IX

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Tal y como pidió Robb, todos los abanderados que habían jurado lealtad a los Stark fueron llamados, y ahora se encontraban reunidos en un banquete en el castillo. Eilidh estaba sentada a la derecha de su hermano, puesto que jamás hubiese podido ocupar si Lady Stark hubiese estado en Invernalia, ponía atención a lo que los hombres discutían, pero no podía evitar entretenerse acariciando a su lobo, que estaba acostado a sus pies.

- ¡Treinta años llevo convirtiendo hombres en cadáveres, chico!- exclamó uno de los hombres.- Soy el hombre que debe abrir la marcha.

- Galbart Glover abrirá la marcha.- dijo Robb.

- El maldito muró se derretirá antes de que un Umber marche tras un Glover.- negó el hombre.- Yo la abriré o cogeré a mis hombres y nos iremos a casa.

- ¿Esa es la lealtad que le tenéis a Lord Stark?- preguntó Eilidh incrédula, no veía tan importante quien debía ir primero y quién después. De hecho, pensaba que discutir por ir en cabeza era una tontería, los primeros serían los que más bajas tendrían.

- Podéis hacer lo que queráis, Lord Umber.- Robb se levantó de su asiento claramente molesto.- Cuando acabe con los Lannister, volveré hacia el norte, os sacaré de vuestra torre y os colgaré por perjuro.

- ¿Perjuro, dices?- Lord Umber exclamó a la vez que se levantaba tirando el plato de comida que tenía frente a él y llamando la atención de todo el mundo.- No me quedaré a tragarme los insultos de un crio tan verde que mea hierba.

Ante tal insulto y el movimiento que hizo agarrando el mango de su espada, los primeros en reaccionar fueron Theon, que imitó la acción poniéndose en pie, y Viento Gris, que se lanzó a morder el brazo del hombre que amenazaba con atacar a su dueño.

- Mi señor padre me enseñó que desenvainar el acero contra tu señor significa la muerte.- dijo Robb viendo como su aún cachorro de lobo le había arrancado dos dedo a Lord Umber.- Pero sin duda el gran Jon solo quería cortarme la carne.

- Tu carne... es muy dura.- acabó la frase estallando en carcajadas, haciendo que el resto, incluido Robb le siguiese.

Eilidh sintió la mirada confusa de Bran sobre ella, ella solo levantó los hombros como respuesta, tampoco entendía a los lores norteños, pero así eran.

La cena transcurrió con normalidad, hablaban de estrategias de guerra y Eilidh pensaba que algunos eran algunos ineptos sin idea de la guerra, pero eran hombres y por eso se les escuchaba. Pero por primera vez en sus diecisiete años se sentía incluida, sentada en la misma mesa que sus hermanos delante de personas importantes. Por primera vez en toda su vida, se había olvidado de que era una Nieve.

- Déjame que te acompañe hasta tus aposentos.- Robb le extendió la mano.- Esta misma noche partiremos hacia el sur.

- ¿No es demasiado pronto?-preguntó Eilidh.

- Nos superan en número, debemos pillarles por sorpresa.- explicó el muchacho.- Es nuestra única oportunidad de vencerles.

- Bien, iré contigo.- Robb abrió la boca para quejarse, pero la conocía demasiado bien como para saber que cualquier cosa que dijese no serviría para nada, ni aunque se lo ordenase.- Bran y Rickon estarán bien aquí. Le prometí a padre que cuidaría del norte en su ausencia y desde aquí no puedo hacerlo.

Cada uno fue a preparar su equipaje y su mente para partir. Antes de despedirse de sus hermanos pequeños, Eilidh fue al bosque de los dioses. No hablo con ellos y tampoco les pidió nada, solo se sentó allí, ese lugar le hacía sentir a su padre cerca, y eso era justo lo que necesitaba en el momento.

Dio tres toques en la puerta de Bran y seguido escuchó como le daban paso desde el interior.

- Robb ya ha venido.- dijo Bran nada más verla.- Os vais y nos dejáis aquí solos.

- Debes entender que es lo necesario.- la chica avanzó a la habitación percatándose que junto a Bran se encontraba Rickon.- Ojalá estuviésemos todos aquí, como antes. Pero para eso necesitamos partir, ¿lo entendéis?

- Pero volveréis, ¿verdad?- preguntó Rickon con la voz ahogada.

Escuchar al más pequeño apunto de llorar estrujo el corazón de Eilidh, hace unos días le estaba consolando por la ausencia de su madre y ahora era ella la que lo abandonaba, porque aunque en voz alta lo estuviese negando, en su interior sentía que los estaba abandonando.

- Por supuesto.- dijo recibiendo en sus brazos al pequeño.- Antes de que te des cuenta estaremos de vuelta.- abrazó al niño contra ella acariciando su cabello.- Además, os escribiré siempre que me sea posible.

- Hablas igual que Robb.- se quejó Bran.

Eilidh apartó delicadamente a Rickon y avanzó hacia la cama de Bran sentándose a su lado. Le acarició el rostro delicadamente. Le dolía irse, pero sentía que era lo que debía hacer.

- Me encantaría poder quedarme, no sabes cuanto. Pero yo no soy necesaria aquí, no soy una Stark, puedo servirle más de ayuda a Robb, él también necesita alguien que se haga cargo de él.- dijo lo último buscando al menos una sonrisa, pero el rostro de Bran se quedo serio, lo que si escuchó fue una leve risa de Rickon.

- Siempre vas a ser necesaria aquí.- murmuró.- Volved lo antes posible.

Se incorporó de la cama para abrazarla, escondió su rostro en el hueco del cuello de la castaña y esta pudo jurar escuchar los sollozos de niño. Con el corazón roto, lo abrazó fuerte contra sí y estiró su brazo para agarrar a Rickon y unirlo al abrazo.

Los tres se quedaron en la habitación de Bran hasta que Robb fue a buscar a Eilidh para partir. La chica dejo a Rickon, que se había dormido en sus brazos, en la cama al lado de Bran y después de dejar un beso sobre la frente de cada uno se fue.

Al salir los dos mayores se miraron, les esperaba un viaje largo y duro, pero necesario.

Nieve en verano (GoT)Where stories live. Discover now