huele a mala muerte y que es el triple de grande que nosotros.
Corremos.
Corremos sin pararnos, sin mirar atrás.
Oímos sus enormes pasos pisando la tierra tras nosotros, oímos como destroza edificios a su paso.
- ¡Creíamos que no había más!- grita Kevin por la radio.
- ¡Y no los había! ¡No sabemos de dónde han salido!- le contestan-. ¡No podemos lanzar explosivos, os alcanzarían!
- ¡¿De dónde han salido?! ¡¿En plural?!- grita Kevin, alarmado.
- ¡No es solo uno, hay montones de ellos!
Y entonces los vemos.
Por todas partes.
Alzo la vista hacia un edificio que se derriba cerca de nuestra posición. Alguien grita. Alguien que cae al vacío junto con lo que fue su hogar.
Aún quedan personas en las casas, pero por poco tiempo. Van a destrozar Ordos si no acabamos con ellos.
- ¡Escuchadme!- grita Kevin por la radio-. ¡Bombardead todo esto en cinco minutos! ¡Matad a los titanes! ¡Es una orden!
- ¡Moriremos!- exclamo, arrepintiéndome de querer venir y arrastrar conmigo a Hope, arrastrarla a la muerte.
- ¡No si llegamos al búnker a tiempo!- exclama Mario.
No hago más preguntas.
Sigo los pasos de Mario y Kevin.
Hasta que nos vemos obligados a parar, hasta que una sombra nos cubre a todos, la sombra del pie gigante del monstruo.
Un monstruo que nos aplastará a todos.

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaWhere stories live. Discover now