II

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Todo el mundo estaba agitado en Invernalia y no podía ser por otra cosa que por la visita del rey y la familia real, Robert Baratheon.

- Estás preciosa.- Eilidh alagó a Sansa.

- Tengo que estar perfecta para el principe Joffrey.- dijo la pelirroja mientras de cercioraba de que su cabello estaba peinado a la perfección.- Más te vale no arruinarlo.- amenazó mirando a su hermana pequeña.

- Más te vale no arruinarlo.- Arya le hizo burla agudizando la voz y con gestos exagerados.

Eilidh tomó la mano de Arya y la sacó de la habitación antes de que comenzase una pelea entre las dos hermanas. Miró a su alrededor, cogió uno de los yelmos de la armadura que adornaban el lugar y se lo puso en la cabeza.

- Anda, vete que se que lo estás deseando.- después de dedicarle una sonrisa traviesa, Arya se fue corriendo de allí.

- ¡Ya llegan!- Rickon corrió hacia ella hasta abrazarse a sus piernas.

Cogió a Rickon en brazos y se asomó a la habitación para avisar a Sansa de que debían irse.
Al bajar todo el mundo estaba casi preparado, Sansa se colocó junto a Robb y Rickon en la otra esquina.
Eilidh por su parte divisó a su hermano junto a Theon filas más atrás y no dudó en ir hacia ellos y colocarse entere medias de ambos. Mantuvo la vista al frente viendo a todos los sureños pasar pero sin prestarles gran atención, ni si quiera se hubiera inclinado ante el rey si no fuese porque Theon tiró de su brazo hacia abajo.

Después de saludar a Eddard, el rey Robert le dio un repaso a cada uno de los hijos de su viejo amigo.
A pesar de las insistencias de la reina en que no fuese, Robert insistió en ir a la cripta de los Stark para presentar sus respetos a los muertos de la casa.
En cuanto el rey abandonó el lugar todo el mundo volvió a sus tareas. Un gran banquete de bienvenida les esperaba.

Eilidh sentía que todo el tiempo que había pasado arreglando su cabello y escogiendo que vestido llevar al banquete había sido en vano, pues en vez de estar dentro disfrutando de la comida y la música estaba junto a su hermano, entrenando con la espada.

- ¿Has machacado ya a tú hermano?- una tercera voz les hizo sobresaltarse.

- ¡Tío Benjen!- exclamaron ambos al ver al hombre bajarse de su caballo.

Eilidh corrió hacia su tío para fundirse en un abrazo, al que poco después se unió Jon.

- Cuanto habéis crecido.- señaló el mayor.- Aquí estoy, no quería dejaros solos con los Lannister. ¿Por qué no estáis en la fiesta?

- A Lady Stark le parecía un insulto para la familia tener a unos bastardos entre ellos.- explicó Jon.

- Siempre eres bienvenido en el muro.- Benjen de dirigió exclusivamente a Jon.- A ningún bastardo se le niega su sitio allí.

- Llévame contigo cuando vuelvas.

- Tío, deberías dejar de meterle esas ideas en la cabeza.- se interpuso Eilidh.- Padre nunca le dejará ir, el muro no es tu lugar, Jon, tú lugar está conmigo.

- Y este lo es mucho menos.- se quejó Jon.- Padre me dejará ir si se lo pides.

- El muro no va a ir a ningún lado, puedes esperar un tiempo.

- Estoy listo para hacer el juramento.- afirmó Jon.

- No sabes a lo que renunciarías.- dijo Benjen tratando de hacer reflexionar al joven.- No tenemos familia, no engendraremos hijos jamás.

- Eso es algo que no me importa.

- Pues debería importarte.- dijo Stark entre suspiros.- Tengo que entrar ahí, a rescatar a tu padre de sus invitados. Ya hablaremos.

Eilidh le echó una última mirada a Jon antes de ir tras su tío.- ¡Tío Benjen!- el hombre vestido de negro se paró.- Cuélame contigo dentro, Lady Stark no me dirá nada si me ve entrar contigo.

La observó durante unos instantes antes de acceder, pasó un brazo por sus hombres y juntos fueron hacia el interior.
Una vez dentro de separaron, Benjen fue a hablar con su hermano mientras Eilidh buscaba un lugar en el que sentarse. Divisó a sus hermanos pero sentarse junto a ellos ni si quiera era una opción. Observó desde lejos como Arya le lanzaba un pedazo de su comida a Sansa, trato de reprimir la risa, pero la dejó escapar ya que nadie la vería. Pero sus ojos se encontraron con los de Theon, que también reía por la travesura de la pequeña de los Stark.

El castaño se levantó y se abrió camino a empujones entre la gente para llegar hasta su lado.

- Estás preciosa.- cogió entre sus dedos una de las trenzas que caía a los costados de su rostro.

- Eso se lo dices a cada mujer que se cruza por tu camino.- dijo Eilidh con una sonrisa burlona.

- Pero solo te lo digo a ti en serio.- comenzó a acariciarle la mejilla pero Eilidh se separó rápidamente.

- Suficiente tengo con ser una bastarda como para que ahora también me vean como una impura.- dijo observando a su alrededor esperando que nadie se hubiese percatado de tal cercanía.- La puta de Theon Greyjoy, ni en tus mejores sueños.- sonrió

El rey Robert quitó toda su atención de la prostituta con la que estaba cuando vio a Eilidh hablando con Theon, ante sus ojos era como haber visto un fantasma, el fantasma de la persona que más había amado en toda su vida.

A paso lento y pensado se dirigió hacia ella.- Disculpa.

- Rey Robert.- nada más verle tanto Theon como ella se inclinaron.

- Debes ser la bastarda de Ned, ¿verdad?- rápidamente la tomó del brazo para ponerla recta.- Eres la viva imagen de tu tía, una clara Stark.

- Menos porque no poseo el apellido.- Eilidh bromeó.

- Conocí bien a Lyanna.- murmuró para si mismo, aunque Eilidh llegó a escucharlo. Era sabido en los siete reinos que el rey Robert sigue perdidamente enamorado de la que una vez fue su prometida, Lyanna Stark, el amor que sentía por ella era tan fuerte, que ni la muerte lo había extinguido.- Ella era la mujer más bella que jamás he visto, le tenía mucho aprecio.

- Ella tuvo suerte de ser amada de una manera tan apasionada, su alteza.- dijo Eilidh ahora con una sonrisa incómoda.- Si me disculpa, mi rey, debo irme, no puedo estar aquí.

- ¿Y eso por qué?

- No es bien visto que la bastarda del señor de Invernalia acuda al mismo banquete que sus majestades.

- Ni hablar.- Robert enganchó su brazo en el de Eilidh.- Tienes la sangre de mi mejor amigo, yo diría que eres más Stark que los hijos de la Tully.- Eiildh sabía que lo decía por sus rasgos, todos los hijos de Catelyn, a excepción de Arya, habían heredado a las características de los Tully. Eilidh, al igual que su hermano, habían heredado el aspecto físico de los Stark, lo que siempre había molestado a Lady Stark.- Debes de disfrutar de este gran banquete junto a nosotros.

La sonrisa de Eilidh se borró en el momento en el que se dio cuenta de las malas miradas que le esperaban y la gran bronca que habría después del banquete. Lady Stark enfurecería al verla y su padre se haría a un lado ante el conflicto, como siempre.

- ¡Sírvete una copa, querida!- Robert le quitó la copa de entre las manos a Eddard, que se quedó incrédulo ante la presencia de la mayor de sus hijas allí.- Y sonríe un poco, estamos en una fiesta.

- ¿Qué haces aquí?- le preguntó Eddard por lo bajo.

- Entré con el tío Ben, yo solo quería entrar y mantenerme al margen, se lo que Lady Stark piensa de mi presencia aquí.- le respondió en susurros.- Pero el rey Robert me vio e insistió en traerme hasta aquí, ni si quiera he podido negarme.

- Puedo imaginarme que es lo que ha visto en ti.- dijo Ned sin apartar la mirada de su borracho amigo.

- Me dijo que era idéntica a vuestra hermana, Lyanna Stark.

- Y en verdad lo eres.- Eddard fijó la mirada en el rostro de su hija.- Sabes que no me molesta tu presencia aquí, pero si Catelyn o la reina te ven...

Eilidh dejó la copa, a la que no le había dado ni un sorbo, en la mesa y se levantó.

- Tranquilo, padre, lo entiendo.

Nieve en verano (GoT)Where stories live. Discover now