40- Incertidumbre

3.2K 397 38
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


2 días después...

― Emi, tienes que comer algo...por favor...

Suplicaba Damián, Emiliano observaba el plato de arroz con arvejas que humeaba.

Le gustaba el arroz, era fanático de ese alimento, cuando era pequeño su hermano lo molestaba diciéndole que en la otra vida seguramente era un pequeño chinito que sólo consumía ese alimento. Quizás tenía razón, aunque en ese momento Emiliano hubiera querido retrotraerse a cualquier vida anterior para evitar el padecimiento que tenía en su pecho.

¿Dónde estaba? ¿estaría bien? ¿habría tenido problemas para su regreso? ¿en verdad las comunicaciones eran tan malas en la ciudad?, esas eran las preguntas más positivas que se hacía.

Después estaban las otras, aquellas que tenían respuestas que de sólo traerlas al pensamiento provocaban que sus ojos se llenaran de lágrimas.

Continuó en silencio, agarrando el tenedor con su mano derecha. Empezando a escudriñar la comida, el olor impregnaba su nariz, sus papilas gustativas sabían que eso era bueno, que era agradable, pero, su mente no deseaba alimento. Ansiaba, rogaba por algo más, por una mísera palabra de ese hombre que se había marchado y lo había dejado en penumbras, como si se hubiera llevado el propio sol.

Damián suspiró mientras terminaba de servir la mesa y se daba miradas con Martin, que eran demasiado evidentes, ellos sabían, estaban seguros de...

Nadie pronunciaría la palabra, era un vocablo que traía demasiada responsabilidad y sufrimiento. Era increíble que eso todavía llegara a las venas de Emiliano, uno hubiera imaginado que, con todo lo que habían sufrido se habría acostumbrado a vivir en angustia. Nada de eso pasaría, el médico no podía hallar costumbre en esa tortura y menos cuando involucraba a su esposo.

"Hermoso, mío".

Mío, quería tatuarlo a fuego en cada fibra del cuerpo de Mike, sentirlo de nuevo en sus brazos y nunca dejarlo partir, aunque la muerte le rozara la cara.

Se puso de pie sosteniéndose de la mesa, todavía le costaba estabilizarse y, continuaba, de momento, usando la silla de ruedas.

― Emi...

― No tengo hambre, Damián.

Su voz llena de fastidio, apenas soportando la gente alrededor, a pesar de que lo amaban e intentaban darle consuelo.

Se marchó a su habitación antes de que su voz se quebrara, se sentó sobre la cama y dio una respiración profunda.

Necesitaba respuestas, pero ¿dónde?

No conocía nadie que pudiera ayudarle, que le brindara la información que él necesitaba hasta que la realidad le golpeó la nariz con fuerza.

Por Dios, lo había olvidado, no se había percatado de las amistades de Mike y el círculo con el cual se relacionaba la pareja de Damián.

ESTEROS S.B.O Libro 8 (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora