Un verano con Summer © #1 ✔

☘ Capítulo trece -parte Ⅱ- ☘

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Jerome

Summer me explica lo de la carta de Emmy, pero siento que omite algunos detalles del por qué, como lo sé, bueno... ella se detiene al hablar a cada rato, es como si se recordara a si misma que no puede mencionar algo, un punto importante en todo esto.

—Y eso fue lo que pasó, Jerome. —termina de contar la pelirroja a mi lado.

—¿Estas segura que eso fue todo? —indago con una ceja alzada.

Obvio sé que faltan cosas por eso la veo como la veo y ella se pone nerviosa por cómo lo hago.

—No... —niega dándose cuenta del error que acaba de cometer —... digo sí.

—Entonces... ¿Sí o no?

—Bueno, no... joder —maldice una y otra vez causando que su rostro se ponga rojo.

—Ya dime tarada... —le jalo una mecha de cabello rojo para molestarla a lo que ella planta mala cara.

Agradezco que no tenga una pizarra como la niña de la seria que le gusta ver a mi madre. Me obligó a verla con ella.

—Yo le gustaba a Emmy —dice por fin y freno abrutadamente por la bomba que me tiró sin ningún tipo de filtro.

—¿Estas segura? —pregunto sin podérmelo creer.

—Sí, y ahora no sé dónde está, estoy preocupada, —admite —esto es mi culpa, Jerome —ella baja la cabeza y se le escapan unas lágrimas, levanto su rostro y seco esas lagrimas rebeldes que escaparon del mar de su mirada.

—No es tu culpa, Summer —toco su cabello con suavidad para calmarla —tranquila, la vamos a encontrar, te lo juro si no mi segundo nombre no es Francisco.

—¿Francisco? —me mira curiosa.

—Sí, pero no le digas a nadie... —pongo mala cara —lo odio —confieso, hago la señal de silencio con dramatismo.

—Ok... —me mira con malicia —Francisco.

—Oh no, vamos Summer —me quejo exageradamente y ella ríe un poco ante mi ocurrencia. La miro directamente a los ojos, tiene un azul muy lindo —así mismo, no llores después te pones fea, aunque ya lo eres tarada. —bromeo.

—¡Oye! —Ella me golpea el hombro indignada.

—Es broma tarada —dejo de mirarla para seguir conduciendo a casa de su amiga.

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Estamos los dos frente a la puerta sin saber qué hacer, la miro y ella me mira a mí y en esto se convierte la situación. Tú me miras, yo te miro.

—Toca Summer —la aliento para que toque la puerta.

—Toca tú, Jerome —la señala con miedo.

—Ella es tu amiga, no mía. —le recuerdo.

—Pe...pero —ella tartamudea y yo de inmediato la interrumpo.

—Pero nada, toca —señalo nuevamente la puerta para después cruzarme de brazos —no me digas que además de tarada lenta.

—Idiota —sisea ante mi comentario.

—Toca ya, tarada. Me voy a volver planta de este jardín por ti.

Summer se decide por fin en tocar la puerta, esperamos a que alguien venga y nos atienda, pero no hay respuesta del otro lado.