Emociones de todas clases: Ash vs Paul

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Ciudad Celadon...

- ¡¿Qué quieres decir con que no puedo desafiar a tu gimnasio?! ¡¿Qué te pasa, tienes miedo de perder?! ¡¿O es algo de los líderes de gimnasio de Kanto?!

Las furiosas preguntas de Paul no sacaron ninguna reacción de la joven mujer que estaba frente a él. Parecía estar alrededor de sus veinte, de cabello azulado oscuro, llevaba una blusa verde y blanca, y pantalones vaqueros. Su nombre era Erika, líder del Gimnasio Celadon, y había logrado incurrir en la ira de Paul muy, muy rápido.

- No acepto desafíos de hombres. – dijo ella simplemente. – Encuentro que suelen ser una influencia muy disruptiva para mis queridas amigas y aprendices. Y además, no parecen ser capaces de comportarse como es debido cuando están por aquí.

Por razones desconocidas, los ojos de Erika se dirigieron hacia un punto cerca de una ventana abierta, que iba hacia el interior de un invernadero, que parecía estar bien utilizado y a la vez camuflado por el entorno natural del gimnasio. Erika prosiguió:

- También suelen distraerse mucho cuando visitan mi gimnasio. Prefiero no ganarme mis victorias solo porque unos adolescentes estúpidos no son capaces de mantener sus ojos en las batallas.

- ¡Esto es ridículo! ¡¿Tienes idea de a cuántos entrenadores les arruinas los planes por esa regla tan estúpida?! – Paul rechinó sus dientes con frustración, particularmente por lo condescendiente que sonó el último comentario que le hizo.

- Si estás tan desesperado por desafiarme, habrá una audiencia oficial con la comisión de la Liga Pokémon dentro de un mes. Puedes presentar tu caso entonces.

El tono con el que lo dijo, más que ayudarle en algo, sonó como que decía "Espero que te pierdas con los recovecos legales, pero no lo diré", o algo así. ¡¿Un mes?! Ese era tiempo suficiente para ir a ganarse una medalla en otra parte, tal vez hasta dos. ¿En serio creía que alguien se quedaría sentado esperando a que alguien la tirase de su pedestal?

- O podrías esperar a que el gimnasio quede bajo... nueva administración. – habló una tercera voz, fría y helada, y con un acento bastante familiar para Paul. Acento de Sinnoh, específicamente de Snowpoint.

El entrenador visitante y la líder de gimnasio se dieron la vuelta para encontrarse con una mujer un poco más mayor, le llevaría unos cuantos años a Erika. Era bastante alta, con cabello azul platinado y ojos azul hielo. Traía puesta una camiseta que parecía de esquiadora, de color azul oscuro, minifalda y botas largas de un azul pálido. Con lo ceñida de la camiseta se podía ver que la mujer estaba bastante dotada en su busto, y Paul pensó que desviar la mirada después de trece segundos era más que suficiente. Erika, por otra parte, se tardó medio minuto para dejar de mirar en esa dirección.

- "O sea que los rumores eran ciertos." – pensó Paul, teniendo al menos suficiente dignidad para no burlarse de alguien por sus... preferencias. Después de todo, Wallace no era exactamente un pelmazo debilucho.

- Oh, es decir que esas amenazas no eran solo de chiste, sí llamaron después de todo a una destructora de dojos. – observó Erika, sonando más seria que cuando estaba hablando con Paul. – ¿Y de quién fuiste discípula? Por tu acento, podría suponer que estudiaste con Candice, y perdiste, ¿me equivoco?

- Esa niña tonta no tiene el sentido común para dirigir un gimnasio. – dijo la mujer con tono sombrío. – Solo ganó por un golpe crítico, eso fue todo. Ahora, déjame presentarme, mi nombre es Morana, ¡y vengo a desafiarte por tu gimnasio!

El rostro de Erika adquirió una expresión más profesional que cuando estaba rechazando de manera tan casual el desafío de Paul. Casi parecía otra persona.

Pokémon Reset BloodlinesWhere stories live. Discover now