Rubí Wolf, estudiante de veintidos años. Es hija de uno de los alfas más poderosos de Seúl.
Pero su vida da todo un vuelco cuando un chico de tez pálida como la nieve y ojos negros como la noche, aparece en su vida.
Todo lo que ella creía de su mu...
Sentir su mirada puesta en mi, me hizo avergonzarme. No quería llamar su atención y lo hice. Maldigo mi carácter de niña mimada.
— Debo colgar, mamá. Hablamos después. – dio por finalizada la llamada y dejó su teléfono en el escritorio. – ¿Estás bien?
Ahora yo tenía toda su atención, genial. Se acercó a paso firme hasta la cama y subió en ella, posicionándose a mi lado. Tenía un terrible dilema ¿Debía contarle a él lo sucedido con H? Pero eso llevaría a tener que contarle la realidad de la muerte de Sanghyun y todos los trapos sucios de los estudiantes y Goya.
¿Debía arriesgarme y contárselo aún sabiendo la posibilidad de que él pudiera contar todo? Mi cuerpo ya no soportaba tanto secreto y mi estrés cada vez era más grande.
Mi vida se basa en mentiras, engaños y más mentiras. No puedo seguir así, eso terminará conmigo.
El problema es que hablar, también puede terminar conmigo. Me arriesgo a tantas cosas y no por hecho de caer yo, si no, por hecho de arruinar la poca familia que me queda.
— Simplemente estoy… Sabes, es irónico que naciera para ser una líder, cuando no sé ni guiarme a la misma.
— Eres joven, aun tienes muchas cosas que aprender. – él intentaba hacerme sentir mejor, pero lo que sentía era más profundo de lo que él sabía.
— A veces pienso que lo mejor para mí manada sería que yo desapareciera y ellos pasarán a ser parte de la mañana de Jeon.
— ¿Jeon Jungkook? ¿Vuestras manadas son aliadas?
— Diría que demasiado aliadas. Jeon y yo, nos habríamos casado en marzo de este año. Sus padres tenían todo planeado desde hace varios años, concretamente desde meses antes de que mi madre y hermano fallecieran.
Mis palabras lo tomaron por sorpresa, obviamente no esperaba algo así.
— Los ricos son tan raros. – comentó arrugando su nariz. – Pero ¿tu relación con Jeon se rompió? Veo que no se hablan mucho y lo evitas a toda costa.
— Eso es por otra razón. Él no tenía la culpa de que nos hicieran casarnos. Pero si tuvo la culpa de no saber asumir las consecuencias de sus actos. – él se quedó en silencio sin llegar a entender lo sucedido. Algo normal, puesto que evitó a toda costa contarlo. – Jeon y yo tuvimos un pequeño… ¿romance? No diría romance, simplemente era sexo adolescente.
— No esperaba eso…
— Lo sé, nadie sabe nada de mí relación con Jungkook. Es uno de los grandes secretos que me guardaba Sanghyun. La cosa es que mi madre sabía un poco la clase de relación que mantenía con jeon y eso a ella le inquietaba. Más que nada por mi salud… – Tenía un horrible nudo en la garganta y evitaba a toda costa llorar – Creo que en parte ya te debes de hacer una idea de lo que pasó entre dos adolescentes aún iniciando en su vida sexual, sin saber las consecuencias que eso puede traer.
— ¿Tuvieron un…?
— No, aborte. A día de hoy sigo teniendo miles de remordimientos, pero tengo claro que no estaba preparada y en ese momento estaba sola. Mi madre había muerto, mi hermano pequeño había muerto y el que supuestamente debía hacerse cargo, en cuanto se enteró se fue a Busan y no volví a saber de él, hasta este año – mis lágrimas recorrían mis mejillas, no podía parar, necesitaba sacarlo todo y desahogarme. – Mi padre no sabe lo sucedido, no lo sabe nadie, más que Jungkook, Sanghyun y ahora tú.
Los fríos brazos del chico me rodearon, me deje llevar y me aferre a él. Tenía tanto guardado dentro, que sentía que si no lo hablaba, terminaría explotando.
No sé en qué momento terminamos ambos tumbados en la cama y yo abrazada a él. Tampoco iba a quejarme, me sentía bien estando con él. Perdí la noción del tiempo e incluso creo que me quedé dormida mientras lloraba. Me dolía muchísimo la cabeza y tenía un ambiente veroz.
Cuando abrí mis ojos, me encontré con los del chico. Quien me miraba atento sin ningún tipo de pudor. Sentir sus ojos negros sobre los míos, me intimido. Me hizo sentir cohibida y tímida.
— Tengo una pregunta, no te obligo a responder; pero preferiría que lo hicieras.
Giró su cuerpo hacia mí, de forma que mi cabeza quedó sobre su brazo y su cara a centímetros de la mía. Trague en seco al sentir su respiración chocar con la mía. Afirme con un sonido nasal, mientras evitaba mirarlo a los ojos.
— Jungkook nunca te obligó a nada, ¿cierto?
— Nunca, fue algo mutuo. La verdad es que Jeon jamás se portó mal conmigo, hasta que ocurrió eso y literalmente desapareció… Me siento mal con todo lo ocurrido.
— Es normal, fue algo duro y en un momento de tu vida crítico. No voy a juzgarte, porque no estuve en tu situación y no sé cómo lo viviste. Aparte es tu cuerpo, tus decisiones, no soy nadie para hablar, ni meterme.
— No todo el mundo piensa así, estoy segura que la mayoría me juzgaría y demasiado.
— Pero yo no lo hago, quédate con eso. Solo te debe importar la opinión de personas a las que aprecies y te importen. Los demás pueden decir lo que les salga de los cojones. Todos tenemos pensamientos y formas de vivir diferentes.
Sentí el tacto de su pulgar en mi mejilla, me acariciaba con suavidad. Cerré los ojos y suspiré, mientras sentía su agradable tacto.
— ¿No piensas que soy una mala persona? – Pregunté aún con los ojos cerrados.
— No, pienso que eres una persona perdida. Y que aún debes encontrarte.
Sus palabras se quedaron clavadas en mi cerebro, pero estaba tan cómoda con él, que caí de nuevo en un profundo sueño. Debo decir que llevaba desde el comienzo de las clases sin dormir bien y con lo de Jaebong, mi sueño empeoró aún más.
Para cuando desperté, estaba sola en la cama del chico y tapada con sus sábanas. Me sentía débil, cansada, hambrienta y en plena fase de transformación. Me había olvidado por completo de la maldita luna llena. Mis colmillos dolían y sentía como la espalda se me iba colocando, además de notar ya el pelo de lobo. Agradable a la vista no era.
Me sentí súper avergonzada cuando el chico entró por la puerta y me vio en plena transformación.
— ¿¿Tienes correa de perro?? – Pregunté asustada – Necesito que me ates.
No era broma, era la primera vez que pasaba la luna llena fuera de casa. Mi pregunta le dejó un tanto confundido, algo muy lógico cuando otra persona te pide que le ates como si fuera un perro
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Espero que os haya gustado <3
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