17- Puedo ser lo que tú necesites

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Emiliano se removió entre las sábanas escuchando las voces que provenían desde la sala

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Emiliano se removió entre las sábanas escuchando las voces que provenían desde la sala. No se trataba de Damián y Martin sino de...

¡Carajo!, se sentó en la cama en un segundo. Había dormido sin despertar ni siquiera un instante por primera vez desde que el horror había estallado en su vida.

Ariel y Mike estaban en la sala, eran ellos, y charlaban amablemente. Estiró su brazo y acercó la silla a la cama, luego buscó una camiseta blanca y un pantalón del mismo color. No había tiempo para bañarse ahora, lo haría luego. Eran las 9, cuando la sesión debería haber comenzado una hora atrás. Ariel seguramente estaría molesto, odiaba la impuntualidad.

¿Por qué carajo Damián y Martin no lo habían despertado?, se movió rápido y se sentó como pudo en la silla. Era muy independiente, siempre lo había sido y odiaba que Damián estuviera todo el tiempo encima de él. Sin embargo, esa mañana, hubiera sido bastante bueno que le avisaran que su terapeuta había llegado.

Se miró en el espejo, Dios, era un desastre, se dirigió al baño para lavarse los dientes e intentar quitarse la cara de recién levantado.

― ¡Hasta que apareces!

Gritó Ariel, cuando Emi, diez minutos después, llegaba a su lado.

― ¿Dónde mierda están Damián y Martin?

― Deben haber salido muy temprano, cuando llegué ya no estaban, afortunadamente dejaron la llave bajo las macetas porque hasta que tú te dignaras a despertar...

― ¡Ya! ¡me quedé dormido!, ¿nunca te ha ocurrido?

Emiliano tragó saliva enfocándose en Michael y su atuendo que dejaba tan poco a la imaginación. Una camiseta azul francia, unos leggins negros que mostraban cada músculo de esas piernas. Dios, lo fantástico que hubiera sido estudiar anatomía con un modelo así. Ariel chasqueó los dedos delante de él.

― ¿Estás aquí Emi?, Mike acaba de decirte hola...

El rubor se extendió por toda la cara, afirmando sus manos en la silla Emi contuvo el insulto hacia su kinesiólogo.

― Hola, lo lamento, estaba pensando...

― ¿Te quedaste despierto hasta tarde?

― Sólo hasta la 1 de la mañana, pero, continuaba algo cansado.

El castaño se acercó y besó su mejilla para susurrar en su oído y acariciar con su nariz su piel de porcelana.

― ¿Y así pretendías que me quedara?

Ariel puso los ojos en blanco al ver las caritas que ambos se hacían.

― Bien, comencemos, tengo planes para las 11 así que, más vale que le pongas empeño.

― ¿Vienes?

― ¿Para qué crees que he venido?

Respondió Mike, antes de dejar un beso en sus labios que avergonzó incluso a Ariel.

ESTEROS S.B.O Libro 8 (Romance gay +18)Where stories live. Discover now