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La petición con los salvajes había ido bien. Al principio no habían estado de acuerdo con luchar en una guerra que no fuese contra los caminantes blancos. Pero su única oportunidad de seguir con vida tras el muro era que los Bolton fuesen derrotados y sin sus guerreros esa victoria no era posible.

Llegaron a los territorios de los Mormont. En el modesto salón les recibió Lyanna Mormont, la señora de la Isla de Oso con a penas diez años.

- Bienvenidos a la Isla del Oso.- Jon y Sansa se miraron sin saber que debían decir.

- Recuerdo cuando nacisteis, mi señora.- habló Sansa.- Os pusieron el nombre de mi tía Lyanna, dicen que vuestra madre era muy bella como lo sois vos.

- Lady Mormont era una gran guerra y una mujer honorabe.- dijo Eilidh ganándose la atención de la niña. Si era igual que su madre, le complacería más ese algo.- Murió combatiendo junto a Robb, pero tuve el placer de poder conocerla.

- Se por habladurías de vuestro valor en batalla, Eilidh Nieve.- dijo lady Mormont tratando de disimular la idolatría que le tenía. Pocas veces se había hablado de una mujer en la guerra. - Estoy segura de que mi madre y vos os llevasteis bien.

- Así es, mi señora.- Eilidh sonrió.

- Basta de charlas.- las facciones de Eilidh volvieron a estar serias.- ¿A qué venís?

- Stannis Baratheon se acuartelo en el Castillo Negro antes de marchar sobre Invernalia y morir.- habló Jon.- Me mostró la carta que le escribisteis cuando os solicitó hombres, decía...

- Recuerdo lo que decía.- lo interrumpió.- La islas del Oso no conoce más rey que el rey en el Norte de apellido Stark.

- Robb ha muerto.- dijo Jon.- Pero la casa Stark no. Y ahora precisa vuestro apoyo más que nunca. Vengo con mi hermana a pedir la lealtad de la casa Mormont.

Lyanna se giró hacia uno de sus consejeros y comenzaron a hablar en susurros para que nadie más pudiese escucharles.

- Por lo que tengo entendido sois un Nieve, y lady Sansa una Bolton, o quizás una Lannister. Me han llegado informes contradictorios.

- Hice lo que debía hacer para sobrevivir, mi señora.- se defendió Sansa.- Pero soy una Stark, siempre seré una Stark.

- Si vos lo decís.- se burló.- En cualquier caso, no solo queréis mi lealtad, queréis mis soldados también.

- Ramsey Bolton no puede conservar Invernalia, mi señora.- dijo Jon.- Y más sabiendo que tiene a nuestro hermano Rickon prisionero. Lo que debéis entender mi señora, es que...

- Solo entiendo que soy responsable de la isla del Oso y cuantos viven aquí.- Lyanna lo interrumpió.- ¿Por qué iba a sacrificar a un Mormont más por una guerra ajena?

- Luché con vuestra madre, por mi hermano Robb Stark, el rey el Norte.- dijo Eilidh.- La casa Mormont le juró lealtad, y ahora estamos luchando por él y por nuestro padre, por su honor. Se que amáis el Norte al igual que nosotros, por eso no podéis permitir que siga en manos de los Bolton, van a destrozarlo, mi señora. Se que estáis en una situación difícil, mandar hombres a una guerra siempre es complicado, pero debemos luchar por el Norte.

- Mi señora.- ser Davos dio un paso al frente.-Esta no es una guerra ajena, es nuestra guerra. Vuestro tío, el Lord Comandante Mormont eligió de mayordomo a Jon Nieve, lo eligió para sucederlo porque sabía que tenía valor para obrar rectamente, aunque tuviese que dar la vida. Porque Jeor Mormont y Jon Nieve, comprendían que la auténtica guerra no es entre unas cuantas casas rivales, es entre los vivos y los muertos. Y no os equivoquéis, mi señora, se acercan los muertos.

- ¿Eso es cierto?- preguntó con el tono tajante que había mantenido desde el inicio de la conversación.

- Vuestro tío los combatió en el Puño de los Primeros Hombres, yo en Casa Austera. Ambos perdimos.- respondió Jon.

- Mientras los Bolton tengan Invernalia, el Norte estará dividido, y un Norte dividido no podrá resistir al rey de la Noche.- dijo Davos. - Deseáis proteger a vuestro pueblo, mi señora, y os entiendo. Pero no so podéis inhibir.

- Lady Mormont, el invierno se acerca.- dijo Eilidh.- Debemos luchar, y debemos hacerlo juntos.

Con la mirada fija sobre la rubia, Lyanna mandó callar a su maestre.

- La casa Mormont tiene fe en la casa Stark desde hace un milenio. No quebrantaremos esa fe hoy.

- Gracias, mi señora.- Jon dio paso al frente.- ¿Cuántos soldados podemos esperar?

- Sesenta y dos.- dijo tajante.

- ¿Sesenta y dos?- preguntó Jon, aquello no les daba ni para empezar.

- Nuestra casa no es grande, pero si orgullosa. Y cada hombre de la isla del Oso lucha con la fuerza de diez del continente.

- Si son solo la mitad de fieros que su señora, los Bolton están perdidos.- concluyó ser Davos.

- Os admiro, Eilidh Nieve.- la rubia la miró sorprendida.- He de admitir que disfrutaba escuchando las historias que llegaban sobre vos en batalla. Una mujer siempre acompañada por su lobo huargo. Seguisteis a vuestro hermano a la guerra a pesar de que a las mujeres siempre se les ha dicho que ese no es su lugar.

- Tal y como vuestra madre, mi señora.- dijo Eilidh.- Estoy segura de que vos sois tan buena guerrera como ella.


Después de visitar a los Mormont continuaron con más pequeñas casas. Habían conseguido reunir a dos mil salvajes, doscientos Hornwood, ciento cuarenta y tres Dustin y sesenta y dos Mormont. No era lo que esperaban, necesitaban más hombres, pero no tenían tiempo. Jon y Sansa habían discutido sobre eso, Jon quería atacar ya, y Sansa esperar a que reuniesen un ejército mayor.

- ¿Tú qué piensas, Eilidh?- le preguntó Sansa.

- ¿Importa?- se burló la rubia, llevaban todo este tiempo sin prestarle un mínimo de atención.- Creo que si queremos recuperar a Rickon con vida debemos actuar ya, pero no estamos preparados para hacerlo. En conclusión, estamos en la mierda.

- No se va a discutir más.- dijo Jon.- Debemos atacar cuanto antes, no vamos a poder conseguir más hombres.

- Quizás podrías enviarle una carta a alguno de los amigos que hiciste en Desembarco del Rey.- le dijo Eilidh a Sansa una vez estuvieron solas.

- ¿A qué te refieres?- preguntó Sansa confusa.

- Puede que consigas engañar a Jon, pero a mi no.- rio.- Se como te enteraste de lo del Pez Negro en Aguasdulces.- los ojos y la boca de Sansa se abrieron levemente.- Nos mentiste, pero eso no importa ahora. Se inteligente y juega bien las cartas que tienes.

- Hablas como si esto fuese un juego.

- Estamos dentro del juego desde que padre murió.- respondió Eilidh.- Y o ganamos o morimos. Debemos hacer cualquier cosa por mantenernos con vida. Todos.

Nieve en verano (GoT)Where stories live. Discover now