☘Capítulo cuarenta y cinco -parte Ⅳ☘

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Jerome

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Jerome

La habitación era exageradamente lujosa, las paredes son blancas con un diseño de flores en dorado, las ventanas son grandes mosaicos de colores formando rosas con espinas.

La comida había llegado y la chica frente a mí no la contempló ni un minuto, Summer en un abrir y cerrar de ojos comenzó a comer todo frente a sus ojos. Y con todo me refiero a la lasaña que a gritos pidió, hasta pucheritos hizo, Summer ebria es todo lo que necesitaba ver en mi vida de ser humano que toca la guitarra y roba aire. Julieta fue la que la pidió para ella, sucumbió a su súplica con tan solo verle la carita que pone de perrito con hambre.

Comencé a comer y mi paladar dio un giro de ciento ochenta grados con tremendo sabor, la carne esta jugosa, el queso se expandía de tanto que tenía y la salsa estaba al punto entre lo dulce y salado. Creo que me podría acostumbrar a comer lasaña siempre.

Ambos terminamos al tiempo de comer y los suspiros satisfechos de los dos se mezclaron, estamos tan llenos, Summer se acariciaba la panza como si... Como... Bueno, se ve muy linda, me miraba y sonreía y mi cabeza hizo un clic automático, que no debería de darlo, ella mirándome con una sonrisa radiante mientras se tocaba la gran pancita de lasaña. Esto no es muy anticonceptivo de su parte.

—No me cabe más nada, Jerome. —Se volvió a tocar la pequeña pancita que le había crecido. Me sorprende, ella comió más que yo y solo le creció ese poco de panza.

—Dime si tengo que taparme —sonreí esperando que entendiera.

Ella ladeó la cabeza sin entender a que me refería.

—¿Cómo así?... no entiendo.

—Por si explotas...

—¡Claro que no pasará! —hace puchero como si le hubiera dicho una cosa malvada.

—Uno nunca sabe, te has comido cuatro platos de lasaña, que sabrá Dios a donde se fueron para que solo se te vea una barriguita tan chiquita. —me atreví a poner mi mano en su vientre y ella se quedó viéndola por un largo rato y yo a ella. Note sus mejillas levemente rojas y sus azules brillaron, quite la mano para tomar una servilleta y pasársela por los labios embarrados mientras miraba ella no dejaba de ver mi rostro.

—Tal vez a mis pies, no lo sé. —dijo suavemente con un leve encogimiento de hombros.

¿Eh?

—¿Cómo que a los pies? —Dejo de limpiarle los labios para verla un tanto desentendido con una sonrisita.

—Para poder crecer —aclara sonriendo.

¿De dónde ha sacado eso? que ocurrente es ebria.

Arrugo el gesto con molestia por el dolor de estómago que me llega de la nada, la garganta me arde y... unas arcadas me suben con el agrio que llena todo mi paladar dándome un mal sabor en la boca. Me levanto mareado y con dolor de cabeza a mil por hora, Summer me llama, pero me voy a la cama para tirarme en esta, cierro los ojos tratando de que todo el malestar desaparezca si descanso.

Un verano con Summer © #1 ✔Where stories live. Discover now