[BORRADOR FALTAS DE ORTOGRAFÍA ]
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"El destino une a las personas que más se necesitan."
Samanta cree que su verano será como los anteriores, encerrada en su cuarto con todos los problemas que se carga, pero nunca contó que aquel guitarrista fra...
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Acerca su rostro al mío de una manera peligrosa, con una cercanía tentativa, hace que mi anatomía por instinto se eche hacia atrás, mis piernas se mueven llevándome a un posible escape, pero no la hay, lo compruebo cuando ya mi espalda hizo contacto con el borde de la piscina. No hay salida de su alta y delgada anatomía, destilando pequeñas y brillantes gotas de agua.
No puedo escapar de su mirada queriendo descubrirme, por alguna razón me pone nerviosa.
—¿Cuáles son tus máscaras, Summer? ¿Por qué no me las muestras? —su voz pausada y mirada penetrante me hacen tragar con dificultad.
¿Por qué ahora le interesa tanto mi falsedad?, ¿Mi desespero por quererlo ayudar con su lista? ¿Acaso descubrió que solo quiero olvidar? «Tranquilízate Samanta no pierdas el control».
Trato lo más que puedo de verme tranquila y de normalizar mi respiración, también de calmar los nervios instalados en la punta de mi lengua cuando respondo con firmeza.
—¿De qué hablas Jerome?, no tengo máscaras.
Se ríe, y es una sonrisa tan hermosa, de esas roncas y burlesca que en tu cabeza suenan pausadas.
Sus verdes bajan a mis labios y estoy que las piernas me tiemblan, su mirada no es como antes, es más acusatoria, sus ojos me están desnudando el alma y despedazando los papeles de mentiras que con tanto esfuerzo he creado.
—Sabes... ahora que lo pienso, nunca he besado a una pelirroja con unos ojos tan bonitos como los tuyos —recorre su pulgar por mis labios y una sensación placentera me envuelve causando que cierre los ojos. Qué diablos sucede conmigo... —Como mencione antes —presiona su dedo y de inmediato siento el contacto de su anillo —No eres mi tipo, pero siempre hay excepciones.
Lo último me hace reaccionar. . . Eso quiere decir que no soy su gusto de chica, entonces porque diablos me tiene acorralada en el borde de la piscina y no deja de tocar mis labios como si en cualquier momento fuera a devorarlos.
¡Maldito idiota!
—Que te hace creer que dejaré que me beses —abro los ojos y lo encaro molesta.
Él baja la cabeza a mi cuello y en ese momento me quedó como estatua, su aliento lo acaricia con delicadeza, su nariz hace un recorrido lento por mi mandíbula y sus labios rozan mi piel hasta llegar a los míos, sus ojos esmeraldas no abandonan mis azules.
—Yo no pido permiso, Summer. Solo lo quiero y lo hago...
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