― Di que eres mío.
― Tú primero...
La conversación llegó a su cabeza mientras Mike observaba las fotos que revelaban el dolor y la tragedia en la que había caído Emiliano Blake.
Mike había sido tan culpable como Eros, su amante de toda la vida. Lo...
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― Bastian, ¿qué es lo que está pasando aquí?
― Nada...
― ¿Nada?, ¿de pronto sientes pena por un desconocido?
― Martin... no es algo que sea fácil de explicar. Ha sido una coincidencia.
― ¿Coincidencia?
¿Cómo explicar a Martin lo que ocurría?, él no lo entendería, se reiría a más no poder, y estaba bien que lo hiciera. Bastian se había burlado de sus sentimientos, del ardor que emanaba su hermano cuando estaba junto al Dr. Blake. Los papeles se habían intercambiado y estaba inseguro de dar otro paso.
Brandon dormía, su pecho firme, sus pectorales tonificados envueltos en vendas debido a las heridas ¿cómo se sentiría tocar su abdomen, su pecho? ¿cómo sería tener en sus manos el enorme bulto que se dibujaba en el bóxer apretado.
¿Cuál era su historia? ¿tendría pareja?, Bastian estaba casi seguro de que no, pero, era un sacrilegio que un hombre así de guapo estuviera solo.
Un pequeño quejido y Brandon movió su cabeza, era el primer movimiento que hacía desde la cirugía el día anterior.
― ¿Qué se supone que hace el bazo, Damián?
― Bueno, el bazo tiene la función de destruir los glóbulos viejos o dañados y ayudar a combatir los gérmenes e infecciones, en otras palabras, sintetiza los anticuerpos...
― ¿Podrá vivir sin ese órgano?
― Sí, pero deberá tener varios cuidados, empezando con su dieta diaria...
Malditos bastardos, casi lo habían desfigurado, no había parte del cuerpo en donde no tuviera su marca. Bastian contenía la ira que, por momentos, hacía vibrar su pecho. Estuvieron a punto de arrebatárselo, de jamás verlo de nuevo, tocarlo... sentirlo más allá.
― ¿Qué? — se preguntó a sí mismo y su piel se erizó — ¿desde cuándo me volví tan gay?
― Esa es una gran pregunta, Bonnie...
Bastian cayó en la cuenta de que ese hombre había despertado y él había estado hablando en voz alta.
― Ya te dije que mi nombre es Bastian.
Los ojos de Brandon se hicieron pequeños por la sonrisa, algunas arrugas se formaron alrededor de sus ojos.
― Mierda, ¿me veo tan mal como me siento?
― Quizás un poquito peor...
― Tú no te contienes ¿verdad?
Bastian se encogió de hombros y le dio una sonrisa.
