Torneo en el Domo de Batalla: Ash y Red

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Pueblo Lavender...

Los dos muchachos hicieron contacto visual, un par de ojos marrones contra un par de marrones fogosos. Y estaba ese viejo dicho de lo que sucedía cuando los ojos de dos entrenadores se encontraban. Casi de manera instintiva, los dos fueron a tomar sus Pokébolas, mientras sus Pikachus echaban chispas por las mejillas en un conflicto inminente. Un viento sopló dramáticamente entre ellos. La tensión se hizo casi palpable en el aire.

Una batalla estaba a punto de empezar...

- ¡Whoa, whoa, frenen a sus Ponytas!

Solo para que un hombre bajito y regordete con una camisa tropical azul de repente apareciera entre ellos, agitando los brazos frenéticamente, causando que la tensión y el viento dramático que precedía a la batalla desaparecieran por completo en un instante.

- ¿Pika...? [¿Ese no es... Scottie? ¿Sawyer? ¿Shota?] – se preguntó Pikachu, mientras Ash mentalmente corregía a su amigo, de que el nombre del hombre era Scott.

El dueño de la Frontera de Batalla, en carne y hueso. Unos cuantos... ¿años, meses, días?, antes, y también sonaba un poco más joven. Pero sin duda era él, y de pronto estaba actuando de mediador entre dos entrenadores a punto de pelear.

- ¡Ya sé cómo va el dicho, los entrenadores deben pelear en el momento en que sus ojos se encuentran, pero hay un momento y un lugar apropiado para eso! – insistió, aunque de alguna manera Ash no creyó que estuviese tratando de evitar daño a propiedad ajena. Estaba viéndolo a él, Misty e Iris con los ojos de un evaluador en busca de tesoros potenciales. – Díganme, ¿ustedes tres son entrenadores Pokémon?

Misty asintió, Iris hizo un sonido afirmativo de confirmación, mientras que Ash solo señaló a Pikachu para responder a la pregunta.

- ¡Excelente! – gritó Scott emocionado, y con tanta fuerza que Iris se sobresaltó. La niña rubia, Yellow, mientras tanto se quedó viendo a Scott sorprendida, al tiempo que su compañero tenía una expresión de aburrimiento en la cara, pues ya tenía una idea de lo que Scott quería con ellos. – Si tienen tantas ganas de una batalla, hay mejores lugares para hacerlo que la entrada del pueblo. Es decir, piensen en todos los que pasarían por aquí y podrían interrumpirlos por querer meterse. Pueden tener una batalla en mi torneo, que casualmente tiene todavía tres plazas vacías que necesitan llenarse urgentemente.

- Um... – Misty no supo qué responderle. La sonrisa de Scott se volvió más amplia.

- ¡Entrada gratis!

- Casi todos los torneos son de entrada gratis. – Ash no recordaba haber tenido que pagar cuota de entrada en ninguno de los torneos en los que participó, especialmente en la Liga Índigo o cualquier otra.

- ¡Recibirán regalos solo por participar, y además habrá comida gratis!

A la sola mención de la comida gratis, los estómagos de todos los presentes sonaron simultáneamente. Ellos solos dieron la respuesta a la pregunta de Scott, y además le ganaría veinte grandes de apuesta con Brandon, sobre el hecho de si conseguir servicio de comidas para el torneo sería un desperdicio de dinero.

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En el Domo de Batalla...

- ¡Saludos a todos los entrenadores y entusiastas de las batallas Pokémon!

Todo el público comenzó a gritar y a aplaudir de emoción, causando que Iris tuviera que taparse los oídos de dolor en el medio de la arena del Domo de Batalla, donde ella y otros quince entrenadores estaban de pie, ante los ojos del mundo. Y el organizador de este evento, el As del Domo, descendió desde el techo, flotando sobre un Metagross que usaba su poder para levitar, e hizo una pose dramática. Vestido con su extravagante disfraz púrpura y blanco, y con su cabello tan púrpura como un Mismagius, Tucker saludó con sus manos a su audiencia, haciendo que gritaran todavía con mayor fuerza y emoción. Ash se percató además de algo más, una extraña gema de color claro que estaba en todo el centro de su elaborada diadema.

Pokémon Reset BloodlinesWhere stories live. Discover now