VI

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- Buenos días.- saludo Eilidh al entrar a la habitación de Bran con Robb detrás suya.

El niño había despertado al poco tiempo de que Lady Stark partiera y aquello había alegrado un poco el corazón de todos.

- ¿Qué le estás contando ahora?- preguntó Ron a la Vieja Tata.

- Solo lo que el pequeño señor quiere oír.

- Véte a cenar, quiero estar con él.- tal como ordenó, la anciana se levantó y dejó a los tres hermanos solos.- Una vez me contó que el cielo es azul porque vivimos en el ojo de un gigante de ojos azules.

- Quizás sea así.- dijo Bran serio, desde que despertó toda su actitud risueña había desaparecido.

- ¿Cómo te encuentras?- preguntó Eilidh sentándose en su cama.- ¿Sigues sin recordar?- preguntó peinándole el cabello con los dedos.

- Bran.- su hermano le llamó.- Te he visto trepar mil veces, con viento, con lluvia, mil veces. Nunca te caes.

- Esta vez me caí.- sentenció en niño.- Es cierto, ¿verdad? Lo que el maestre alguien dice de mis piernas.- Robb asintió con la mandíbula apretada.- Preferiría estar muerto.

- No digas eso.- le regañó su hermana.

- Preferiría estar muerto.- volvió a repetir.

- Quizás no vayas a poder volver a andar, ni ser caballero, pero aprenderás a vivir con ello.- dijo Eilidh.- Te quedan muchas más cosas que hacer.

Dejó un beso sobre su frente y se levantó, con Ron a su lado fue hasta la salida. Los dos estaban preocupados por su hermano pequeño, no tanto por su salud, si no por su actitud, parecía estar sumido en un mar de oscuridad. Entendían que su situación debía ser dura, pero les seguía doliendo verle así.

- Tranquila, sólo le hace falta tiempo.- dijo Robb.- O eso espero. Encontrare a alguien que le ayude a ir de un lado a otro.

- ¿Qué va a suceder con todo esto?- preguntó Eilidh.- ¿Vamos a entrar en batalla contra los Lannister?

- Espero que se puede arreglar de otra forma antes de llegar a eso.- respondió Robb.- Pero si es necesario, iremos contra ellos.

- Sabes de sobra que siempre estaré a tu lado, somos hermanos.- le recordó la castaña.- Aunque no compartamos apellidos.

- Lo sé, y sabes que eso no me importa.- dijo Robb.- Eres mi hermana, no hay más.

- Echo de menos a Jon.- confesó la chica.

- Yo también, nadie me daba tan buenos combates como él.

- Eso es porque no has combatido contra mi.- rebatió Eilidh.- Recuerda que tú fuiste entrenado por ser Rodri, pero yo por padre.

Se veía mal que un bastardo fuese entrenado junto a sus hermanos, aún así a Jon se le permitió, era un barón después de todo. Pero ella, además de bastarda era mujer, así que para ahorrarse las malas miradas y quejas, Eddard la enseñaba "en secreto".
Esos momentos que compartía con su padre eran su cosa favorita, esperaba ansiosa cada día. Era de las pocas veces que se olvidaba de su situación y simplemente disfrutaba de un momento padre-hija. En esos momentos no se sentía como el mayor error en la vida de su padre, era simplemente su hija, nada más.

La inesperada visita de Tyrion Lannister junto a un guardia de la noche llegó a Invernalia.
Robb no se veía feliz de tener al enano en su hogar, pero el rubio había traído los planos de una silla para Bran, para que pudiese montar a pesar de su inmovilidad en las piernas.

Aún así se notaba que no era bienvenido, y a pesar de la invitación de Robb a quedarse, el Lannister decidió hospedarse en una posada.

- ¿Sucede algo?- preguntó Eilidh al ver como Theon miraba al enano marchar con la mirada perdida.

- No.- respondió seco.- No pasa nada.

- ¿Te ha dicho algo?- volvió a preguntar.

- Te he dicho que no.- dijo con enfado.- Deja de ser tan insistente.

- Esta bien, perdona.- se disculpó sin saber muy bien por qué.- Solo quería ayudarte, pero ya veo que no estás de humor.

- No, no lo estoy.- dijo yéndose dejando a la chica sorprendida.

- Capullo.- murmuró.

Vio a Hodor cargando a Bran a lo lejos, camino hasta ellos aún insultado a Theon en su mente por su comportamiento de mierda.

- ¡Hodor!- el hombre al escucharla se paró y se giró.- Quería ver los planos que te ha dado ese Lannister.

- Aquí están.- dijo Bran mientras se los extendía.- ¿Crees que funcionará?

- Espero que si.- dijo con una pequeña sonrisa.- Si no, encontraremos otra manera, juntos.

- Gracias.- murmuró el niño.

El corazón de Eilidh se encogió al ver el rostro triste de su hermano pequeño, si estuviese en su mano, le daría sus piernas con tal de no verlo sufrir. Le cambiaría el lugar sin dudarlo, pero lo único que podía hacer era apoyarlo en todo y tratar de ayudarle en lo que le fuera posible, aunque no había mucho que hacer en su situación. Tampoco podía hacerle falsas ilusiones sobre volver a caminar, porque luego la realidad le golpearía y acabaría siendo peor.

Nieve en verano (GoT)Onde histórias criam vida. Descubra agora