Mi destino eres tú (Calum Hood&Tú)

30. "Su baba es malditamente mía"

—¿______ (Tn)? —sabía que esa voz correspondía a Ariana, pero no quería mirarla, porque solo eso bastaría para que lo notara—. ¿Estás bien?

—Me quiero ir a casa. —le respondí intentando no hacer del asunto algo más grande.

Mientras seguía caminando me puse a pensar en mis propias palabras. ¿A que me refería con casa? ¿A la casa de la Sra. Hood? ¿A mi casa en Chile? ¿Cuál era mi casa? ¿Dónde me sentía realmente como en casa?

—Está bien. —dijo haciéndome creer que no lo había notado—. Me voy contigo.

Quise discutirle, pero eso significaría mirarla y contarle lo sucedido. Explicar por qué de repente solo quería arrancar y ser una cobarde, como pensaba Calum. Así que no discutí. Sabía que le estaba quitando un momento de diversión, pero no tenía ganas de debatirle y traer con eso todas las complicaciones que se habían estado acumulando.

En el camino a casa solo me dispuse a mirar por la ventana. Besar a Calum había sido el peor de los errores, porque no lo había castigado a él, sino a mí. Estaba condenada a sentir cosas por alguien quien no me correspondía.

Dolía, porque, a diferencia de obsesionarme con él a través de la pantalla, esta vez había conocido al verdadero Calum y me seguía atrayendo enormemente. Me gustaba, me gustaba tanto que dolía y ahora las cosas no eran tan sencillas. Calum se había convertido en mi mejor amigo. No solo había logrado desarrollar sentimientos por mi cantante favorito, sino que me gustaba mi mejor amigo.

Cuando llegamos a casa Joy estaba en el jardín, Ariana le aviso que llegamos y nos fuimos directo a mi habitación. Una vez ahí caí de golpe a mi cama con miles de lágrimas advirtiéndome con salir, que claro, no tardaron en hacer de su advertencia una realidad. Ariana se puso a mi lado, notaba su preocupación, ella jamás había sido buena en este tipo de situaciones. Rara vez daba un paso antes de que yo hablara.

—¿Qué pasó allí? —me preguntó de repente.

—Solo estoy cansada de los problemas con Holly. —le respondí con simpleza.

Hubiese funcionado si mis lágrimas no hubieran empezado a salir silenciosas y lentamente. Ariana me miró dándome a entender que sabía que eso no era todo, pero era tan difícil reconocer que estaba triste, porque caí en la realidad.

—Cometí el peor error del mundo. —reconocí tomando mi cabeza entre mis manos.

—¿Qué hiciste?

De repente su voz se comenzaba a oír preocupada. Todo lo que hice fue intentar actuar como si no importara, pero era exactamente eso lo que la había hecho dudar y darse cuenta de que algo malo pasaba.

—Lo besé. —respondí dejándome caer contra la almohada—. Lo besé sabiendo que solo me castigaba a mí misma sintiendo esa sensación que jamás seria mutua. Lo besé aun sabiendo que siempre estaría enamorado de Holly.

Al decir las últimas palabras se me hizo más difícil contener mis lágrimas. Me dolía tanto saber que lo tenía tan cerca, pero que jamás me miraría de la manera en la que yo lo hacía.

—No importa que Calum diga que entre ellos las cosas acabaron. Él siempre la elegirá, porque siempre será Holly. —le expliqué encogiéndome de hombros y sintiendo lástima por mí misma—. Pero ¿quién lo puede culpar? Ha estado enamorado de ella siempre.

—No llores, por favor. —exclamó Ariana cuando notó que las lágrimas ya eran un tema difícil de solucionar.

Eso me pena. ¿Por qué debía ser tan emocional? ¿Acaso no podía ser como Ariana por una vez? Quería con todas mis fuerzas ser como Ariana y no dejar que mis emociones me expongan tan fácilmente.