― Di que eres mío.
― Tú primero...
La conversación llegó a su cabeza mientras Mike observaba las fotos que revelaban el dolor y la tragedia en la que había caído Emiliano Blake.
Mike había sido tan culpable como Eros, su amante de toda la vida. Lo...
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El silencio debería haberse sentido incómodo después de todo lo que había pasado entre ellos, pero, no lo era. La brisa suave de invierno hizo que Mike se pusiera de pie y se cruzara de brazos.
― ¿Te has dado cuenta de que sé muy poco de ti?
Mike sonrió con timidez frente a la pregunta que generaba un millón de sensaciones.
― Ya no importa, Emi — agregó con su voz que se contraía por las lágrimas —. Tenía que verte ¿entiendes?, después de todo lo que había pasado...
― Gracias.
Emiliano se enfocó en el hombre, y estiró su mano buscando la de él.
Michael estrechó la mano suave y delicada, el hormigueo hizo vibrar su cuerpo y corazón.
― Sé que no tengo derecho a nada, también sé que tu kinesiólogo tiene todas las fichas puestas en ti y...
Lo amaba, no tenía una mínima duda de que Emiliano Blake sería el único hombre que tocaría su alma y su cuerpo de todas las formas posibles. Sin embargo, el hecho de ver en lo que se había convertido, a lo que él mismo había contribuido era suficiente para percatarse que sobraba en ese espacio.
― Adiós, Emiliano Blake, quiero que... luches por salir adelante, eres fuerte, mucho más que yo y confío en que vas a encontrar la felicidad que mereces.
Tocó su hombro presionando. No se animó a robarle un beso, era demasiado para un bastardo como él.
― Buena suerte, Michael...
Mike asintió con su cabeza porque, si llegaba a hablar se derrumbaría en lágrimas. Caminó, alejándose y la respiración de Emiliano se aceleraba. Esa sería la última vez que lo vería, esta era la última oportunidad que tendría de estar cerca de él.
No. No podía hacerlo.
― ¡Espera!
El hombre se detuvo y giró sobre sus talones, Emi se acercaba con su silla de ruedas.
― ¿Sí?
― ¿Por qué dices que debiste eliminar a Jan hace mucho tiempo?
Los ojos celestes se ampliaron sin saber que responder.
― Eso no importa, quedó en el pasado.
― Si hubiera quedado olvidado no lo habrías traído a tus pensamientos inconscientemente.
