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Neferet se encontraba en su habitación, la bebé estaba dormida en la cama. Hasta ahora la había ocultado bastante bien de su padre, era fácil, teniendo en cuenta que él nunca se acercaba a su habitación y últimamente se encontraba fuera de la mansión. Mientras, ella planeaba con Draco que hacer con la bebe.
De cierta manera, cuidar a la niña distraía un poco a Nefe, pues comenzaba a tener pesadillas sobre la muerte de Dumbledore. No eran nada lindas.
No había hablado con Daphne desde la noche que escapó de Hogwarts, pero la Greengrass había enviado sus cosas, el curso en Hogwarts había terminado después del funeral de Dumbledore.
Ahora, se encontraba esperando a que su amiga llegara, pues ella tenía que ir a una reunión en la mansión Malfoy y necesitaba que le ayudara a cuidar a la bebé. Después le explicaría todo lo sucedido.
La rubia volteo hacia la ventana cuando vio una lechuza gris picoteando para que abriera. Se acercó hasta ella y la dejo entrar, la rubia desató la carta de la pata del animal y el salió volando por la ventana. Neferet abrió la carta, no decía de quien era. A simple vista parecía ser una carta de felicitación por un cumpleaños, pero la rubia sacó su varita.
—ostendit indicium —dijo dando un pequeño golpe al papel con la varita. El texto de la carta comenzó a cambiar.
Durante el año escolar en Hogwarts, había diseñado un hechizo con Snape, solo ellos lo conocían, y ahora les servía para pasar información sin qué nadie leyera el contenido real en caso de caer en manos equivocadas.
El contenido de la carta era información sobre el día que trasladarán a Harry de la casa de sus tíos hasta un lugat seguro, la rubia suponía que sería la casa de los Weasley. Quemo la carta justo cuando tocaron la puerta. Se acercó y la abrió para ver a Daphne detrás de ella.
—¡Merlín! ¡Nefe! ¿qué ha pasado? No sabía nada de ti...
—No tengo mucho tiempo, pero te prometo que te explixare todo —interrumpió Nefe y señaló la cama.
Daphne abrio los ojos sorprendida al ver al la pequeña bebé dormida en la cama.
—¿De donde la...
—¡Te explico luego! —exclamó en un susurro— Nececito qué la cuides un rato, cuando vuelva te explicaré todo— Daphne asintió.
—¿No has nadie más aquí verdad? —Neferet negó.
—No, pero de igual manera no salgas de esta habitación, aquí ya está todo lo necesario, si necesitas comida, sacala de la pequeña nevera —señaló la esquina de la habitación.
—Nefe, nunca he cuidado un bebé.
—Ya es noche, se quedara dormida, en caso de que despierte solo dale leche y se volverá a dormir.
