LA CIUDAD DORADA

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{RACHEL}

Odio. Mucho odio.

Fluye por mi interior y lo dejo salir a modo de venganza. Me ciega. No puedo pensar con claridad. Pero me da igual. Solo quiero acabar con todo esto de una vez por todas.

Me han arrebatado mucho, muchas vidas, pero la muerte de Mary ha sido el culmen de todo. No me importa si me interno en una misión suicida, peligrosa o desquiciada, seguiré adelante. Y ellos me seguirán, al fin y al cabo me siguen siendo fieles. Desde la caída de Mary, su gente, lo que queda de ella, me apoya incondicionalmente y me seguirán hasta el fin del mundo. Por otra parte, los híbridos apoyan a su amo, a Jack, y él está de acuerdo con esta violenta misión, está preparado. Son algunos de mis propios seguidores los que se han mostrado dudosos y precavidos.

- Tienes que pararte a pensar- me había dicho Luke, en un intento a detenerme-. No te dejes llevar por la cólera, no surgirá nada bueno de eso.

- Puedes convertirte en un monstruo y luego te odiarás. Puedes arrepentirte cuando llegue la calma y, créeme, dolerá mucho, muchísimo- me había advertido Ian.

- Yo también estoy mal, cariño- había intentado empatizar Liam-. Pero así no se resuelven las cosas. No sobre todas las vidas, tanto si son enemigos o simples personas inocentes y atadas de manos y pies.

Kat y Zeth no se mostraron en mi contra pero hubo algunas personas más que se mostraron disconformes. Pero, al fin y al cabo, me seguirán. No tienen otra opción.

Ya hemos ganado una batalla, una batalla en la que hemos atacado por sorpresa, por la espalda, a diestro y siniestro. Una victoria y con solo dos bajas en nuestro bando. Pero seguimos adelante, y no vamos a parar hasta el final. El Seattle Subterráneo vuelve a ser nuestro pero ya no lo queremos, ahora estamos interesados en otro objetivo: encontrar La Forja, el lugar enemigo del que hemos oído hablar, en el que se fabrican todo el poder enemigo. Y ya tenemos la ubicación. Vamos en camino. Camino a otra batalla sangrienta, más dura que la anterior. Pero somos imparables. Somos un huracán de emociones, emociones que pueden llevarnos tanto por el buen camino como por el malo. Emociones que pueden conducirnos hacia nuestra victoria... o hacia nuestra derrota.



{ZETH}

- Vamos a necesitar de la ayuda de todos. Asiáticos, americanos, híbridos. Atacaremos por aire y tierra. Todo está listo. Habrá bajas, muchas bajas. Pero eso ya lo sabemos. Estamos en guerra y necesitamos mantenernos concentrados, alineados. Solo así avanzaremos. Sólo hay un paso, un agigantado paso para conseguir derrotar a todos los fanáticos- digo una vez que hemos repasado los preparativos y planes de batalla.

Todos los miembros de la nave asienten con la cabeza, con expresiones entre decididas y asustadas. Todos se temen lo peor pero saben que no tenemos escapatoria, saben que es nuestra única salida antes de que los fanáticos vuelvan a atacarnos. Tenemos que atacar primero, tenemos que ir a por todas. Es eso o nada.

Tras días de viaje, llegamos a nuestro destino. Nos encontramos en el desierto de Thar, en la India. Divisamos a lo lejos nuestra meta. La ciudad de Jaisalmer, también conocida anteriormente como "La Ciudad Dorada" por el color dorado que desprende toda la ciudad. Se trata de una ciudad en la arena llena de una mezcla de casas de piedra, palacios y algún que otro parque y lagos que rivalizan con el color amarillento del resto, y en cuyo fondo se alza una colina que porta un fuerte amurallado, el territorio conocido actualmente como "La Forja". 

- Es precioso...- murmura Kat.

- Sí- coincido-. Lástima que vayamos a destruirlo todo.

{ANDREW}

Todo sucede muy deprisa. El corazón se me acelera cuando Rachel da la voz de inicio por las radios que comunican nuestros vehículos aéreos. De nuevo, tengo que verme obligado a temer por la vida de mis compañeros, amigos, familia. He perdido una madre hace poco, y no me gustaría perder la otra. No he podido razonar con Rachel, se encuentra en otra nave, pero rezo porque no le pase nada. De todas formas, parece más fuerte y segura que nunca, estoy seguro de que a nadie le ha afectado tanto la muerte de Mary como a ella. Había un vínculo tan grande entre las dos... Yo aún no sé cómo asimilar la muerte de Mary, de la madre que nunca fue una madre...

- ¡Por Mary Fire!- se oye la voz de Rachel.

Y comienza, comienza la locura.

Bombas, lanzamos bombas por toda la ciudad, explosivos que hemos ido recolectando en nuestros viajes, explosivos y armamento que se encontraban en las naves enemigas. Pero con esto no nos bastaba para ir contra los fanáticos de Yanna, y menos con el poder que dispone Erick Jones. Además, están más organizados que nadie. Necesitamos más y por eso Rachel ha decidido depositar todas sus esperanzas en este lugar, en este maravilloso y mágico lugar que estamos destruyendo.

Puede que debajo haya personas inocentes o solo enemigos. No lo sabemos. Y nunca lo sabremos. Vamos hacia lo desconocido.

Las bombas destruyen toda la ciudad y el enemigo no tarda en advertirnos. Unas cuantas naves de guerra empiezan a elevarse en el aire desde el fuerte que hay al fondo de la ciudad, sobre la esplendorosa colina.

Y, de pronto, unos peligrosos misiles nos persiguen, vienen directo hacia nuestra nave. Y comprendo, entonces, que nos hemos lanzado a lo loco, sin conocer el estado del enemigo, que Rachel nos ha conducido al suicidio. E, instintivamente, protejo a mi chica, Hope, mientras esta mira con los ojos muy abiertos, cómo la muerte se nos acerca sin remedios.



{JACK}

Si mi corazón latiera con normalidad, ahora mismo se me saldría del pecho. Unos misiles van dirigidos hacia una nave, una nave muy importante, donde aparte de humanos, hay híbridos y zombis en el interior, todos los zombis que hemos podido recolectar en la superficie de Seattle. Y, sintiéndome tremendamente culpable, lloro en mi interior por la posible pérdida de los muertos y los medio muertos, pero no por los vivos.

Pero, gracias a una de nuestras naves, los misiles son neutralizados por otros en una explosión aérea que me ciega la vista por un momento. No es momento para suspirar de alivio. Enseguida me pongo a emitir órdenes por radio.

- ¡Proteged nuestro avión y las naves de los muertos a toda costa! ¡Entretened a los enemigos! ¡Vamos a acercarnos a La Forja dando un rodeo y los atacaremos por tierra!

Me vuelvo hacia el pelotón 166, muy serio.

- Chicos, confío en ustedes- les digo y estos asienten, decididos, entre ellos están mi hija y su hermano-. Sabéis que no me gusta tener que pediros esto. Sois muy jóvenes y tenéis una gran vida por delante... Pero he visto cómo lucháis juntos, lo bien organizados que estáis. Y sé que seréis más que capaces. ¡Armaos y a luchar!

- ¡SÍ!- obtengo como respuesta.

Cuando conseguimos sobrevolar La Forja, doy el aviso y desde dos naves comienzan a caer zombis hacia abajo, guiados por mis híbridos. En unos momentos todo el lugar se ve envuelto en una gran masa de muertos y se empiezan a escuchar tiroteos, disparos contra los zombis de aquellos que intentan defenderse allá abajo.

Y, poco después, me llega mi turno.

Bajo desde una cuerda, deslizándome con suavidad, junto a mis tres compañeros, Zombi, Zeta y Zero, que bajan desde tres helicópteros. Y, una vez en el suelo, contando con la protección de nuestra influencia con los zombis, bajan los demás. Una sección de treinta soldados entre los que se encuentran Andrew, Hope y el pelotón 166.

Y mientras por tierra comenzamos a librar una batalla, confundiéndonos e infiltrándonos entre los muertos vivientes, en el aire se libra otra igual o peor.

Ya hemos empezado. Ya no podemos parar.

Vivir o morir.

Pero ahí no está la cuestión.

Venganza.

De eso se trata.

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora