Cuando una realidad se cierra, otra se abre

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En el gran multiverso existen multitudes de mundos, los cuales son hogar de muchos seres similares y maravillosos. Seres capaces de manipular energías psíquicas, volar por los cielos, nadar por los océanos más profundos y realizar muchas otras increíbles hazañas. A estas asombrosas criaturas las conocemos como Pokémon.

Desde algunos considerados como pestes muy comunes a otros adorados por su gran poder equiparable al de dioses, hay cientos de especies de Pokémon conocidas por todo el mundo. Tal vez un verdadero número jamás llegue a conocerse, pero el último conteo los situaba alrededor de los 700, y dicho número es propenso a cambiar una vez que alguien reviva un nuevo fósil o descubra a algún nuevo y misterioso habitante del océano.

Los humanos son considerados por algunos como una especie perdida de Pokémon, aunque esta teoría en sí misma es un gran motivo de controversia. A pesar de todo, la humanidad ha coexistido junto a los Pokémon por muchas generaciones, en su mayor parte gracias a una enraizada armonía que toma muchísimas y variadas formas.

Algunos Pokémon existen como mascotas, otros como ayudantes de trabajo pesado, pero la vasta mayoría de ellos hace equipo con los humanos para mejorar juntos sus fuerzas; el entrenador y el Pokémon viajan juntos a través de las regiones, enfrentando a otros en batallas competitivas (al igual que en otras formas de competencia, como los Concursos, Exhibiciones y el Pokéathlon) en busca de fama y crecimiento personal para ambos.

Ahora, sucede que existe un joven entrenador en particular que posee algo especial dentro de sí, un entrenador que posee una inusual habilidad de crear vínculos con prácticamente cualquier Pokémon que conozca, un entrenador con un enorme potencial que difícilmente podría ser restringido por su juventud e inexperiencia.

Su nombre es Ash Ketchum.

Nacido en Pueblo Paleta, este extraordinario muchacho ha viajado de región en región, compitiendo en muchos torneos, ganando en las Islas Naranja y en la Frontera de Batalla, y dando un excelente espectáculo en Kanto, Johto, Hoenn, Sinnoh y Unova, a pesar de no haber logrado el primer lugar.

Sin embargo, siempre hay una próxima vez, y en este nuevo viaje a través de la región de Kalos, todo parecía indicar que tenía una gran posibilidad de ganar...

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La región Kalos, en algún lugar en la Ruta 5 entre Ciudad Lumiose y Pueblo Camphrier...

Un globo de aire caliente con la forma del Pokémon gato rasguñador, flotaba impulsado por el suave viento que soplaba sobre el paisaje de Kalos, mientras el Meowth por el cual debía su forma miraba hacia el cielo.

- Oigan, sonsos, ¿no escucharon algo por ahí? – preguntó el Meowth hablándole a un dueto de jóvenes adultos, el primero un hombre de pelo azul-morado y la otra una mujer pelirroja con un cabello extremadamente largo, ambos con uniformes blancos con botas y guantes negros y en el pecho una enorme R roja.

- No realmente, como si me importara. – dijo la mujer ausente, muy ocupada haciéndose las uñas para prestar atención.

- ¿No escucharon una voz murmurando en el cielo, sonando como una máquina descompuesta? – insistió Meowth.

- ¿No te habrá soltado los tornillos ese último Atactrueno, Meowth? – preguntó el hombre, demostrando un poco más de preocupación que su compañera. – Aunque si no te los suelta la cara de Jessie...

- ¿CÓMO TE ATREVES, JAMES? – gritó furiosa la mujer.

Los gritos de Jessie rápidamente los silenciaron, y pronto tanto James como Meowth se arrepintieron de haber abierto sus bocotas. Al gato no le quedó nada más que hacer excepto volver la mirada al cielo, albergando la esperanza de divisar lo que fuera que hizo ese ruido.

Pokémon Reset BloodlinesWhere stories live. Discover now