72- La profundidad de nuestro amor

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Un mes después...

Las olas rompían a lo lejos, los hombres se sentaban un momento en la playa, era cerca del mediodía.

― ¿Seguro no quieres aprender?

― No amor, quiero llegar en una pieza a la boda de Damián mañana.

Bromeó Emiliano, al lado de su esposo.

― Es una cuestión mental, el surf es...

― Agradezco tu entusiasmo por enseñarme, paso...

Mike lanzó una risa floja. Bastian y Brandon tomaban las tablas de surf y se dirigían al mar.

― Me gusta la pareja que hacen.

― Son muy diferentes, justo como nosotros.

Mike dio un suspiro y se enfocó en el perfil de Emi quien cerraba los ojos y se dejaba atrapar por la belleza del viento fresco.

La gran cicatriz que recorría su rostro de porcelana todavía estaba allí, Emi había decidido no someterse a una cirugía.

"Es un recordatorio de lo fuerte que somos y de la profundidad de nuestro amor".

Mike se había quedado sin palabras frente a esa declaración y se había echado a llorar como muchas veces, sintiéndose culpable y responsable de tanto dolor. Emiliano lo había besado y cobijado entre sus brazos con dulzura y ahínco, borrando los sollozos e intentando alivianar el peso de la conciencia.

Se acercó a Emi y apoyó su cabeza en el hombro, acto que fue respondido de inmediato por el rubio quien lo rodeó con su brazo.

― ¿Qué te sucede hoy?

― El clima se parece a la noche en que nos conocimos...

El médico le dio una sonrisa y besó su frente.

― ¿Te refieres a la noche en la que casa me matas de un infarto cuando apareciste atrás de mi sigiloso?

― No quería interrumpirte, si te hablaba tendría que dejar de observarte y me sentía incapaz de hacerlo, te lo he dicho decenas de veces, me volviste loco desde el primer segundo.

Emiliano lo sujetó del mentón y lo besó, mordisqueando sus labios, entrecerrando sus ojos y alejándose cuando Michael quería intensificar el beso.

― No juegues conmigo... así no...

Le susurró al oído para luego chupar el lóbulo de su oreja, Emiliano dio una risilla seguido por un jadeo que instó a Mike a poner su mano sobre la cadera y arrojarlo de espaldas sobre la arena.

― ¿Estás loco?

― Tú empezaste...

La mano se deslizó de la cadera al interior del muslo haciendo que Emiliano cerrara las piernas apretándola ahí.

ESTEROS S.B.O Libro 8 (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora