☘ Capítulo catorce ☘

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Summer

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Summer

—¡Corre más rápido tarada!—grita Jerome delante. Joder me duele las piernas...

Estoy detrás de Jerome... agitada y con las piernas que no las aguanto, mi cabello vuelto un desastre con metras sobresalidas de la trenza que él mismo me hizo, en mi mano derecha llevo los tacones, siento en la planta de mis pies los pequeños granitos de arena perforando mi piel levemente.

Ya no puedo, ¿Cómo fue posible meternos en esta locura?

—¡No puedo más Jerome! —Me detengo para respirar, pero él no me deja ni un minuto suavizar mi agotamiento.

Él mira atrás, se devuelve por mí y toma mi mano para ayudarme a correr al compás de él aun yo hecha mierda.

—No te dejare sola tarada, nos arriesgamos juntos, pues caemos juntos...

En ese momento entendí que las locuras de Jerome comenzaron a ser las mías también, él me sonríe con euforia y yo hago lo mismo tragándome con dificultad el dolor en mis flacas y no muy atléticas piernas, ignorando por completo la adrenalina del momento y la locura que cometió Jerome en esa fiesta.

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Horas antes.

Termino de lavar los platos, para dirigirme a la habitación debo ir arreglando mi pelo y ponerme el vertido, camino un tanto apurada por la hora en la que termine.

7:00 pm

No vuelvo a dejar juntar tantos platos sucios y mucho menos ver memes en Facebook antes de lavar los platos. Cuando casi estoy llegando a la escalera mi pie choca con la esquina del mueble causando un dolor en el dedo meñique para morirse.

—¡Carajo! —Grito con ira y más alto de lo normal aprovechando que mi madre no está en casa, me quejo del dolor tan inevitable en mi dedo —¡Aahg!.. ¡Ah Mierda duele mucho! —Es como un calambre estruendoso, algo tan simple puede hacerte un dolor tan letal.

¡Estúpida esquina del mueble!

—¡No me digas que estas follando tarada, te creí más santa! —La voz de Jerome suena detrás de la puerta indicando su inevitable llegada, por inercia miro mi cuerpo aun vestido en pantalones cortos y camisón.

¡No me he cambiado maldición!

Mis facciones se descomponen en sorpresa mis ojos se abren más de lo normal al grado de creer que se van a salir de su lugar.

—¡Summer ábreme la puerta! —vuelve a gritar mientras toca la puerta casi derribándola.

No sé me acurre nada ¿Qué hago?.

¡Ya sé!

—Summer no está —digo en un tono cantarín y divertido.

—No me digas que no estas cambiada. —su voz sale de puro fastidio.

Un verano con Summer © #1 ✔Where stories live. Discover now