60- Reencuentro

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Las 2 camionetas Hummer de color gris cruzaron la frontera de Etiopía hacia Sudán del Sur

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Las 2 camionetas Hummer de color gris cruzaron la frontera de Etiopía hacia Sudán del Sur. Amalia iba abrazada a Bastian, como si fuera lo único que le daba verdadera fuerza. Dominic conducía e Emiliano iba a su lado. En el otro vehículo, escoltándolos, estaban Damián y Martin.

― Cameron estaba molesto.

― Lo sé, Emi, ya suficiente que haya venido hasta aquí, al menos que me espere en la frontera. Sé que quiere acompañarme, sin embargo, necesito algo de calma y con él a mi lado, iba a ser imposible. Estamos arriesgando todo lo que tenemos aquí.

Emiliano asintió y se giró hacia los chicos que iban en el asiento trasero.

― ¿Están listos?

― Tanto como es posible...

El médico volvió a enderezarse sobre el asiento y observó el reloj de su muñeca.

― 5 minutos...

Habían llegado cinco minutos antes, los nervios apenas le ayudaban a pensar con claridad. Era su momento, Mike estaba a unos pasos, todo estaría bien. Una nube de polvo se visualizó a la lejanía.

― Aquí vienen...

Agregó Dominic, sacando las 2 pistolas que llevaba en la gaveta y entregándole una al médico.

― Colócala en la cintura, ya sabes cómo quitar el seguro...

Emiliano asintió, sin embargo, fue más bien una respuesta automática más que por convencimiento. Rogó no tener que usarla, aunque, entendía que la madre de Victoria no se quedaría con esta espina, así como así.

Un jeep militar y un camión cargado con una veintena de soldados. Genial, no era esto lo que esperaban, sin embargo, era seguro que la reina no aparecería sola en medio de la nada.

El vehículo se detuvo a unos 200 metros de dónde ellos estaban, Caely bajó de inmediato. Estaba vestida con ropa militar y tenía el pelo recogido. Emiliano descendió del vehículo y caminó hacia ella. El sol les deba de lleno en sus ojos y les molestaba. Era un sitio agreste, sin vida, y sin lugares donde esconderse.

― ¿Dónde está mi hija?

Indagó nerviosa, una vez que ese hombre escuálido y de rasgos femeninos se paró frente a ella.

― ¿Dónde está mi gente?

― Quiero verla primero, de lo contrario, no te los entregaré.

Emiliano levantó la mano sin mirar hacia atrás, esa era la señal. Victoria descendió del vehículo junto a Bastian.

― ¿Por qué está abrazándolo?

― Ya la viste — interrumpió, sin mayores explicaciones— ahora, mi esposo y Brandon.

Caely le hizo un ademán con sus manos para que acercaran a los prisioneros. El corazón de Emi estaba a punto de reventar. El maldito bastardo les dio un empujón en donde ambos cayeron al piso.

ESTEROS S.B.O Libro 8 (Romance gay +18)Where stories live. Discover now