58. "La psíquica"

4.5K 267 27
                                    

No lo voy a negar. La última semana había sido espectacular.

Pasábamos mucho tiempo juntos, y no me refiero solo a Calum y a mí, sino a todos los chicos. Como ya no teníamos parejas fuera del grupo, todo lo que hacíamos lo hacíamos juntos. A veces venía Chloe, aunque no eran muchas las veces que podía, ya que era muy solicitada en lo que hacía.

Y en lo que a Calum a mí respecta, bueno...

—¿Solicitó comida a domicilio? —preguntó esa voz que reconocí al instante.

Reprimí la sonrisa que amenazaba con salir y puse cara confusa. Me di vuelta para encararlo y su sonrisa se volvió más grande cuando estuvimos frente a frente.

Observé sus manos y al ver mi gesto las alzó. Traía un par de bolsas y un olor exquisito desprendía de ellas, tanto así que mis tripas sonaron.

—Qué raro, jamás pedí comida a domicilio. —dije tragando saliva. Era mucho el hambre, pero también las ganas de molestarlo—. Lamento mucho la molestia, pero tendrá que devolverse.

Su boca formó una perfecta sonrisa de lado mientras negaba con su cabeza en forma divertida.

—El que lo lamenta soy yo, ya que no me moveré de aquí, señorita fresita.

Dejó las bolsas en la mesa y se acercó a mí envolviéndome con sus brazos.

—¿Cuándo pararas de llamarme así? —le pregunté rodando los ojos.

—No lo sé —respondió mientras me acercaba más a él—. ¿Cuándo dejes de comportarte así? En resumidas cuentas, nunca.

—Como digas, Hood. —le dije mientras él depositaba un beso en mi frente.

—¿Has hablado con tu mamá? —me preguntó separándose de mí para ir por las bolsas. El olor se intensificaba, como también mi hambre—. Entonces... ¿Aún no lo sabe?

—¿Qué? ¿Lo nuestro? —pregunté acercándome sin poder aguantar. La rica hamburguesa se arrebató mi atención, pero la pequeña risita de Calum me hizo volver—. No te engañes, Hood. A estas alturas mi hermana ya le contó todo.

—Bueno, mejor para nosotros. —dijo llevándose una papa a la boca. Sí, también venía con papas fritas.

Miré con deleite esa sabrosa papa que saboreaba, pero al percatarme de su sonrisa burlona me detuve.

—¿Quieres algo de esto? —preguntó divertido. No sabía a qué se refería, si a la comida o a él, pero, de todos modos, ambos eran un rotundo sí. Asentí—. Entonces tendrás que darme algo de eso.

Sonreí un poco avergonzada cuando me apuntó con otra papa antes de llevársela a la boca. No me molestaba su petición. Si hubiera sido en otro tipo de situación habría tomado largos segundos para disfrutarlo, pero estaba muriendo de hambre, así que me acerqué y le di un rápido y brusco beso.

Cuando separé mis labios de los de él, me miró con los ojos entrecerrados, pero de igual manera me acercó la comida. Juntos nos sentamos en el suelo de la sala principal y mientras saboreaba con ganas mi rica hamburguesa me puse a pensar.

En este último tiempo la idea de que en menos de un mes debía partir de vuelta a mi país se había hecho cada vez más presente. Sé que la gente dice que uno debe disfrutar el tiempo en vez de pensar en lo que vendrá después y en serio lo había intentado, pero no daba resultado.

—Estás haciendo esa cara. —comentó de repente acaparando mi atención.

—¿Cuál cara? —pregunté rápidamente para comer otro bocado.

Mi destino eres tú (Calum Hood&Tú)Where stories live. Discover now