38- desastre

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―     Esto no puede estar sucediendo

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― Esto no puede estar sucediendo.

Seis horas apostados detrás de un montículo de roca y tierra, el cual, ni siquiera podía llamarse montaña donde el sol daba de lleno. No era la idea de unas vacaciones, ni tampoco el objetivo de un golpe rápido, como el que Paulina, Charles y Mike esperaban. En la misma posición, intentando tapar el reflejo de la mirilla del arma con el que, un buen observador, detectaría su ubicación.

Mike intentó tragar, tenía la boca pastosa y la garganta seca por la falta de agua, a eso debía sumarle una vejiga hinchada debido a la cantidad de tiempo en que no había evacuado.

― Hay algo mal aquí...

Agregó Brandon. Paulina chasqueaba la lengua y no quitaba su ojo derecho de la mirilla.

― Son las coordenadas que nos indicó Hasan, paciencia, algo debe haberla retrasado.

― Ella no vendrá, Pau.

La mujer observó a su hermano por un segundo y volvió a su tarea, debía mantener la confianza intacta.

― Eres demasiado impaciente.

― Claro que no, que el encuentro se retrase casi 6 horas no es algo muy común. Esto es un desastre, Brennan trama algo, así que, estén atentos

― Atentos ¿para qué?, estamos a casi un kilómetro de esa chatarra que hemos dejado oculta, ¿en serio crees que escaparíamos de ella?

Nadie dijo una palabra, Mike era callado la mayor parte del tiempo, sin embargo, en este caso, los hermanos debían admitir que tenía razón. Hasán nunca se había equivocado en darle una pista, Paulina estaba desconcertada, y, quizás, su confianza era su talón de Aquiles.

El atardecer llegó, ninguna señal de Brennan en el horizonte, lo único que habían avistado fue dos camiones que iban cargados con civiles, prisioneros, seguramente, era imposible distinguir de qué facción, aunque, en este caso, el destino de esa pobre gente era el mismo. La muerte era un lujo, cada relato de tortura que los Brandon habían escuchado le erizaría cada vello de la piel a cualquier ser humano.

Charles tocó el brazo de su hermana, las luces del atardecer se marchitaban en el horizonte, había pocas opciones en este contexto, era un territorio plagado de animales salvajes, sin mencionar las incursiones militares nocturnas, la temperatura había descendido y no contaban con la vestimenta adecuada.

― Debemos irnos...

― No — replicó Mike, sin mover un músculo —. No voy a irme de aquí...

― Mike...

Explicó Brandon, entendiendo la decepción de su amigo.

― Ella no vendrá, Hasán se equivocó esta vez, debemos regresar al hotel y planear el próximo movimiento.

ESTEROS S.B.O Libro 8 (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora