☘ Capítulo cinco ☘

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Summer

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Summer

Ha pasado ya una semana desde que Jerome me trajo a la tienda. Una semana aburrida en la que he estado de cajera sonriendo como estúpida a gente que ni conozco solo por las normas de mamá con el servicio al cliente.

Continúo contando el cambio cuando un hombre se me acerca para pagar un equipo de buzo que ha escogido, le cobro y este agradece y se va.

La tienda de mi madre es de instrumentos referidos a la playa. Trajes de buceo y otras cosas más, como comida y bebidas, creo que solo vengo aquí porque está cerca de la playa, De mi lugar favorito y el cual mi mente se disuelve un poco de mis propios cuchillos mentales.

Nada mejor, que paz para calmar toda la maraña de cosas que pasan por mí, como quisiera tan solo tener amnesia o que en este verano algo cambie, algo me haga cambiar.

El nombre Marina le queda bien a mi madre por lo visto, y ni hablemos de sus ojos azules como el mar. Mi madre ni siquiera parece de 39, es rubia, cuerpo atlético y siempre tiene mucha energía, nada comparado a mí parezco; de 1000 años si de energía se trata.

Sigo atendiendo clientes cuando de pronto veo a mamá con una cara de preocupación que da miedo. No para de dar vueltas con el teléfono en mano.

—¿Qué pasa Mamá? —pregunto detallándola y ella me mira desesperada.

—No tengo mensajero—comunica casi al punto del colapso —necesito enviar un pedido, Summer —se pasa las manos por el rostro en señal de frustración —sabes que odio, que crean que mi tienda es de sin vergüenzas o que soy incompetente. —admite.

Adora que todos vean lo puntual que es con su tienda y los pedidos a domicilio, se estresa mucho cuando las cosas no le salen como ella quiere y por desgracia este es el caso.

—Yo puedo ir a entregarlo—sugiero —¿Si quieres? —esto es un buen escape de la caja registradora.

—¿Y quién va a cobrar? —levanta una ceja al aire.

—Emmy lo puede hacer Mamá. —¡perdóname, Emmy por darte este lugar tan malo! Me matará por sacarla del área de lácteos, hace un frío allí de delicia.

—Tú no sabes manejar, ¿cómo piensas ir allí? —cuestiona.

¡Piensa rápido, Samanta!

—Puedo ir en la bicicleta. —respondo rápido.

—¿Crees llegar a tiempo en bici?

No, pero quiero salir de aquí o moriré de derretimiento cerebral con toque de aburrimiento.

—¡Pero claro, Marina! —respondo con una gran sonrisa mientras me levanto a toda prisa. —Tu tranquila —la tomo de los hombros y le arrebato el celular para dejarlo en el mostrador, ella trata de protestar, pero no la dejo hablar —dame ese paquete. —básicamente se lo arranco.

Un verano con Summer © #1 ✔Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt