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𝐂 𝐀 𝐏 𝐈́ 𝐓 𝐔 𝐋 𝐎  𝟐𝟎
"𝗟𝗔 𝗖𝗔𝗠𝗔𝗥𝗔 𝗦𝗘𝗖𝗥𝗘𝗧𝗔"

Despertaron al día siguiente con un sol intenso y una brisa ligera y refrescante

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Despertaron al día siguiente con un sol intenso y una brisa ligera y refrescante.

—¡Perfectas condiciones para jugar al quidditch! —dijo Wood emocionado a los de la mesa de Gryffindor—. ¡Harry, levanta el ánimo, necesitas un buen desayuno!

Al abandonar el Gran Comedor con Ron y Hermione, otro motivo de preocupación se añadió a la creciente lista de Harry. Acababa de poner los pies en la escalera de mármol cuando oyó de nuevo aquella voz:

—Matar esta vez... Déjame desgarrar... Despedazar...

Harry dio un grito, y Ron y Hermione se separaron de él asustados.

—¡La voz! —dijo Harry—. Acabo de oírla de nuevo, ¿ustedes no?

Ron, con los ojos muy abiertos, negó con la cabeza. Hermione, sin embargo, se llevó una mano a la frente.

—¡Harry, creo que acabo de comprender algo! ¡Tengo que ir a la biblioteca!

Y se fue corriendo por las escaleras.

—¿Qué habrá comprendido? —dijo Harry, mirando alrededor, intentando averiguar de dónde podía provenir la voz.

—Muchas más cosas que yo —respondió Ron.

—Pero ¿por qué tuvo que irse a la biblioteca?

—Porque eso es lo que Hermione hace siempre —contestó Ron—. Cuando le entra alguna duda, ¡a la biblioteca!

Harry intento volver a captar la voz, pero los alumnos empezaron a salir del Gran Comedor hablando alto, hacia la puerta principal. Iban al campo de quidditch.

—Será mejor que te muevas —dijo Ron—. Son casi las once..., el partido.

Los equipos saltaron al campo de juego en medio del clamor del público. Oliver Wood despegó para hacer un vuelo de calentamiento alrededor de los postes, y la señora Hooch sacó las bolas.

Harry acababa de montarse en la escoba cuando la profesora McGonagall llegó corriendo al campo, llevando consigo un megáfono.

—El partido acaba de ser suspendido —gritó por el megáfono la profesora, dirigiéndose al estadio abarrotado. Oliver Wood, con aspecto desolado, aterrizó y fue corriendo a donde estaba la profesora McGonagall sin desmontar de la escoba.

—¡Pero profesora! —gritó—. Tenemos que jugar... la Copa... Gryffindor...

La profesora McGonagall no le hizo caso y continuó gritando por el megáfono:

—Todos los estudiantes tienen que volver a sus respectivas salas comunes, donde les informarán los jefes de sus casas. ¡Vayan lo más deprisa que puedan, por favor!

𝐏𝐑𝐄𝐓𝐓𝐘 𝐄𝐘𝐄𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora