41- Una familia

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Maurice escuchaba la sinfonía de tragedia que se sucedía en la vida de Mike y Emiliano, casi podía sentir en la piel las heridas, las ganas de venganza, el desamor, la ira recorriendo su sistema

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Maurice escuchaba la sinfonía de tragedia que se sucedía en la vida de Mike y Emiliano, casi podía sentir en la piel las heridas, las ganas de venganza, el desamor, la ira recorriendo su sistema.

― Michael hizo lo correcto, yo también habría matado a ese malnacido, creo que se demoró mucho en hacerlo...

― La cosa es que ahora está en un enorme problema, no sabemos nada de ellos, Caely Brennan no es una mujer cualquiera.

― No, pero es demasiado emocional, y eso, es su talón de Aquiles, aunque, debo reconocer que, en este caso puede que Mike y los Brandon hayan sido descuidados.

― Creo que los tontos subestimaron a Caely...

― Bien, eso lo sabremos pronto, te pido que dejes las cosas en mis manos, te invitaría a cenar, pero, sospecho que ya tienes planes.

― Algo así...

Respondió intentando frenar la ansiedad de su voz al saber que debía ir al departamento de Cameron.

― De acuerdo, voy a mantenerte informado.

― Gracias, Maurice.

Au revoir, mon ami...

Dominic se despidió de Maurice y su familia y caminó hacia su deportivo. El hombre los saludó levantando la mano desde el otro lado de la calle en la puerta de casa.

Algo raro vibró en el estómago de Dominic, ¿podría llegar a ser ese hombre alguna vez? ¿quitarse el cartel de soltero empedernido?

No era una decisión para cobardes, formar una familia requería de esfuerzo, responsabilidad y compromiso para con tu compañero de vida. Cameron había sido su amor desde siempre, ¿y si de repente intentara formalizar? ¿se negaría?

Su amigo Mike volvió a su cabeza, ¿sería capaz de arriesgarlo todo por amor? ¿incluso su propia vida?, tal vez eso era demasiado, quizás, no estaba preparado para tanta responsabilidad. Cameron ni siquiera daba señales de avanzar en la relación más allá de lo que tenían, de lo que, poco a poco, estaban formando.

Llegó a su departamento y tocó el portero eléctrico. Un minuto después, Cam abría la puerta.

― Mi amor...

Cameron se lanzó sobre él, como ocurría cada vez que se encontraban a solas, como si las horas se detuvieran con ellos ahí, disfrutándose, trayendo a la mente sensaciones nuevas y misteriosas pese al tiempo en que se conocían.

― ¿Me extrañaste?

Los ojos miel con ese maquillaje difuminado oscuro lucían más atrapantes, se asemejaban a una puesta de sol, al dorado del gran astro celestial en donde Dominic quería bailar y calentarse una y otra vez. Mierda, a veces, sonaba tan cursi, Cameron lo tornaba tierno.

― ¿Tú no?

Preguntó con diversión, mientras lo arrastraba hasta la mesa del comedor y lo lanzaba sobre ella para comenzar a descender con su boca sobre el cuello e ir abriendo los botones de la camisa ajustada con los dientes.

― Como si hubieran pasado siglos, ¿por qué no fuiste a la empresa?

― Tenía otros asuntos que atender...

Musitó desprendiendo la hebilla del cinturón de Cam para luego jugar con el botón del jean.

Las manos de Cameron no tenían pensado quedarse quietas tampoco, arrastró los dedos sobre el saco entallado sin quitárselo. Era su pequeña fantasía, adoraba que Dominic lo follara con su traje arreglado, su corbata en su lugar, sólo con su pene afuera al mismo tiempo que él estaba desnudo, ¡qué sensación sublime!, si fuera por Cameron lo mantendría todo el tiempo así.

Lanzó su cabeza hacia atrás, sujetándose de la mesa. Dominic tiraba de su pantalón y su bóxer, volviendo a besarlo profundo, explorando con su lengua cada espacio para luego sellar con un beso corto y dulce.

― Date la vuelta...

Cameron asintió con la entrepierna que tomaba vida por sí sola, Dominic acarició las nalgas bien formadas antes de darle un golpe que hizo contraer a Cam y dar un gemido necesitado.

Buscó en el bolsillo de su pantalón de vestir el lubricante, untando sus dedos los cuales trabajaron de prisa, con insistencia, sacando quejidos de Cameron. Había algo de dolor, Dominic a veces, salteaba la cuidadosa preparación, pero, eso no le importaba, nunca lo había hecho adecuadamente, ni siquiera cuando Cameron era un primerizo.

El abogado era rudo en todos los escenarios ¿por qué debía ser menos en la cama?, la estocada firme en su interior hizo que el cuerpo de Cameron se apoyara por completo sobre la mesa y los dedos oprimieran la orilla. Su mejilla sobre la madera cuando su amante lo embestía con ímpetu, liberando sobre él un vaivén salvaje. Los brazos de Cameron se apoyaron sobre la madera mientras giraba su rostro hacia ese hombre que trabajaba afanosamente sobre sí.

― ¿Está bien así?

Cam se mordió el labio inferior y asintió con su mirada suplicante de más.

― Es perfecto.

Afirmó con su voz entrecortada, volviendo a recostar su mejilla sobre la mesa y cerrando los ojos, dejando a Dominic hacerlo suyo de las formas que ansiaba.

Dominic quitó el mechón de cabello sudado que había caído sobre el rostro de su amado que le impedía tener un panorama completo de cada facción, cada mueca plagada de éxtasis y amor. Buscó el pene endurecido de Cameron y comenzó a estimularlo.

― Quiere que nos corramos juntos...

Un nuevo gemido salió de Cam, dando el sí por esa petición. El punto justo, dando sobre ese pequeño bulto en su interior, mientras los dedos ahora se marcaban en las caderas desnudas. El orgasmo llegó, duro e intenso, como solía embargarlos, Dominic ahora bajaba la velocidad de las embestidas hasta que la erección desaparecía por completo.

Se arrojó sobre la espalda desnuda de su chico, envuelto en su calor, dejando besos en su cuello y buscando con desesperación sus labios.

― ¿Cansado?

Cameron le dio una sonrisa adormilada y negó con suavidad, ¿cómo podía disfrutarlo cada vez más?

― No, sólo... satisfecho...

Dominic salió de su interior y ambos caminaron hacia el sofá donde se arrojaron. Cam se sentó desnudo sobre el regazo de su abogado favorito, el cual había subido su cremallera y parecía salido de la oficina hacía unos segundos.

― Debiste habernos visitado hoy, Bastián ha estado haciendo desastres...

― No lo dudo, esperemos que la empresa esté en pie cuando Martin regrese...

Cameron escondió su rostro en el cuello de Dominic y respiró en él absorbiendo la combinación de perfume y sudor.

― Llegaste tarde hoy, ¿dónde estuviste?

― Fui a ver a un viejo amigo.

― ¿Qué clase de amigo?

Cam oprimió los dedos sobre la camisa.

― Alguien que conozco desde hace tiempo, un hombre casado con una linda familia. Necesito información sobre Michael de Vrij.

― ¿Le ha pasado algo?

Acarició el rostro que se tornó lleno de preocupación.

― No sabría decirte. Por el bien de todos, espero que no...

ESTEROS S.B.O Libro 8 (Romance gay +18)Where stories live. Discover now