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Había sido una larga y cansada semana para Neferet, había tenido entrenamientos todos los días y cada vez aumentaba la dificultad. Todos los que realizaba serian ridículamente más fácil si tuviera una varita, pero no podía usar magia fuera de Hogwarts.
Era sábado por la mañana y por suerte descansaría los fines de semana. Además hoy era la audiencia de Harry y Nefe tenía que poner en marcha el plan había estado ideando toda la semana con Atenea.
Era muy temprano sabía que la audiencia sería a las nueve y a pesar de tener todo calculado no sabía entrar al ministerio así que tendría que irse más temprano.
—Tenemos todo calculado, cada posibilidad y cada posible situación, no puede fallar —dijo Nefe bastante segura.
—No dejo de pensar que es la locura más grande y estúpida que vas a hacer en tu vida —le dijo Atenea.
—Lo único que nos falta es conseguir permiso, de lo contrario todo se va a la basura.
Comenzó a meter algunas cosas a su mochila para luego lanzaría por la ventana tres pisos abajo.
—Espérame donde esta la mochila, si no llego en diez minutos evacua la misión —le pidió a Atenea.
—¡No es una película de espías! —fue lo último que escucho Nefe pues había salido del cuarto.
Bajo al comedor pero no había señales de Tom así que opto por ir a su oficina. Nunca se le haba ocurrió acercarse ahí pero la situación lo ameritaba. Tocó la puerta y cuando escucho un "adelante" la abrió.
—Buenos días Nefe ¿necesitas algo? —pregunto Tom cuando la vio.
—Buenos días... quería pedirte algo —Tom asintió— lo que pasa es que en el centro comercial hoy va a haber una inauguración de una nueva tienda de ropa, y de verdad me encantaría ir... además estuve entrenando toda la semana y quisiera distraerme.
Tom se quedó pensando un minuto mientras tanto Nefe esperaba que no descubriera su mentira. Finalmente Tom accedió.
—Esta bien, pero ve a desayunar primero y te puedes ir —dijo volviendo a escribir en un pergamino.
Nefe sonrió, la fase uno estaba completada.
Salió de la oficina cerrando la puerta y se dirigió a donde había caído su mochila, ahí se encontraba Atenea esperándola. Nefe se acercó con una sonrisa.
—¡Vamos al pueblo!
Camino durante quince minutos hasta que llegaro al centro comercial, Atenea se encontraba en su mochila para no llamar la atención. Llegó hasta una tienda que había visto cuando vino con Draco, tenía suerte de que estuviera abierta por lo temprano que era.
