Mi destino eres tú (Calum Hood&Tú)

41. "Olvidaré a Calum"

Narra ______ (Tn)

Cuando escuché las palabras de Calum pensé que podía estar bromeando ¿En qué mundo tan cruel vivía?

No importaba cuan doloroso o sorprendente era que el destino quisiera restregarme en la cara que Calum jamás me vería de esa manera. Connor tenía razón. Debía dejar de pensar en alguien que no me quería, que solo me dañaba. Pensé en seguir siendo su amiga, pero era extremadamente difícil ¿Cómo ser amiga de alguien por quien sientes más que una amistad y encima sale con tu hermana?

Recordé sus palabras. ¿Le pediría noviazgo a mi hermana? Si el hecho de que salieran me causaba dolor, que fueran novios acabaría por destruirme.

—Hola. —me saludó Ariana entrando a mi habitación. Hoy se quedaría aquí y hablaríamos con Ian por Skype.

—¿Por qué tardaste? —le pregunté sin quitar la vista de la computadora.

—Porque la Sra. Gina no me dejo salir hasta que hiciera mi cuarto. —me respondió bufando para luego tirarse en mi cama.

—En eso se parece a tu mamá. —dije riendo.

—¿Qué haces? —preguntó incorporándose para poder ver la pantalla de la computadora.

—Viendo que ha pasado allá en nuestra ausencia. —dije apuntando una foto de uno de nuestros compañeros.

—Mmm... ¿Algo bueno?

Negué rotundamente.

—Nada puede ser mejor que esto. —respondí mirándola y haciendo que ella sonriera cómplice—. Le hablo enseguida a Ian.

Le mandé un mensaje a Ian para que se conectara por Skype y luego le mandé una videollamada la cual aceptó casi al instante.

—What's uuuuuuuuuup —dijimos las dos al unísono.

—Hola, par de tontas —nos saludó él haciéndonos reír.

—¿Cómo has estado? —fui la primera en preguntar. Sonreí al ver su guitarra detrás. Seguramente había estado tocando antes de que lo llamara.

—Bien, todo ha estado tranquilo por acá. —respondió con seguridad—. ¿Y ustedes?

—De maravillas, ni te imaginas. —le dijo Ariana sonriente.

—Ya veo que ni me extrañan. —dijo haciéndose el sentido, pero a nosotras no nos importó. Ian siempre nos había recriminado lo malas que éramos con él. Claramente exageraba todo.

—¡Como crees! Esto es lo mejor. —dije más eufórica que Ariana.

—Entonces no les va a importar saber... —comentó sonriente dejando la oración en el aire.

Puede que siempre haya sido un tonto, pero sabía cómo atraparnos.

—¿Saber qué? —preguntó mi amiga.

—Quien las va a ir a ver...

—¡Vas a venir! —grité como loca a lo que él asintió riendo—. ¡Eso es tan genial!

Podía sentir mi felicidad aumentar, es más, casi podía sentir mis lágrimas asomar. No la estaba pasando muy bien últimamente y tenerlo acá me ayudaría montones.

—¿Y tú no estás contenta? —le preguntó a Ariana haciéndose el interesante.

—Ni ahí. —respondió haciendo que él riera.

—Mueres por mi Ariana, reconócelo. Ambas lo hacen.

—Ni en sueños. —respondimos las dos riendo.