24- Seamos uno

4.3K 441 197
                                    

¿Por qué?, me lo pregunté una y mil veces cuando escuchaba a Michael hablar con nosotros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Por qué?, me lo pregunté una y mil veces cuando escuchaba a Michael hablar con nosotros. Martin lloraba, creo que Damián estaba al borde también, sin embargo, yo no. Esto era una prueba más, el destino no me quitaría a mi amor, después de todo, él me lo había traído. Presioné las manos en mi regazo, sobre mi pantalón de gimnasia, y supe, en ese instante, lo que tenía que hacer.

Amarlo, una y otra vez, sin miedo, sin restricciones, como se lo prometí la primera vez que me animé a estar con él.

Debo irme dentro de dos semanas.

Mike sostiene mi mano y sé que esto le está costando incluso más que a mí.

Quiero que el tiempo que nos queda lo disfrutemos al máximo, que mi amor pueda ser testigo de mis primeros pasos, anhelo darle tranquilidad sabiendo que estaré aquí, que lo voy a esperar porque es el único.

Martin y Damián me dejan a solas con él y simplemente se ha quedado mudo.

Sé que tienes que irte, todo va a estar bien, esto terminará pronto...

Esto no era lo que tenía planeado cuando llegué a buscarte...

Me sujeta de la nuca y me lleva hacia su boca, saborea mi labio inferior y hace lo mismo con el superior. Es adicto a ellos, como yo a los suyos.

Cásate conmigo, Mike...

Susurro cerca de sus labios luego, me alejo unos centímetros esperando su respuesta. El frunce el ceño y empieza a reír.

Espera ¿en serio?

¿Bromearías tú con respecto a eso?

Niega divertido y vuelve a besarme con ímpetu, todavía azorado por mi declaración.

Acepto tu poco convencional propuesta...

La idea de matrimonio ha sonado en mi cabeza durante tanto tiempo, aunque no he tenido el valor de concretar con palabras mi deseo.

Cruzamos nuestras manos y él me lleva contra su pecho, no hay mejor lugar que este, eso es lo que tengo en mi mente. Mike me respira y desperdiga dulces y húmedos besos en mi cuello...

Estamos aquí, en la sala de rehabilitación y lo único que deseo es hacerlo mío, una y mil veces, él parece captar la idea al instante y me lleva a la incómoda camilla de masajes. Se quita la camiseta y hace lo mismo con la mía, sus dedos rozan mi torso y me transportan a otro mundo, uno del cual no deseo regresar. Hace círculos lentos con su lengua sobre mi pezón derecho y simplemente me quedo ahí, permitiéndole que acceda a mi cuerpo, que lo tome en todos los niveles posibles.

Esto no es una sesión de sexo como las anteriores, creo que él lo percibe del mismo modo. Se inclina sobre mi pelvis mientras baja mi pantalón y me saborea, como si se tratara de una paleta de helado.

ESTEROS S.B.O Libro 8 (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora