50. "Estaba celoso"

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Narra Calum.

En cuanto vi su estúpida cabeza rubia no pude evitar que la rabia controlara mi cuerpo. Había sido lo suficientemente idiota como para aceptar los juegos de Holly e intentar dañar a una persona tan noble como ______ (Tn).

Entonces, sintiendo la ira inundar mi cuerpo, me acerqué a él y sin previo aviso lo hice girar para luego estamparle un puñetazo en su perfecta cara.

No dejé que hablara o reaccionara, porque seguí golpeándolo. Yo no era un tipo muy agresivo que digamos, no era muy simpático, pero no practicaba los golpes muy a menudo. Digamos que recordar los ojos de ______ (Tn), la vulnerabilidad que ellos transmitían me hizo reaccionar de manera inesperada para tomarlo y no dejarlo, siquiera, respirar.

No escuchaba nada, solo era él, mi puño y yo. Ni siquiera me di cuenta cuando estábamos rodeados de tanta gente, mucho menos cuando ella llegó. Puedo jurar que no escuché su voz, al menos no al principio, de lo contrario me hubiera detenido. Estaba tan concentrado en hacerle pagar a ese imbécil hasta la última lágrima de mi fresita que lo único que me hizo volver fue su tacto.

Ese tierno y suave toque me hizo volver y darme cuenta de que, quizá, solo quizá, era suficiente.

—¡Calum, basta, lo vas a matar!

Me detuve al instante. Puede que no lo haya golpeado lo suficiente como para lograr eso, pero tampoco me quería arriesgar para averiguarlo.

—¿Qué está pasando aquí?

Me tensé al instante que esa voz habló. Era la voz del director, la conocía muy bien. Entonces comencé, poco a poco, a entrar en razón y a darme cuenta de lo que había estado a punto de hacer.

Todo se quedó en silencio, nadie habló. Los espectadores hicieron caso omiso a su pregunta y, como si nunca hubieran visto nada, se comenzaron a dispersar por los pasillos, aunque no del todo. Se quedaron lo más cerca posible para escuchar el resto de la historia.

—¿Acaso nadie me va a contestar? —preguntó nuevamente.

—Fue mi culpa.

Me sorprendí al escuchar su voz y cuando giré para mirarla noté que sus ojos no estaban puestos en mí. Entendía que quisiera arreglarlo, pero no dejaría que ella se hiciera responsable por mis actos.

—No. —negué con la cabeza—. No te metas en esto, ______ (Tn). Fue mi culpa.

—No. —insistió.

En ese momento éramos solo ella y yo teniendo una batalla de miradas que, aunque sus ojos tuvieran un efecto increíble en mí, no la dejaría ganar.

—Mantente alejada de esto. —le pedí bajito para que solo ella me escuchara y, con suerte, me hiciera caso.

—No estoy entendiendo nada. —comentó el director haciendo que volviéramos a la realidad—. Al final ¿Quién me va a acompañar a la oficina?

—Yo. —dijimos al unisonó.

Ambos nos miramos enfadados el uno con el otro. Claramente ambos queríamos protegernos y éramos igual de cabezotas, así que no me quería ni imaginar cómo eso acabaría.

—Srta. Torres, me puede explicar ¿Qué tendría que ver usted en esto?

El director la miró con cara de saber que ella no tenía nada qué ver, pero queriéndole dar una oportunidad para explicarse.

—Yo... —comenzó alargando la palabra. Cerré los ojos con pesadez. Ella no sabía mentir y solo terminaría metiéndose en problemas por nada—. Yo incité la pelea.

Mi destino eres tú (Calum Hood&Tú)Where stories live. Discover now