☘Capítulo treinta y ocho☘

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Summer

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Summer

Mi mirada estaba fija en un punto de la blanca habitación, justo encima de esa escultura del cuerpo de mujer con una pose cruzada de brazos, trataba de analizar hasta lo más mínimo de la blancura y belleza del objeto decorativo que reposaba en el escritorio.

Quería ignorar su explicación, vivía diciéndome que era lo mejor para mi tener esta ayuda ahora, antes de que sea tarde y me dé sintomatología mayores, creo que se refería a la depresión, la rabia, la disociación y el aislamiento, lastimosamente, ya las tenía, ya sentía que no quería más nunca salir de mi casa, que si lo hacia volvería otra vez a ser violada, maltratada, señalada y humillada, que si lo hacía tal vez no volvería ni a ver a mi madre, por miedo a que me maten. Disociación: siempre me siento desconectada, como si no estuviese aquí, como ahora, que ella me habla, me pregunta con dulzura y yo solo... yo solo quiero ignorarla... Y la depresión... no sé si es lo que siento ahora pero.

Es justo como no tener ganas de levantarme, de bañarme, de comer, no deseo hablar, me siento triste todo el tiempo e insuficiente, muchas veces solo quiero dormir porque me siento la mente agotada, o simplemente no puedo dormir en las noches. Siempre que cerraba los ojos, yo... yo los oía insultarme y me hacían sentir como una basura, como si ellos pudieran tocarme porque no valía nada, podía sentir como me tocaban de nuevo allí y solo podía llorar mientras me ponía las manos en la cabeza deseando morirme, deseando que los recuerdos paren, que los sueños igual, y entonces hacia lo que no debía cuando estaba en las pasarelas, me lesionaba, me cortaba donde ellos me tocaron. Porque allí quería rajar la piel, dejar de sentir, dejar de tener esa suciedad encima.

Cada día de mi vida me costaba... me cuesta, y duele. Porque nadie me entiende, aunque me digan que sí, NO ES ASÍ porque no fueron a ellos a los que dañaron y no son ellos los que no pueden dormir, o los que a veces se sienten horribles, no son ellos lo que sienten una presión tan grande en todo, y no son ellos los que no se sientes así de insuficientes como yo.

Así que ella. La psicóloga. No me entiende, Nadia lo hace.

—Samanta, Ábrete conmigo, yo solo deseo ayudarte, yo si te entenderé ángel. —No la determino —Háblame de las lesiones —su voz era tan pausada como si no quisiera herirme con lo que saliera de su boca. No conteste, no quería responder a eso, no me interesaba su pena, como todos sé que la siente por mí, odio que me miren con pena... con lastima. —si no te abres conmigo eso que tienes dentro te va a pesar, te lastimara más. A veces, es solo simplemente poner en palabras el horror vivido, alivia profundamente el pesar dentro, —No digo nada. Aunque sus palabras de alguna manera llegaron más allá de mis murallas, aunque no lo di a aparentar. —seguiré intentando con mucha paciencia ya que trabajaremos juntas  la rabia, la culpa y la vergüenza.

Lo último me hace verla por una fracción de tiempo antes de volver a la escultura.

—Sé que te da pena que la gente sepa lo que te ha pasado Samanta —dice pausadamente. Pone una mano sobre mi regazo y una incomodidad me recorre, no quiero que me toquen. Ella nota mi incomodidad y la retira —Pero sabes... los que deberían sentirse así son ellos, no tú, eres valiente y las mujeres valientes siempre pueden salir adelante, tú lo harás...

Un verano con Summer © #1 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora