― Di que eres mío.
― Tú primero...
La conversación llegó a su cabeza mientras Mike observaba las fotos que revelaban el dolor y la tragedia en la que había caído Emiliano Blake.
Mike había sido tan culpable como Eros, su amante de toda la vida. Lo...
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Brandon dio un quejido escupiendo sangre. La primera golpiza de la mañana. Al parecer, a los muchachos les gustaba en particular golpearlo a él más que a Mike. El hecho de ser un ex SEAL le daba un condimento extra, sin mencionar su actitud altanera, sin doblegarse por nadie.
― ¿Cómo estás?
Preguntó Mike desde un rincón, atado de pies de manos. Charles se afirmaba a la pared en donde los malditos lo habían arrojado después de haberlo torturado en la otra habitación que se caía a pedazos. Brandon sonrió, sus encías amoratadas, sus labios partidos de las golpizas y la carencia de agua.
― Creo que ya no les resulta atractivo sacarme las uñas así que, decidieron dejar en paz mi mano izquierda y me ahogaron con agua salada.
― ¿Tu ojo?
El hombre se encogió de hombros, el ojo izquierdo estaba cerrado completamente a causa de los golpes.
― Creo que todavía sirve...
Michael lo observó y se acercó a él arrastrándose dada su inmovilidad, se colocó a su lado y apoyó su cabeza sobre el hombre. Brandon llevó su nariz hacia su cabello y lo respiró. Todavía olía a seguridad, a menta con un toque de flores.
― Hueles tan bien...
Fue inevitable, besó su mejilla llena de moretones.
― Deja de decir tonterías
― Es la verdad...
Sus miradas se encontraron, había angustia en la de Michael, cargo de conciencia.
― Perdóname por todo esto.
― No es tu culpa.
― Viniste aquí por mí y ahora, estamos a punto de morir o algo peor, y Paulina...
― Paulina sabía a lo que nos enfrentábamos, somos conscientes de que este no es el mejor trabajo del mundo, digo, ¿quién quiere tener tierra hasta en el culo, mear y cagar al aire libre y esquivar balas?
Y sabía que Brandon hablaba en serio, esto sólo era un trabajo que había salido mal.
― Recuerdo la primera práctica de tiro con ella. Fue hace 15 años, si la hubieras visto Mike, lucía pequeñita, en un momento creí que no sostendría la Uzi en su mano, sin embargo, la maldita era una bastarda igual que yo. Tres meses después... era imbatible...
― Bran...
― Pronto estaré con ella.
La voz se le quebró, sabiendo que no había escape de allí.
