― Di que eres mío.
― Tú primero...
La conversación llegó a su cabeza mientras Mike observaba las fotos que revelaban el dolor y la tragedia en la que había caído Emiliano Blake.
Mike había sido tan culpable como Eros, su amante de toda la vida. Lo...
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― Esto me encanta.
Agregó Danisa, observando en detalle el adorno hecho con jazmines en una de las mesas de boda.
― Y tiene un aroma increíble...
― Fue difícil encargarlos, pero, le queríamos dar este gustito a Emiliano, a él le encantan.
Damián hablaba con la chica a la cual conocía muy poco, pero, que le parecía muy agradable. No era una niña cabeza hueca que lo ha tenido todo en la vida. Era dulce, inteligente y, sobre todo, tenía ese toque de seducción que podía hacer vibrar en deseo a cualquier hombre.
― Yo estuve a punto de caer en esta locura.
Dio una sonrisa con un atisbo de añoranza.
― Kellan me contó algo de lo sucedido.
― Tony era lindo, simpático, buen amante, sin embargo, nunca tuvo eso que me hiciera perder la cabeza por completo. Que me haya engañado resultó ser un alivio.
― ¿Eso es lo que tú quieres?
Los ojos grises llenos de misterio se enfocaron en él, Danisa sonrió con picardía.
― ¿Quieres saber qué es lo que deseo?
Y la mirada a los dos hombres frente a ella no pasó desapercibida para Damián.
― Quiero algo que me muestre que estoy viva, que me haga sentir plena, algo... salvaje y prohibido...
Mierda, Damián tragó saliva vaciando el contenido de la copa. Salvaje y prohibido ¿estaría pensando en llevarlos a ambos a la cama?
― Eso me suena a desafío...
Danisa se humedeció los labios y sonrió.
― Soy muy perseverante, si algo me importa lo persigo hasta lograrlo.
― Bien, no creo que tengas problema con lo "salvaje", de hecho, creo que está interesado en ti desde que llegaste, ahora, lo "prohibido", niña... a ti te gusta jugar con fuego...
― Estuve a punto de casarme, tener estabilidad, formar una familia y el destino me mostró que eso no es lo correcto para mí. Y si me ha traído hasta aquí, es porque merece la pena tomar el riesgo.
― No puedo decirte si esto está bien o mal, no es de mi incumbencia, lo único que te diré es que vas a salir lastimada si te enamoras...
― ¿Por qué no lo piensas al revés?, a lo mejor ellos terminen enamorándose de mí...
Se encogió de hombros y volvió a darle una sonrisa buscando la botella de champagne, volviendo a llenar las copas...
Gerónimo se sentó con un pedazo de pastel y una cuchara, sintiendo incomodidad frente a esa mujer que, pese a esquivarla por días, no había podido quitársela de la cabeza.
