LIV

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La ceremonia se celebraría en el interior del castillo, todo aquel que gustase podía acudir, desde la mismísima reina al perrero. Así lo había decidido Eilidh, sabía el día tan duro que se venía, y quería que cualquiera pudiera disfrutar y distraerse en la que podía ser su última noche.

Eilidh salió de su habitación agarrada al brazo de su hermano, por el camino todas las doncellas observaban lo bella que se veía, con el preciosos vestido y el cabello rubio que ahora le caracterizaba. Caminaba con elegancia y sin dar un solo paso en falso a pesar de los nervios. La gran cola la seguía por donde iba dejando un rastro de su presencia.

Cuando llegaron a la sala que habían habilitado para la ceremonia, pudo ver a Brandr y a Theon a su lado, bien limpio y peinado, con ropas completamente negras, a excepción del kraken bordado con hilo dorado en su pecho. Si no fuese por el cabello blanco, Eilidh hubiese jurado que tenía ante sus ojos al Theon de diecinueve años, que correría hacia él y juntos se escaparían al bosque para que nadie les viese. Pero los años habían pasado y se encontraba caminando hacia él para jurar sus votos en matrimonio.

Miro a Jon, que aún caminaba a su lado, y por unos instantes le pareció ver a su padre en su lugar. No con el rostro serio que le caracterizaba, si no con una sonrisa. Le hubiese encantado que su padre estuviese allí, viéndola casarse. Eilidh era la niña de los ojos de Ned, y le hubiese encantado verla convertirse en la fuerte mujer que es ahora.

Tanto a Eilidh como a Theon les hubiese encantado que Robb estuviese allí, Theon nunca dejaría de arrepentirse por haber traicionado a su mejor amigo y hermano, su juicio se había visto nublado y había cometido actos horribles.

Eilidh echaba en falta a mucha gente en esa ceremonia, no podía dejar de pensar en Rickon, estaba segura de que si la ceremonia se hubiese dado en circustancias normales, hubiese sido de los que más se hubiesen alegrado por ella, le encantaban estos actos porque después había música y un gran banquete, además de que su madre le permitía quedarse más tiempo despierto. De cierta manera también extrañaba la presencia de lady Catelyn, sabía que durante su niñez no había sido de su agrado, pero en los últimos momentos, durante el reinado de Robb, habían aprendido a apreciarse.

- ¿Quién viene ante los antiguos dioses esta noche?- preguntó Sam.

- Eilidh Nieve.- respondió Jon.- Viene a casarse, una mujer crecida y noble, viene a implorar la bendición de los dioses. ¿Quién viene a solicitarla?

Theon dio unos pasos para quedar frente a ella.

- Theon de la casa Greyjoy, ¿quién la entrega?

- Jon Nieve, su hermano.- "que fue rey en el Norte" dijo Eilidh para sus adentros.

- Lady Eilidh, ¿tomáis a este hombre?- Sam siguió con la ceremonia.

La mirada de Eilidh se clavó en Theon, había decidido llevar el rostro totalmente descubierto, lo que dejaba ver su enorme cicatriz y ojo dañado, pero aún así no sentía ningún tipo de inseguridad, no ante la mirada de Theon.

Eilidh imitó a Theon y dio unos pasos acercándose más a él.

- Tomo a este hombre.- respondió con una sonrisa.

- Lord Theon, ¿tomáis a esta mujer?

- Tomo a esta mujer.- respondió Theon rápidamente.

- Ante sus ojos y con la bendición de los antiguos dioses, selló este matrimonio inquebrantable hasta la muerte entre lady Eilidh Nieve y lord Theon Greyjoy.- sentenció Sam.

A pesar de toda la gente que presenciaba la ceremonia, no podía escucharse más que el sonido de las llamas que iluminaban el lugar. Los recién casados mantenían la mirada fija el uno en el otro. Theon extendió su mano invitando a Eilidh a que le diese la suya, al hacerlo vio como su muñeca estaba decorada por el brazalete que él le había obsequiado hace años. Eilidh bajó la mirada para ver lo que el hombre observaba tan atentamente y sonrió al darse cuenta de lo que se trataba.

- Juro ante mi dios ahogado y los antiguos dioses amarte aún y cuando la muerte me alcance.- murmuró Theon para que solo la rubia pudiese escucharle. Prometo protegerte de todo lo que me sea posible y siempre cuidar de ti. Que todos los testigos de nuestro amor me claven un puñal si en algún momento te daño de alguna manera, por pequeña que sea la herida. Desde hoy, hasta el final de mis días, te pertenezco en cuerpo y alma, Eilidh Greyjoy.

- Mi corazón te ha pertenecido más tiempo de lo que fue mío.- Eilidh apoyó su frente sobre la de Theon.- Suceda lo que suceda siempre te amaré, y si en algún momento me dejas, te llevarás mi corazón y cordura contigo.- subió la mano hasta dejarla sobre el lado derecho del pecho de Theon sintiendo su corazón latir frenéticamente.- Nuestro amor es puro e incondicional, resiste contra todo lo que se le venga encima. Te amo, Theon Greyjoy, y prometo mantenerme a tu lado y apoyarte en cada decisión y momento de ahora en adelante.

Con su mano libre, Eilidh tomó la mano derecha de Theon y la puso sobre su pecho para que pudiese sentir el latir de su corazón. Fue el canoso el que dio el paso en juntar sus labios en el beso que sellaba su amor para siempre.

El silencio fue sustituido por gritos y aplausos de alegría. La ceremonia había conseguido que al menos por unos instantes a muchos se les olvidase lo que les acechaba. Las doncellas suspiraban deseando un amor así, porque a pesar de la reputación de Theon, en el momento lo único que se veía era a dos jóvenes que se amaban.

Después de la ceremonia no hubo ni un gran banquete, ni bailes, ni música. Los recién casados, celosos de intimidad, fueron a la alcoba de Eilidh. Mientras el resto de asistentes pasaba la noche como podía, muchos hablando y compartiendo anécdotas. Y muchos otros haciendo aquello que no querían dejar de hacer por si era su último día. Esa noche fue una celebración a la humanidad, no había hueco para más emociones que no fuesen el miedo, la pasión y el amor.

Nieve en verano (GoT)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang