XXXI

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Eilidh llevaba días caminando sola entre la espesa nieve. Avanzaba lento y a penas comía. No porque le faltase la comida, Brandr cazaba para él y para ella, si no porque no quería comer más que lo justo, era su forma involuntaria de buscar la muerte.

Levantó el rostro lentamente, ante ella estaban las puertas del Castillo Negro, en su entrada un estandarte que conocía de su tiempo con Robb, era el venado de Stannis Baratheon.

Avanzó arrastrando los pies con las pocas fuerzas que pudo sacar.

- ¿Quién eres?- preguntó uno de los guardias al verla.- ¡Deja de acercarte!

Eilidh solo pudo levantar las manos a la vez que caía de rodillas en la nieve. Los dos guardias que custodiaban las puertas de acercaron a ella tomándola de los brazos y arrastrándola sin cuidado alguno al interior de la fortaleza.

En cuanto los dos hombres entraron con la rubia todos los ojos de posaron en ellos. Todos comenzaron a armar barullo a su al rededor.

- ¿Qué está sucediendo?- una voz dura de alzó sobre el resto, una voz que hizo que los labios de Eilidh trataran de sonreír.

El dueño de la voz se acercó a paso firme tratando de averiguar que estaba sucediendo.

- Lord Comandante, encontramos a esta muchacha en la puerta.

Eilidh hizo uso de las pocas fuerzas que poseía y se puso en pie. La llegada de Brandr por las puertas le dio una pista a Jon sobre quién se trataba.

La chica levantó el rostro, frente a ella están su hermano, a penas había cambiado aunque se veía más mayor, además de que una cicatriz adornaba cada uno de sus ojos.
Jon por su parte la miró confuso, lo primero que vio fue su cabello rubio y su ojo vendado, después se fijo en sus rasgos, era el rostro de su hermana, de eso estaba seguro. Estaba notablemente más delgada y pálida, pero siempre la reconocería, a pesar de que pensaba que había muerto junto a Robb. 

Los dos aún en shock dieron un paso torpe hacia delante antes de correr el uno a los brazos del otro.
Jon la sostuvo en sus brazos con firmeza pero con cuidado, sentía que con un movimiento en falso la rompería.

Receloso de intimidad, pasó un brazo por sus hombros y la guio al interior del castillo, a una habitación en la que poder estar a solas.

- Pensé que estabas muerta.- murmuró Jon volviendo a atraerla hacia él.- Creí que nunca volvería a verte.- lloró en su hombro.

- Me dieron una segunda oportunidad.- lloró también Eilidh.- Llevaba tanto tiempo sin saber nada de ti.

- Fueron muchas las veces que me arrepentí de dejarte- se separó de ella para observarla con claridad.- Si me hubiese quedado en Invernalia no hubiese permitido que nada te pasará. Perdóname por dejarte sola. 

Entre sus manos acunó su rostro, limpiando algunas lágrimas por el camino.

- ¿Qué es lo que te ha pasado?- preguntó mirándola.- Tu pelo y tú ojo...

- El pelo simplemente cambio.- respondió levantando los hombros.- El ojo me lo hirieron durante mi paso por Invernalia.

- ¿Estuviste en Invernalia?- preguntó preocupado.

- En mi camino hasta aquí pasamos por allí, pero la rodeamos por el bosque de los lobos.- explicó.- Durante la noche no pude evitarlo y me escabullí para entrar a casa, vi a Theon allí.- Jon abrió los ojos sorprendido.- Estaba en un estado deplorable, al principio ni se reconocía a si mismo. Trate de sacarlo de allí pero no pude.- su relato fue interrumpido por las lágrimas.

- Tranquila.- Jon le acarició el cabello.- No es tú culpa.

- Maté a uno de los guardias, pero logré escapar. Aún así salieron a buscar quien había sido, al día siguiente nos encontraron y mataron a... a alguien bueno, por mi culpa.- el recuerdo de Ezra vino a su mente.- ¡Oh, iba con un tal Samwell Tarly, me dijo que era tu amigo!

- Lo sé, él mismo me lo contó.- le besó la frente.- Cuando me lo dijo me sorprendió, pensé que habías muerto con Robb, pero luego me dijo que lo más probable es que hubieses muerto en Invernalia cuando ellos escaparon.

- Lo hubiese hecho, pero creyeron que no era yo a quien buscaban.- relató.- Aun así salí herida.

- Déjame verlo.- comenzó a quitarle con cuidado la venda.

La zona estaba llena de sangre seca y la herida había comenzado a cicatrizar, pero lo que le llamó la atención a Jon fue el color de su ojo.

- Pediré que te preparen comida y un baño, le pediré al maestre Aemon que venga verte la herida.

- Por lo que he escuchado eres Lord Comandante.- dijo con una muy leve sonrisa.- Padre estaría orgulloso.

- Tienes que descansar.

Jon la acompañó hasta su habitación. No tardaron en traerle comida y el maestre Aemon junto con Sam se presentaron allí cuanto antes.

El anciano había traído utensilios para curarle la herida, pero al igual que Jon se quedó perplejo al ver el color del ojo.

- Me alegro de verte viva.- le dijo Sam con una sonrisa.- Arriesgaste tu vida por nosotros, no se si alguna vez podré agradecértelo como se merece.

- No hay nada que agradecer.- murmuró la chica sin quitar la mirada del anciano que curaba su herida.- Yo fui quien nos puso a todos en peligro. ¿Cómo se encuentra el pequeño Sam?

- Bien, sano.- respondió sonriente.

- Ya está, niña.- el maestre de alejó de ella.- ¿Siempre fue de ese color?

- ¿Disculpa?- la chica pregunta confusa.

- Tú ojo, Eilidh.- respondió Jon.- Es de color lila.

- Debió de cambiar cuando me hirieron, no veo nada por él.- respondió llevándose las manos a este.- No entiendo porque ha cambiado de color.

- Nunca había visto algo así.- murmuró el anciano.- Buscaré en libros.

Sam y maestre Aemon se fueron dejando a los dos hermanos solos.

- He pedido que te preparen un baño, volveré cuando acabes.

- No, por favor, no te vayas.- le pidió suplicante.- Llevo demasiado tiempo sola.

Jon asintió ante la petición de su hermana, y desde los ojos de un hermano, le ayudó a frotarse con el trapo. Fue ahí cuando vio la cicatriz en el centro de su pecho, pero no le preguntó, no era momento de hablar de eso.

Cuando terminaron, le ayudó a vestirse y la tumbó en la cama junto a él. La chica se abrazó a su torso y lloró sobre él.

En Invernalia siempre habían compartido cuarto, y normalmente era él quien acudía a su cama cuando no podía dormir, la chica nunca dijo nada sobre eso ni lo uso como burla. Cada noche que acudía a ella, le hacía un hueco en su cama y le acariciaba el cabello hasta que se dormía. Ahora era su turno, aunque él tampoco pudo evitar llorar al tenerla de nuevo junto a él.

Nieve en verano (GoT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora