[BORRADOR FALTAS DE ORTOGRAFÍA ]
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"El destino une a las personas que más se necesitan."
Samanta cree que su verano será como los anteriores, encerrada en su cuarto con todos los problemas que se carga, pero nunca contó que aquel guitarrista fra...
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Omnisciente
Era una tarde normal como todas, las personas reían con sus familias de anécdotas de lo más normales, un día que nadie quiere arruinar.
Uno en donde las personas podrían hacer mil diabluras y hasta así se vería hermoso.
Hermosamente manchado de sangre.
En uno de los casinos de las zonas más ricas de allí se encontraba Dolet y sus matones resolviendo un ajuste de cuentas o mejor dicho realizando unos pequeños favores qué debía.
Miraba la cruel escena de cómo sus cómplices quitaban cada uña sin un apique de remordimiento a uno de los tantos clientes que frecuentaba el casino del cual por supuesto Dolet era socio mayoritario.
Los gritos eran muy sonoros en aquella habitación de paredes de leopardo y muebles morados de forma en L, mientras él fumaba escuchando las suplicas del hombre.
Tengo familia.
No me mates.
Te pagare.
"Cuantas veces ya había escuchado eso y aun así terminaban como comida para los gusanos"—pensó el narco con diversión.
—Podrías simplemente matarlo y ya —dijo la pelinegra a un lado de la habitación mientras miraba al hombre con asco por estar bañado en un mar de sangra en un lado de su cabeza.
—Te dije que te quedaras y aun así quisiste venir hermosa —respondió Dolet mientras expulsaba el humo del tabaco.
La pelinegra en un acto reflejo se acercó con rapidez a Dolet y tomó el arma bañada en oro que tenía, quitándole el seguro y disparando en lluvia de balas al hombre que yacía amarrado a la silla. Ya no había gritos, ni suplicas que hicieran sentir asco a la pelinegra.
La sangre del acto cubrió a la chica adornando así el rostro perfilado de ella. Un rostro muy lindo y angelical que esconde un monstruo deseoso de pura maldad.
—Ya está, nos podemos ir ya mismo —dijo en un tono de voz destilan te en veneno y autoridad.
—Debería contratarte mejor a ti para esto—bromeó Dolet —cuando quieres algo no hay quien te lo quite de la cabeza.
—Soy decidida, eso es todo —le extendió el arma al narco para que la tome.
—Mejor quédatela —sonrió de lado mientras la miraba con coqueteo —tal vez la llegues a usar bien.
—Te lo aseguro —le devolvió el gesto aún más cargado de malicia.
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"De que vale ser el más despiadado matando y arreglando planes para destruir a alguien si no vas a saber usar la cabeza con precisión"
Eso pensaba el oficial encargado de la investigación del ataca al adolecente que fue junto a una madre con bastante carácter para volar la comisaria si no la atendía como se merecía.
