III

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Ahora que los reyes ya se habían acomodado en Invernalia, todo parecía haber vuelto a la normalidad, menos porque el rey Robert le había propuesto el puesto de mano del rey a Lord Stark, y Sansa y Joffrey se casarían.

Eilidh estaba sentada sobre la nieve con su hermano Rickon sobre su regazo, el niño se dedicaba a jugar con el pelo de su hermana mientras ella disfrutaba del tacto de la nieve sobre sus pies desnudos. Muchos al verla pensaban que estaba loca y le habían advertido de que le saldrían quemaduras en los pies, pero desde que tiene memoria le gusta andar descalza por la nieve, a pesar que su padre había intentado quitarle esa manía desde niña, pero le había sido imposible.

- Ahora que padre, Arya, Bran y Jon se van este lugar se me va a hacer difícil de sobrellevar.- dijo mientras peinaba el cabello pelirrojo y demasiado alborotado de su hermano.- Aún quedáis tú y Robb, pero Lady Stark va a hacer de mi estancia aquí una pesadilla. Quizás es momento de que yo también busque mi propio camino.

- También esta Peludo.- señaló el niño con la sonrisa más adorable que jamás han visto los dioses.

- Por supuesto, ¿cómo he podido olvidarme de él?- dijo Eilidh dramáticamente mientras comenzó a hacerle cosquillas al pequeño Stark.

- No puedes irte porque me prometiste que me enseñarías a tirar con arco como a Arya.- Rickon le abrazó por el cuello.

- Tienes razón, quizás si que me quedan cosas por las que quedarme en casa.

Los dos se sobresaltaron al escuchar los torpes pasos del lobo de Bran corriendo hacia ellos, dada la velocidad ni si quiera le dio tiempo a frenar antes de abalanzarse sobre ellos.

- Ey, pequeño.- Eilidh se levantó aún con Rickon en brazos.- ¿Qué es lo que pasa?

La única respuesta que recibió del lobo fueron varios aullidos y volvió a correr por donde había venido, Eilidh lo tomó como una indicación de que quería que viera algo. Así que, después de dejar a su hermano sobre la nieve corrió siguiendo las huellas del lobo.

Estaba exhausta cuando a lo lejos vio la figura de Brandr, su lobo, junto al de Bran, los dos estaban parados frente a una mancha negra en la nieve que desde su posición no podía identificar que era.

A medida que se acercaba podía ver que se trataba de una persona, lo que la alarmó e hizo que acelerase el paso. Un grito ahogado salió de su garganta al ver de quien se trataba.

Corrió espantada hacia el pequeño cuerpo que yacía en la nieve, colocó la mano sobre su pecho comprobando que su corazón siguiese latiendo y acercó su rostro al suyo para sentir su aliento. Con cuidado levantó su cabeza y lo abrazó contra su pecho. Trató de levantarlo pero temía poder dañar sus piernas más de lo que ya lo estaban.

- Tranquilo, tu hermana mayor está aquí, Bran, por favor, resiste.- murmuró entre lágrimas.- Brandr ve a buscar a alguien, rápido.

Cuando el lobo desapareció, y sin soltar a su hermano, miró hacia arriba. Debía haber caído de la torre que tenían ante ellos. Pero para ella sonaba irreal que Bran se hubiese caído de algo tan fácil de escalar, no había nadie en Invernalia que trepase como lo hacía el pequeño.

- Cuando despiertes tienes que contarme que es lo que ha pasado, ¿está bien?- murmuró apartando el cabello del rostro del niño t dejando un beso sobre su frente. 

- ¡Por los dioses!- Lord Stark exclamó al tener ante él tal estampa.

Se agachó junto a su hija para ver el estado de Bran, al igual que ella, se cercioró de que su corazón seguía latiendo y de que seguía respirando.

- ¿Qué ha sucedido?- preguntó viendo las piernas completamente torcidas de Bran.

- No lo sé, padre, los lobos vinieron a por mi y cuando llegué ya estaba así.- dijo entre sollozos.- Ha debido caerse desde arriba. Ayúdalo, padre, Bran no puede morir, por favor.

Con cuidado de no herirle más de lo que estaba, Eddard cargo a su hijo en brazos y camino lo más rápido que pudo en busca de ayuda. Con desesperación y seguida por ambos lobos, Eilidh se adelantó a su padre mientras gritaba por ayuda.

Cuando la vieron en aquel estado todos se interesaron en saber que es lo que le sucedía y en cuanto la chica pudo explicarse el pánico se propago. El maestre Luwin y Rocdrick fueron los que se acercaron a Lord Stark para ayudarlo a llevar a Bran hasta sus aposentos.

Después de eso, los tres hombres junto alguno más y Lady Stark se encerraron en la habitación. Los hermanos del niño fueron preocupados a su puerta, pero al ver que nadie salía simplemente se fueron, Eilidh acompañada de Brandr y el cachorro del Bran, fueron los únicos que no se movieron de la puerta. Los tres sentados en el exterior esperando a que alguien saliese con las más mínimas noticias del estado de Bran.

- Maestre Luwin.- Eilidh se levantó rápidamente al ver al anciano.- ¿Cómo está, ha despertado?

- Parece estable, pero no ha despertado aún, y es imposible saber cuando lo hará.- le informó.- Su espalda y sus piernas están rotas, si logra despertar, no volverá a caminar. De todas formas, estás primeras horas son esenciales para saber su progreso.

- ¿Puedo entrar a verlo?- preguntó tratando de asomarse por la puerta.

- Lady Stark ha pedido que nadie les moleste.- respondió negando.- Ahora mismo lo único que puedes hacer por tu hermano es rezarle a los dioses para que le ayuden.

- Por supuesto, iré al bosque de los dioses antiguos.- asintió Eilidh entendiendo que su presencia en esa habitación no era bienvenida y nunca lo sería.- Pequeño, entra para darle apoyo a Bran.- acarició la cabeza del lobo de su hermano antes de que este se colase por la puerta y se subiese en la cama para apoyarse sobre el regazo de Bran.

Nieve en verano (GoT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora