Mike golpeaba la bolsa de boxeo en el gimnasio con una fuerza mortal. Llevaba semanas abocado a la misma tarea.
― Basta, de Vrij, no es quien crees que es...
La voz burlona de Dominic atrás de él.
― Vaya, no sabía que venías los lunes al gimnasio.
― Normalmente no lo hago, estoy tratando de follarme al entrenador de kickboxing, entonces vengo todos los días. Lo invité a salir ayer y me dijo que sí.
― Bien por ti...
El ceño fruncido, concentrado en el próximo golpe, Dominic sujetó la bolsa y le dio un golpe en la cabeza.
― Ya basta, idiota, ¿qué carajo te pasa?
― Nada, ¿es que estás ciego?, estoy entrenando...
― ¿Has peleado con Eros?
― No, las cosas están bien con él, se mudó a mi departamento el mes pasado.
― Es lo que querías ¿no?
― No, Dom, es lo que deseaba hace dos años atrás, ahora, si te soy sincero, me daba exactamente igual...
Dominic se puso delante de él y Mike tuvo que frenar su arrebato.
― Llámalo.
― Lo hice, cientos de veces, se fue sin aviso. Niek no suelta una puta palabra por miedo a que Hamed lo castre.
― ¿Qué hiciste para que se fuera así?
― A decir verdad, nada, asumí que él se adaptaría a esto que teníamos, que el acuerdo tácito estaba muy claro.
― ¿Y qué tenían según tú?
― Placer y dolor...
― Mierda, Michael, eso suena enfermizo.
― No lo era, simplemente, nos dábamos placer y yo lo lastimaba mientras continuaba con esa relación intermitente con Eros.
Dominic puso sus manos en la cintura.
― Ya está hombre, se cansó y se fue, era sólo sexo, ¿qué esperabas?
― No lo era...
― No te entiendo.
― Yo tampoco lo hago, sólo sé que lo he necesitado más que respirar en este último tiempo y sí, tal vez, lo del placer y dolor terminó mutando a algo más en mí.
― Mike...
Dominic llevó sus manos y las colocó sobre los hombros desnudos.
― Acéptalo, el Dr. Blake se marchó porque se hartó de ti.
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ESTEROS S.B.O Libro 8 (Romance gay +18)
Romance― Di que eres mío. ― Tú primero... La conversación llegó a su cabeza mientras Mike observaba las fotos que revelaban el dolor y la tragedia en la que había caído Emiliano Blake. Mike había sido tan culpable como Eros, su amante de toda la vida. Lo...