☘Capítulo treinta y dos☘

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Summer

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Summer

No sé cómo habíamos terminado así, corrección como yo había terminado así de esta manera con él. No podía dejar de verlo, de mirar cada detalle de su rostro, de acariciar su pelo con sutileza, no entendía que le había sucedido en la noche. Estaba muy mal, tanto que casi me asuste. Nunca creí verlo así. Ni siquiera cuando pisó mi casa se sentía bien, yo lo sabía, lo podía notar.

Ahora Jerome está calmado, su respiración es más tranquila. Una satisfacción llegó a mí con una sonrisa al darme cuenta que yo cause un poco de paz en él, no soy psicóloga ni nada por el estilo, y puedo decir que también tengo cosas que mejorar y sanar, pero aun así lo ayude. Estaba aún en mi cama y aunque me negué mucho a que durmiera conmigo al final termine diciendo ese sí, respuesta que iluminó su rostro en la madrugada.

Mamá no se había dado cuanta que el cuarto de huéspedes amaneció vacío.

Cuando llegamos MUY tarde a casa anoche gracias al cielo mamá había dejado la llave bajo la alfombra, ella siempre tenía el presentimiento de que algún día. SIEMPRE. Se me quedarían las llaves.

No le explique lo del robo ya que ella estaba soñolienta y no preguntó nada porque toda la atención se la llevó Jerome. No podía dejarlo ir a la casa de los Cox a esas horas, para mamá no fue tan malo ya que Jerome le cae bien. No puff imagínense aún le dice suegrita y dándole halagos constantes quien no cae con los elocuentes halagos de ese.

Es un experto él anti fan.

Anoche no fue fácil, Jerome pasó por un episodio, fue muy malo porque él no tenía sus pastillas, las cuales estaba en el auto de Nale. Yo no estaba nada preparada para lo de anoche, pero no por eso no iba a hacer nada, yo debía ayudarlo de alguna forma u otra. 

Trate de que no se escuchara nada, porque él me suplicó que mi madre no se diera cuenta solo repetía que necesitaba de mí, de mi abrazo, de mi calor que no lo dejara mirar atrás porque quien estaba ya no era el rostro de su hermano o padre, sino el de un chico, uno el cual su nombre seguía en anonimato porque no le salía decirlo. Solo se repetía que era su culpa, que él no debió hacer aquello aquel día con ella.

No entendía ninguna de sus palabras, pero no pregunte, no juzgue solo lo arrope en mi abrazo dándole la protección que tanto pedía.

Quería trasmitirle la misma paz que él me transmitía, aunque yo no sabía si le había hecho bien a él mi acción de calmarlo, pero fue un si cuando me estrechó entre sus brazos, besó mi barbilla y me dijo en un susurro.

—Gracias por ser mi constelación, por ayudarme, nunca me dejes tarada, eres la medicina más eficaz para mi mal.

Yo no era su medicina, pero si una motivación, eso era tan seguro, todos necesitamos alguna vez en nuestras vidas ayuda profesional o apoyo de alguien cercano.

Un verano con Summer © #1 ✔Where stories live. Discover now