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Cuando la rubia había salido de la sala, Harry tuvo una conversación con Cho, la chica se acercaba mientras Harry daba pasos hacia atrás hasta que chocó con la pared. Fue ahí cuando la chica aprovecho para besarlo, Nefe entró a la habitación observando la escena, rápidamente salió de ahí sin ninguna explicación.
Mientras tanto Harry se había percatado de la presencia de la rubia y había intentado separarse de Cho si éxito alguno, hasta que después lo logró.
—Cho, ¿qué te pasa? No vuelvas a hacer eso —dijo el chico.
—Lo siento... —dijo la asiática con lágrimas— Creí que...
—Cho... Me gusta alguien más —le dijo a la chica sin rodeos.
—¿Es... Nefe? Yo... ¿Ahora te gusta ella?
—Siempre fue ella.
—Ella es muy linda...
—Si ella es muy linda, mi interés hacia ti termino cuando ella llego a mi corazón, y ahora ella nos vio y todo se arruino.
—Lo lamento Harry, de verdad... yo no quería... —La chica miró a Harry— Ve... ve y búscala, explícale todo y si no te cree yo hablaré con ella.
Harry miro a la chica.
—Gracias por entender —dijo para después salir de la sala corriendo.
Harry corría por los pasillos buscando a la rubia, no creía que estuviera tan lejos. Corrió hasta que la vio con las hermanas Greengrass. Nefe se encontraba con un rastro de lagrimas y las chicas la consolaban. Cuando Daphne lo vio hablo.
—¡Lárgate Potter! —gritó llamando la atención de Nefe que lo volteo a ver.
—¡Déjame explicarte las cosas! No paso lo que crees, por favor Nefe, Déjame hablar contigo —hablo el chico bajo las intimidades miradas de las Slytherins.
Nefe no se encontraba nada bien, pero de igual manera quería una explicación, ya sería su decisión saber que hacer al respecto.
—Esta bien —dijo la rubia.
—¿Que? No, no está bien —dijo Daphne.
—¡Ella ya dijo que quiere hablar! —hablo Harry indignado.
A regañadientes Daphne se fue arrastrada por Astoria dejando a los dos chicos solos en un silencio incómodo. Nefe miraba el suelo esperando a que Harry hablara.
—No es lo que tu crees...
—¿Entonces no se estaban besando? —interrumpió Nefe.
—¡No! Digo, ¡si! Pero no como tu piensas —hablo rápidamente— Ella me beso a mi, e intenté quitarla pero no me dejaba.
