― Di que eres mío.
― Tú primero...
La conversación llegó a su cabeza mientras Mike observaba las fotos que revelaban el dolor y la tragedia en la que había caído Emiliano Blake.
Mike había sido tan culpable como Eros, su amante de toda la vida. Lo...
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― Si no tuviera tantas obligaciones, me quedaría un año viviendo aquí...
Dijo Martin, yendo con Damián rumbo a la casa luego de haber salido a caminar por más de dos horas.
― Volveremos alguna vez, cuando toda esta locura sea una experiencia lejana, cuando todos estemos a salvo y juntos.
Damián lo abrazó y dejó un beso en la sien.
― Michael se irá el miércoles que viene...
― Sí, Emi está destrozado, aunque lo niegue y su semblante nos quiera mostrar otra cosa.
― Tú también lo estás...
― Me molestan las injusticias, después de todo lo que hemos pasado...
― Dami...
― ¿Sí?
Martin cerró los ojos, y sintió que la boca se le secaba.
― He querido preguntarte algo estos últimos días.
― ¿Qué sucede?
El sudafricano estuvo a punto de hacer rodar las palabras cuando el celular sonó en su bolsillo. Observó la pantalla y tensó la mandíbula. Maldito Bastian.
― Hola...
― ¡Hermanito! — exclamó el mocoso como siempre lo hacía — ¿puedes hablar? ¿o están a punto de taladrarte?
Martin se arregló el cabello y comenzó a caminar más rápido, alejándose de Damián.
― No, hemos salido a dar un paseo con Damián, ¿qué pasa?
― Te tengo buenas noticias, la audiencia se adelantó.
― ¿Y cómo carajo eso puede ser bueno imbécil?
― Tranquilo, Dominic ya tiene la presentación armada, sólo será una formalidad.
― ¿A qué te refieres?
― No hay pruebas en contra de la empresa, la fiscalía no tiene nada sólido. Todavía no es oficial, pero, podemos respirar, la empresa sobrevivirá a esto.
El corazón de Martin palpitó de alegría mientras giraba sobre sus talones y se dirigía a Damián quien venía detrás de él para abrazarlo.
― ¿Estás seguro?
― Fue lo que Dom me dijo así que, bueno, la empresa seguirá siendo nuestra cuando regreses.
― No tienes idea de lo feliz que me pones...
― Lo sé, soy consciente de que escuchar mi voz sensual y dulce te llena de alegría — ironizó Bastian, haciendo que Martin riera.
