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Neferet se encontraba en la mansión Malfoy, Draco estaba con Géminis en la cabaña en el bosque. Draco volvería a Hogwarts en un par de días y Neferet tenía que asegurarse de algo antes.
Sabía que su padre había secuestrado a Ollivander, pero no sabía en donde lo tenia, ahora tenía una ligera sospecha. Pero algo que habua escuchado entre los mortifagos en los ultimos días, era del secuestro de una niña rubia.
Neferet no podía creer que cayeran tan bajo, pero quería ver con sus propios ojos y en todo caso encontrar a Olivander.
En ese momento era invisible, prefería ahorrarse interrogatorios. Draco le había indicado por donde ir para llegar hasta el sótano, donde probablemente estaban los secuestrados.
Bajo lentamente sin hacer ruido, lentamente la luz iba desapareciendo, ya estando más abajo comenzó a iluminar con su varita. Vio que la puerta tenía un hechizo, así que sin hacer ruido lo quito. Entro en silencio y cerró la puerta tras de ella.
—¿Hola? —preguntó en voz baja— ¿Hay alguien aquí?
Con un hechizo encendió la luz y todo el cuarto se iluminó. Pudo observar a una chica de cabello rubio el cual estaba algo sucio, la reconoció como Luna Lovegood, más atrás estaba sentado el señor Ollivander.
—Señorita Ryddle, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que la vi —hablo Ollivander— ¿Aún conserva su varita?
Nefe se la enseño.
—Madera de abeto, núcleo de cola de unicornio 28 centímetros y gran flexibilidad, como olvidarla.
—No tenía idea de que estaban aquí, ¿Desde cuando esta aquí señor Ollivander?
—He perdido la cuenta muchacha, recuerdo que era agosto de 1996 —Neferet soltó un jadeo sorprendida.
—¿Al menos le han traído comida?
—Rara vez, pero he sobrevivido —A Nefe le entro una impotencia y unas ganas de llorar— La señorita Lovegood llegó hace unos días.
Neferet volteo a ver a Luna. Su mente trabajaba al mil, no podía sacarlos eso era claro, sería imposible sin levantar sospechas. Pero al menos no los torturaba, o eso creía, lo único que podía hacer era llevarles comida.
—Realmente quisiera sacarlos de aquí, pero no se como. Pero no se preocupen, me voy a encargar de que estén bien, me encargaré de que reciban comida diaria.
Luna y Ollivander sonrieron.
—¿Hay algo más que quisieran?
—Algunos libros, pergaminos y plumas, creo que servirían —Nefe asintió.
