XLV

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Jon, Davos y Eilidh habían partido hacia Rocadragón para presentarse ante la Targaryen que también se había autoproclamado reina. 

- El bastardo de Invernalia.- dijo Tyrion al verles llegar. 

- El enano de Roca Casterly.- contraatacó Jon, aunque acabó con una sonrisa. 

- La ultima vez nos vimos en la cima del muro.- le extendió la mano para estrechársela. 

- Orinabais por el borde, sino recuerdo mal.- completó Jon.- Por el camino habéis cosechado cicatrices.

Tyrion ahora tenía una gran cicatriz que atravesaba su rostro de lado a lado. 

- Ha sido un largo camino.- suspiró.- Aunque veo que no soy el único.- miró de reojo a Eilidh. 

Eilidh dio unos pasos al frente y le extendió la mano para estrechársela, tal y como había hecho con Jon.- Soy Eilidh Nieve. 

- A pesar del gran cambio, os he reconocido.- dijo Tyrion dejando un beso sobre su mano.

- Davos Seaworth.- el hombre fue hasta su altura y también estrechó su mano con la del Lannister. 

- El caballero de la cebolla.- lo llamó Tyrion.- Nos enfrentamos en la batalla del Aguas Negras.

- Para mi desgracia.- respondió ser Davos. 

- Missandei es la más fiel consejera de la reina.- presentó a la chica morena de su lado. 

- Bienvenidos a Rocadragón, nuestra reina saber que el viaje ha sido largo y agradece que por ella hacéis.- habló la consejera.- Si no os importa entregar las armas. 

Los tres se miraron desconfiados, pero Jon acabó accediendo. Tanto el como ser Davos entregaron sus espadas, pero ninguno de los guardias de la reina se acercó a Eilidh, así que, como acostumbraba, conservó su daga bajo su vestido. Mientras les quitaban las armas, los guardias cogieron la barca en la que habían llegado, quitándoles cualquier oportunidad de escapar.

- Por aquí.- les sonrió Missandei. 

- ¿A qué se debe todo esto?- le preguntó Eilidh entre susurros a Jon.- Entiendo que desconfié, pero nosotros también lo hacemos. 

- Trata de no mostrarte demasiado desconfiada.- le contestó Jon también en susurros.- Se que no has entregado tu daga. 

- ¿Qué tal Sansa?- la voz del enano les sorprendió a ambos.- Creo que esta sana y salva. 

- Así es.- asintió Jon.

- ¿Me echa de menos?- preguntó burlón.- Un matrimonio de pega, y no consumado. Es mucho más lista de lo que aparenta. 

- Ya empieza a notarse.- sonrió Jon. 

Eilidh se alejó de los dos hombres mientras subía las interminables escaleras al castillo en silencio. Durante el camino, un dragón les sobrevoló provocando que los tres invitados se agachasen asustados.

- Llegas a acostumbrarte.- Missandei le ayudó a levantarse.- La reina ha de haberlos llamado. 

- Puedo imaginarme por qué.- Eilidh se levantó sin ayuda y siguió su camino en silencio.

No estaba contenta con esta visita, ni con la Targaryen que osaba llegar a Poniente después de años reclamando un trono que no le pertenecía. El trono de hierro no tenía dueño, cada vez estaba más segura de eso, fuese quien fuese quien lo ocupase, acabaría siendo corrompido por él. 

Cuando por fin llegaron a la parte más alta, tuvo que limpiarse le sudor de la frente con el dorso de la mano. 

Las grandes puertas del salón principal se abrieron ante ellos y, con la imagen de una mujer de cabellos platinos sentada en el trono del castillo, entraron. Se veían demasiado pequeños a comparación con todo lo que les rodeaba. 

Nieve en verano (GoT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora