21. "¿Quién es el amo?"

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Narra _______ (Tn).

Había pasado un mes y dos semanas desde que estaba en Australia. Esas últimas dos semanas habían sido maravillosas. Desde hace exactamente esas dos semanas, Calum y yo nos habíamos vuelto amigos, eso me ponía realmente feliz, ya no tenía que aguantar sus miradas penetrantes y sus palabras hirientes, aunque aún peleábamos, lo hacíamos de gusto, nos encantaba pelear. Calum seguía "andando" con Holly y como yo me había convertido en su "mejor amiga" tenía que hacer todo lo posible para llevarme bien con ella ¡Que injusto! Ariana y Luke se habían vuelto muy cercanos y siempre que los pillábamos juntos ambos se ponían rojos, eso me daba mucha risa. Mike estaba saliendo con Chloe y se veían muy bien juntos, en cuanto a Ashton... él seguía siendo el vago de siempre.

—¿Qué haces, fresita?

Pude reconocer de inmediato esa voz. Sin poder evitarlo sonreí y esperé con todas mis fuerzas que Calum no lo hubiese notado.

—Hablando con mi madre. —le respondí sin despegar la mirada del computador y agregué, esta vez, mirándolo fijamente—. No me llames así.

Acto seguido Calum sonrió y se sentó a mi lado. Calum empezó con un maldito afán de llamarme "fresita" ustedes se preguntarán ¿Por qué? No lo sé, pero por lo que él me dice es porque soy una delicada y creída, tipo fifi. Y, también, porque siempre que pido un juego natural o helado, pido de frambuesa. Bueno, esos son los argumentos del Sr. Hood.

Cuando la conversación terminó, debido a que mi madre tenía que ir a dormir, Calum llamó mi atención.

—¿Quieres ir a tomar un helado? —me preguntó dedicándome una de sus brillantes sonrisas.

—No tengo ganas, estoy cansada. —le respondí cerrando la computadora.

Era cierto. La semana que había pasado estuve llena de pruebas y trabajos. No voy a comenzar diciendo cuán difícil es estudiar para más encima agregarle que debo entender todo lo que para mi ya de por si era otro idioma... en inglés.

Plus, no soy buena para el helado.

—¡Oh vamos no seas fresita! —me decía tirando de mi brazo.

—¡Que no me llames así, Calum! –le dije en tono de amenaza.

Algo en su mirada cambió y me debatí si lo había dicho en un tono muy fuerte. De un momento a otro, él me tomo de los brazos y me cargó en su espalda. Todo eso me tomó de sorpresa por lo que tuve que ahogar un gritito. Cuando comenzó a subir las escaleras, puesto que estábamos en el living me asusté y grité que me soltara, pero él solo se rió y continuó subiendo.

Una vez en el segundo piso se dio paso hacia mi habitación y entré en pánico, así que le advertí una vez más—: ¡Me voy a ver en la obligación de morderte!

Al ver que hizo caso omiso a mi advertencia lo mordí y su reacción fue arrojarme a la cama. En ese momento todo pasó muy rápido. Él me soltó en la cama, pero no se movió, por lo que quedamos frente a frente, nariz con nariz. No puedo negar que mi pulso se disparó por los cielos y que temí por mi lado inocente.

Tampoco puedo negar que en todo ese mágico y adrenalínico momento no pude dejar de mirar sus bellos ojos marrón oscuro. Eran bellísimos y sé que siempre he tenido un no sé qué por los ojos marrones, pero los de Calum eran... diferentes.

—¡Llegué!

El saludo de la Sra. Hood hizo que Calum se parara de la cama. No me miró, como tampoco me dijo nada, solo se levantó y bajó. Me tomé unos segundos para poder normalizar mi respiración y una vez que fui capaz de hacerlo bajé también.

Mi destino eres tú (Calum Hood&Tú)Where stories live. Discover now