☘ Capítulo diez ☘

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Jerome

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Jerome

Siento temblores en mi cuerpo, de esos que no puedo detener ni fumando, ni bebiendo, me está pasando otra crisis violenta de ese suceso, las imágenes de ese día están presentes en mi cabeza, los veo, los siento. El arma está en mi nuca, el cañón caliente está muy cerca de mi frente, comienzo a confundir la realidad con las sombras que quieren que vea mi cabeza.

Quiero controlar el monstruo que ha creado la ira mezclada con los nervios de verlos nuevamente, la capa de sudor frío es más pesada, comienza con calor y termina con mucho frío en todo mi cuerpo.

Me despojo de lo que traía puesto solo quedando en bóxer buscando el equilibrio de mi calor corporal normal a lo que sé que es imposible.

¡Matate! —las sombras calman y gritan órdenes que me obligan a fumarme otro cigarro para ignorarlos y en el acto se me cae la caja regándolos en el piso.

—Joder —mascullo.

¡No sirves! —ignóralos... no están...

¡No los ayudaste! —no podía... Ellos eran muchos.

¡Jerome! ¡Jerome!

—¡Dejen de joderme la existencia, hijos de perra, ya paren voces de mierda ¡—tiro los instrumento a mi lado y volteo el escritorio dejando en el piso mis canciones.

Las voces de los hombres me persiguen, tapo mis oídos, pero no paran, siguen repitiendo una y otra vez mi nombre, lo que valgo y que no sirvo.

Tomo la botella de alcohol metiéndomela entera sin respirar siquiera y no me siento ebrio... Carajo... quiero caer en un coma etílico si es necesario.

—¡Váyanse! —la botella se vuelve nada en la pared y los hombros me suben y bajan con la respiración vuelta nada.

Rompo todo a mi paso, todas las copas de cristal y jarrones, todo lo que sea de la cocina, quiero que dejen de atormentarme, quiero ahuyentarlos.

Los medicamentos no me ayudan, cada vez duermo menos, estoy cada día más cansado de todo, las energías que me quedan son consumidas por estos demonios.

Quiero paz.

La necesito...    

Le doy otra calada a mi cigarro. Esto calma un poco mis nervios, pero las voces y las imágenes siguen ahí. Doy una calada, pero no puedo, nada puede controlarlos. Yo los cree, pero aún no tengo el poder de enfrentarlos... no aún.

—Vivir ya es un esfuerzo en vano... —musito caminando al sitio que los calma...

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Summer

Después de llegar de mi salida de ''amistad'' con Leonard, le entregué una caja a mamá de pastelitos y le dije que dormiría en casa de Emmy, pero obvio es mentira, no me quedaría a dormir en la casa de mi amiga.

Un verano con Summer © #1 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora